lunes, 19 de abril de 2010

RAZÓN DE SER



Creo que la lección que más me está costando aprender en esta vida es aceptar que las cosas son, ni más ni menos, como tienen que ser! Aceptar que lo que pasa obedece a algo que se nos escapa de las manos y que siempre es lo mejor que nos puede pasar, es algo difícil de asumir, sobre todo para personas que, como yo, siempre nos ha dado la sensación de haber sido protagonistas -cuando no, culpables- de todo lo que sucede o ha sucedido en nuestra vida.

Durante muchos años pensé que el mundo no giraría si yo dejaba de pedalear para que lo hiciera. Ese es el típico síntoma del hiperactivo, esa persona que va y viene por delante nuestro, mientras nosotros ni siquiera hemos llegado! Y es que en nuestro mundo loco y ansioso, las personas parecen obligadas a imponerse la velocidad, la hiperactividad y el atolondramiento. Pero, aparte del estrés y la ansiedad que vivir así produce, ese fenómeno es algo que, evidentemente, al mundo le gusta y, de alguna manera, premia, reconociendo públicamente a los más rápidos jugadores de esta partida de cartas que es la vida! "Corre, no pares" parece insistirnos nuestra mente ante cualquier episodio en nuestra vida, "tu puedes ir más rápido". De esta manera, surfeamos por los acontecimientos, zigzagueamos por entre los obstáculos... sin apenas darnos cuenta de lo que pasa alrededor nuestro, ni de quien está a nuestro lado compartiendo esa interminable carrera llamada vida!

Pero, con el tiempo y por cualquier causa inesperada, la vida nos rescata de la prisa y, llegado el momento oportuno, nos impone la quietud. ¿Una enfermedad, una ruptura súbita, un parón obligado...? De repente, todo se calma en nuestra vida atolondrada... y sentimos miedo de estar quietos, sin más! Y es que no estamos acostumbrados a la quietud, ni al silencio, ni a la soledad... todas ellas tan necesarias para reencontrarse con uno mismo! Para explicar esos momentos de parón súbito ya hace años solía utilizar una imagen típica de los dibujos animados infantiles: cuando el personaje (Correcaminos, por ejemplo) paraba de golpe y el escenario seguía corriendo ante su sorpresa, permitiéndole observar todo aquello que le rodeaba y había djado detrás en su carrera. Es como si en un coche lanzado a gran velocidad frenáramos de golpe... y la carretera, los árboles, las señales y las gentes que estaban detrás continuáran a la misma velocidad y nos sobrepasaran ante nuestra atónita mirada! Sin duda, tendríamos miedo de ver tantas y tantas cosas pasadas... y que a penas nos habíamos percatado de su existencia a nuestro veloz paso!

En la vida de cada uno de nosotros suceden a diario muchas cosas, desde grandes acontecimientos a detalles sin mayor importancia... pero todas ellas necesarias, pues conforman nuestra realidad y nuestra vida, además del ser el escenario de lo que sentimos en ella. Si vamos muy rápido, nuestra retina no tiene tiempo de ver cada una de esas cosas que suceden a nuestro alrededor, pero sí son observadas por nuestra Conciencia. Y nuestra mente solo utiliza lo que la retina capta para intentar entender la vida... obviando todo eso otro que pasa, pero que impacta solo en nuestra Conciencia! Por eso, frente a un suceso del que no somos plenamente conscientes, nuestra Conciencia genera una emoción que nuestra mente ciega es incapaz de ver y de procesar! ¿Intuición, ilusión... o solo la realidad, que apenas la habíamos percibido?

Pero, para pararse uno, se ha de tener valor, porque en la quietud de la Conciencia y del Alma uno se encuentra con sentimientos y sensaciones que desconoce... pero que, sin duda, existían ya en el interior de su ser y desde siempre! Y es en la Conciencia donde uno encuentra esa paz que dice buscar desesperadamente fuera y desde siempre... que explica todo lo que sucede en nuestra vida, lo acepte o no en ella nuestra mente! La mente gestiona ilusiones a partir de solo lo que ve y/o lo que quiere ver, pero se le escapan miles de detalles que conforman nuestra realidad más real y auténtica. En nuestra Conciencia -ligada al Cósmos desde el Alma- todo tiene su propio sentido y su significado en cada momento de nuestra vida! No hay que buscar ese sentido... solo hay que sentirlo desde dentro, donde está agazapado esperando que queramos o tengamos el valor de sentirlo! Desde nuestra mente obervando nuestro mundo exterior todo es un caos... en el que deseos, anhelos, sueños, son ilusiones fabricadas a partir de una realidad sesgada por la razón! Y una ilusión no nos permite siquiera dudar, es o no es... y en cambio, la realidad siempre puede dudarse, enmendarse y hasta cambiarse... si uno se empeña! La duda es un privilegio del ser humano... nunca podría hacerlo una flor, ni un pájaro, ni una roca, ni un astro! Dudar, cuestionarse uno mismo y a la vida a partir de la realidad es el camino para cambiar las cosas, para evolucionar, para crecer!

Te traigo de nuevo un fantástico texto de Cori, en el que habla del sentido de las cosas. Donde ella pone "razón", yo prefiero hablar de "sentido", precisamente porque es la mente quien genera razones "razonables"... y precisamente ese sentido que tiene todo en nuestra vida es dificilmente intelegible para nuestra mente limitada. Disfruta del texto y extrae tus propias conclusiones...


"TODO TIENE UNA RAZÓN DE SER"

Algunas veces las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa porque debe de ser así para servir un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar.

Tú no sabes quienes son estas personas, pero cuando ...o fijas tu ojos en ellos sabes y comprendes que ellos afectarán tu vida de una manera profunda.

Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad entiendes que si no superas estas cosas nunca hubieras realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón. Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad o por la suerte... enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterias, todo ocurre para probar los límites de tu alma. Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa. Una carretera directa sin rumbo a ningún lugar, plana, cómoda y segura, más empañada y sin razón.

La gente que conoces afectan tu vida, las caídas y los triunfos que tú experimentas crean la persona que eres. Aún se puede aprender de las malas experiencias. Es más, quizas sean las más significativas en nuestras vidas.

Si alguien te hiere, te traiciona o rompe tu corazón le das las gracias porque te ha enseñado la importancia de perdonar, la confianza y a tener más cuidado de a quien le abres tu corazón.

Si alguien te ama, ámalos tu también no porque ellos te aman sino porque te han enseñado a amar y a abrir tu corazón y tus ojos a las cosas pequeñas de la vida. Haz que cada día cuente y aprecia cada momento además de aprender de todo lo que puedas, porque quizás más adelante no tengas la oportunidad de aprender lo que tienes que aprender de este momento. Entabla una conversación con gente que no hayas dialogado nunca y actualmente escúchalos y presta atención.

Permítete enamorarte, liberarte y poner tu vista en un lugar bien alto. Manten tu cabeza en alto porque tienes todo el derecho de hacerlo. Repítete a ti mismo que eres un individuo magnífico y créelo, sino crees en ti mismo nadie más lo hará tampoco.

Crea tu propia vida, encuéntrala y luego vívela.

Cori Caniza

 

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