sábado, 24 de enero de 2009

¿VIVIR MÁS...O MEJOR?



Uno, a veces, cree que el mundo se ha vuelto loco! En un momento en que hay una crisis de identidad, de valores, de falta de referentes... en una palabra, de sentido de la vida, aún hay personas obstinadas en alargarnosla! Y es que una vida sin sentido y dirección siempre se siente demasiado larga!Estoy a favor de los adelantos científicos que procuran dilatar el bienestar físico y la calidad de vida ante el proceso de envejecimiento de nuestro cuerpo, pero alargar la vida porque sí, me parece absurdo, pues creo que es simple vanidad humana para demostrar que el ser humano está por encima de las circunstancias vitales y/o divinas. ¿No se parece en algo a la bíblica provocación y desobediencia de Adán y Eva comiéndose la manzana prohibida en el presunto Paraiso? Por cierto, manzana -y permíteme una ironía en este tema tan serio- que solo degustarán algunos, en este caso los menos necesitados, es decir, los que tienen dinero para pagarla al precio que sea, porque es evidente que al Tercer Mundo no llegarán la sabrosas y pecaminosas manzanas!

¿A favor o en contra del ser humano?

En todo caso, esta vanidad humana, innecesaria y egocéntrica, seguramente no tiene en cuenta algo importante en un avance de este tipo. Las consecuencias psicológicas y sociales que una mayor duración de la vida traerán consigo. Si una simple y epidérmica operación de cirugía estética ya provoca algún que otro transtorno en la personalidad de según quien, solo hay que imaginarse cómo le afectará a una persona prolongar su vida 20 ó 30 años más. Aparte, claro está, de las consecuencias sociales que esto traerá consigo en un mundo que, cada vez más, todo "se usa y se tira" (aunque haya cambiado el término y hoy se "recicle") y se desprecie lo que no le es útil y/o produzca. O se aparca o se oculta, en el caso de la vejez, para que no moleste demasiado.

¿Solo para el cuerpo?

Pero ya dentro del ser humano, a demasiadas personas les cuesta encontrar el sentido y entender su propia -y, según parece, corta- vida, para que encima alguien se obstine en alargársela. Y por no mencionar las muchas personas -sobre todo jovenes, paradógicamente- que actualmente evidencian tener más miedo a la vida que a la propia muerte, aficionándose al escapismo de las drogas o el alcohol, los deportes de riesgo o, en el extremo, las tentativas de suicidio. La vida -esta y las otras, según cada credo- tiene un sentido propio y elevado en el desarrollo y crecimiento de la persona. La adaptación de la materia corpórea y la psique humana a este proceso vital ya es difícil, pues exije una permanente adaptabilidad a cada cambio, a cada etapa, a cada edad. Un ejemplo suficientemente evidente es la -a veces traumática- adolescencia, que no es más que el proceso temporal y necesario para favorecer el crecimiento físico y mental... aunque a veces parezca tan solo pilotado por las hormonas revolucionadas! O, en este caso concreto de la mal llamada tercera edad, el mal trago de las personas que, una vez cesa su vida profesional y productiva, se sienten vacías y se perciben a sí mismos como una carga más para la sociedad. Solo hay que visitar alguna residencia geriátrica o un parque público de una gran ciudad o, simplemente, recordar que la mayoría de los indigentes actuales que deambulan por la calle de cualquier urbe cosmopolita son venerables ancianos, para darnos cuenta que, más allá del paulatino y natural desgaste del cuerpo humano, hay algo mucho peor que es el desgaste del alma. Para unas personas que, a pesar de su avanzada edad, muchas aún apenas han sabido -o podido- encontrar el necesario y verdadero sentido a su ya larga vida, para tener ahora que sentirse vacíos, solos e inservibles. ¿Alargar su vida nos va a permitir encontrar al fin este sentido? ¿Estirar el cuerpo algunos años más nos garantizará una mejor calidad de vida y, sobre todo, de experiencia vital? ¿No estamos fijándonos -de nuevo- más en la carrocería del automóvil, que en el verdadero motor que lo impulsa, es decir el alma?

Aquí un artículo que habla sobre los adelantos científicos para alargar la vida. Juzga tú mismo... están hablando también de tu vida!


Aubrey de Grey, gerontólogo, dirige Estrategias de Bioingeniería contra el Envejecimiento "La calidad de la vejez se decide en la gestación". LLUÍS AMIGUET- La Contra de La Vanguardia, 23/01/2009

Cada año que sobrevivimos aumentamos en tres meses nuestra esperanza de vida...

¿Pero para qué quiero malvivir un poco más?

Esa es una idea equivocada: no prolongamos la vejez, sino que la estamos postergando. Los años que una generación vive más que la anterior no se añaden a los de vejez, sino que alargan los de juventud: no hace tanto había ancianos biológicos de 40 y 50, hoy tenemos jóvenes de 60.

¿Cómo lo sabe?

Soy gerontólogo y lo hemos medido. Vivimos más, pero no por ello la vejez se ha alargado. Hace veinte años los occidentales vivían de media cinco años menos, pero la vejez duraba lo mismo que ahora.

¿Por qué?

Parece ser que la prolongación de la vida en buenas condiciones está relacionada con la mejoría en la vida embrionaria y en los primeros meses de existencia.

¿Un buen embarazo mejora tu vejez?

La atención médica y la salud del embarazo parecen influir en la prolongación de la vida y la calidad de la vejez más que otros hábitos saludables en nuestra vida adulta.

¿Por qué unos viven más que otros?

Multidiversidad de factores genéticos y epigenéticos, ambientales, sociales, culturales.

¿La longevidad no es lotería genética?

Si todos viviéramos lo bastante, todos acabaríamos contrayendo todas las enfermedades con un componente genético: cáncer, alzheimer, parkinson... Así que la lotería no está en sufrir una de esas dolencias, sino en cuál de ellas te tocará antes.

¿Ve como no es tan bueno vivir más?

Por eso mi trabajo se concentra no en tratar las inevitables dolencias del envejecimiento, sino en prevenir la propia vejez en sí y frenarla o postergarla. Ese es el camino.

¿Vivir no es envejecer?

No necesariamente. La razón por la que contraemos todas esas enfermedades de la vejez en un orden u otro es que todas forman parte de un proceso que - por ahora-dura toda la vida y es muy lento: el envejecimiento. Y todas esas cosas desagradables que les suceden a los ancianos no son más que la última parte de ese proceso.

Es duro que sea así.

Pero no irreversible. Estoy convencido de que lograremos que una persona de 60 logre volver a los 40 biológicos, por ejemplo.

¿Cómo?

Retardándolo. Sería como coger un coche diseñado para durar quince o veinte años como mucho y afinar tanto el mantenimiento que pudiera funcionar cien años o muchos más.

Pero nosotros no somos máquinas.

Pero esa tecnología biomédica ya existe. Es la medicina regenerativa, que logra la restauración de la estructura molecular y celular de nuestro cuerpo: tejidos y órganos.

Si un órgano funciona, envejece.

No irreversiblemente. Nada nos impide conceptualmente tomar una persona mayor y hacerla biológicamente joven de nuevo. Recuerde que, para sorpresa de todos, hace dos años descubrimos que las células pueden volver atrás: de ser células ya especializadas pueden volver a ser células madre.

Sí, pero sólo es un proceso pionero.

No es para mañana: para lograr avances evidentes y universales necesitaremos 25 años. El envejecimiento será atajado con un conjunto de técnicas, porque cada proceso de envejecimiento requiere técnicas diferentes: hay órganos que pierden células hasta que fallan y deberíamos reemplazarlas...

Por ahora es un camino por andar.

... También otros procesos envejecen, como nuestra incapacidad para eliminar determinados residuos del metabolismo que acaban causando daños cardiovasculares.

¿Qué propone usted de nuevo?

Hace diez años hallé un método estudiando determinadas bacterias del suelo que pueden romper esas moléculas de desecho y hacerlas eliminables para nuestro cuerpo.

¿Cómo?

Encontrando los genes que codifican los enzimas que logran romper esos residuos e introduciéndolos en nuestros propios genes.

De nuevo, terapia génica.

Ya ha logrado éxitos, sobre todo en el tratamiento de la inmunodeficiencia de los llamados niños burbuja. Pero esos éxitos se han visto ensombrecidos, porque algunos de esos niños tratados contrajeron cáncer como efecto indeseable del tratamiento.

Lo recuerdo.

Esto nos ha frenado y es una pena, porque esa terapia génica salvaría un inmenso número de vidas. De momento, los avances en ratones son ya muy prometedores.

¿Qué hacer ya para vivir más y mejor?

Su gestación es decisiva, pero usted ya no puede hacer nada al respecto. Le podría añadir los consabidos consejos sobre no fumar, ejercicio, dieta sana, motivación...

Ya, ya...

... Pero le mentiría si le dijera que influyen radicalmente en la duración de su vida. Sin embargo, hay algo que sí puede hacer para vivir más: ayude a la investigación. Movilícese para que su gobierno destine más fondos a investigar. Eso alargará su vida más que ninguna dieta. Estamos muy cerca de las grandes soluciones.

La cantidad de presupuesto no es directamente proporcional al resultado.

Pero sin presupuesto, no hay resultado. Haga saber a los que deciden prioridades presupuestarias que quiere vivir más y mejor y que votará en consecuencia.

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