miércoles, 16 de junio de 2010

¿TE CREES INCAPAZ DE ALGO?



En la mayoría de los casos, querer es poder y, sin duda, nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. Si a un niño de corta edad le dices constantemente -y, lo que es peor, lo tratas así- que es un desordenado, ese niño llegará a ser un desordenado y aceptarse -o resignarse- a ser tal como le diagnostican sus mayores. Así, desde pequeños y, a pesar del cariño de nuestros progenitores y maestros, ellos son los que conforman nuestra personalidad, nuestras capacidades e incapacidades. Simplemente porque, desde pequeños, acatamos esas afirmaciones y sugerencias que hacen los demás ante nuestro comportamiento y aptitudes. No cuestionamos, no nos rebelamos... simplemente aceptamos e interiorizamos lo que nos dicen de nosotros sin procesarlo y lo aceptamos por decirlo quien lo dice.

Como suelo decir, a mi se me promocionó y celebró mi habilidad como dibujante y artista plástico. Ello me ha hecho pensar y considerarme a mí mismo como un artista. Si en vez de esto, se me hubiera potenciado y premiado mi habilidad hacia la música (mi otra gran debilidad), hoy tal vez sería cantante o músico. De hecho, acepté el rol que sutilmente -y no sin cariño- me adjudicaron. Es de mayor cuando, quizás, uno es capaz de darse cuenta de que tiene otras habilidades que desconocía. Y, ante tal evidencia, uno es libre de renunciar a ese posible descubrimiento o bien cuestionarse a sí mismo y reencontrarse con esa nueva competencia, hasta entonces desconocía. Romper límites! Nunca es tarde cuando la dicha es buena, como se dice popularmente. Solo hay que tener el valor de cuestionarse... y de tentar al destino -predestinado y no siempre justo con nosotros mismos- para comprobarlo!

Eso tiene una consecuencia inmediata. Considerar que casi siempre lo que nos limita ante algo nuevo es nuestra propia desconfianza en nosotros mismos o en nuestra capacidad de transgredir nuestros esquemas y concepto de nosotros mismos. Sin duda, querer es poder! Por otro lado, como padres, tener esa especial sensibilidad y respeto hacia nuestros hijos para intuir esas capacidades de ellos que debemos potenciar y, en cualquier caso, estar bien atentos en no dirigir sus vidas hacia un camino que no responda a sus verdaderas dotes innatas, no reprimir sus impulsos -incluyendo su derecho a equivocarse para aprender- y crearles la confianza en sí mismos de que lograrán cuanto se propongan en la vida! Querer es poder! Yo, a mi hija de corta edad, siempre le digo que en esta vida logrará lo que se proponga cuando se lo proponga, siempre y cuando tenga el valor de imponer su criterio ante la manipulación cariñosa y desinteresada de sus padres y profesores. Estoy cultivando su auoestima como persona capaz de aprender lo que quiera. Intento no conducirla hacia lo que yo esperaría de una hija como ella o de lo que yo no fui capaz de alcanzar, como muchos padres que erran intentando repetir su propia vida en la de sus hijos, intentando evitar sus errores y logrando cumplir sus propios sueños... evidentemente ignorando los singulares y lícitos intereses de sus hijos! Ni que decir tiene que eso, contra todo pronóstico, es una falta de respeto y por tanto de verdadero amor por sus hijos, como personitas capaces!

Aquí te traigo un texto sobre nuestra capacidades personales y nuestra -demasiado frecuente- auto-impuesta incapacidad de llevarlas a buen término. Extrae tus propias conclusiones...


(...) Por eso es tan importante entrenarse, ejercitarse en la capacidad de mantener la atención centrada. Por eso hay que apartarse de ciertas compañías, de esas personas que son como agujeros negros, que merman nuestra energía, nuestra eficiencia y nuestra salud. Son personas que parece que sólo disfrutan recordándonos de manera continua todo lo que está mal en el mundo, todo lo que es imposible de alcanzar y todo lo que hay de defectuoso en nosotros o en los otros.

Si les prestamos atención, acabaremos viendo la realidad como ellos. Tal vez sea lo que buscan para sentir que controlan otras vidas, más no creo que sea lo que a nosotros, en el ejercicio de nuestra libertad, más nos interese elegir.

Posiblemente, muchos de nosotros hemos oído hablar del test de cociente intelectual, que, durante muchos años, se consideró que medía la inteligencia de una persona. Es curioso que cuando a una serie de jóvenes se les ayudó a desenmascarar algunas de esas convicciones profundamente limitantes que tenían sobre quiénes eran y a transformarlas en convicciones más positivas, consiguieron elevar de forma extraordinaria su cociente intelectual. Esto significa, ni más ni menos, que algunas de nuestras convicciones pueden limitar de forma muy importante el despliegue de nuestra inteligencia

Resumen final

Debajo de muchos de sus miedos más profundos, no existe una incapacidad real para enfrentarse a ellos, sino la convicción de que usted es incapaz.

Dr. Mario Alonso Puig, “Reinventarse".

 

Tell me when this blog is updated

what is this?