lunes, 2 de febrero de 2009

LA RUPTURA



Este texto, como tantos otros, me llegó en un aparentemente frívolo mensaje de una buena amiga. Hace referencia a una ruptura matrimonial y es, paradógicamente, una presunta carta de amor y, según reza, Ganadora del III Concurso Antonio Villalba de Cartas de Amor (Argentina).

Para los que hemos vivido esta humana y desagradable -aunque a veces necesaria- situación, lo que se hace más difícil es gestionar los contradictorios sentimientos que genera, evitando pasar del amor al odio, como nuestro ego impone, desesperadamente para subsistir ante el dolor. Pero, aunque accesorio, también se hace difícil intentar sintetizar en nuestro recuerdo -o en un papel escrito- las muchas o pocas vivencias compartidas con alguien a quien, un buen día, quisimos. Seguramente en esa -breve o larga- experiencia compartida, habrá diferentes momentos y situaciones, unos agradables y otros desagradables, seguro... aunque, al final, será la exigencia interna o la balanza entre los buenos y los malos momentos quien favorecerá la continuidad o forzará la ruptura. Y no será solo el olvido quien resolverá nuestros sentimientos contradictorios, ni la renuncia a nuestro yo interno lo que nos permitirá abrir de nuevo nuestro corazón herido, sino hallar el sentido que esta decisión tuvo en y para nuestra vida. Pasa el tiempo y somos libres, siempre podremos escojer sentirnos eternos fracasados, desdichados o no merecedores del amor o bien, aprender de lo vivido y dejar que fluya la vida para que, cuando lo decida desde su firme sabiduría, nos sorprenda con algo mejor y, ya entonces, más merecido... porque habremos aprendido qué es el desamor o, mejor aún, cuál es el amor verdadero al que siempre tuvimos derecho... y tal vez antes no supimos darlo ni recibirlo!

Aquí la carta mencionada. Disfrútala!



Estimada Cristina:

Ayer recibí una misiva de tu abogado donde me invitaba a enumerar los bienes comunes, con el fin de comenzar el proceso de disolución de nuestro vínculo matrimonial.

A continuación te remito dicha lista, para que puedas solicitar la certificación al Notario (...)(...) y tener listos todos los escritos antes de la comparecencia ante el tribunal.

Como verás, he dividido la lista en dos partes.

Básicamente, un apartado con las cosas de nuestros cinco años de matrimonio con las que me gustaría quedarme y otra con las que te puedes quedar tú.

Para cualquier duda o comentario, ya sabes que puedes llamarme al teléfono de la oficina (de ocho a cuatro) o al móvil (hasta las once) y estaré encantado de repasar la lista contigo.

COSAS QUE DESEO CONSERVAR:

La sensación de carne de gallina en mis antebrazos cuando te vi por primera vez en la oficina.
El leve rastro de perfume que quedó flotando en el ascensor una mañana, cuando te bajaste en la segunda planta, y yo aún no me atrevía a dirigirte la palabra.
El movimiento de cabeza con el que aceptaste mi invitación a cenar.
La mancha de rimel que dejaste en mi almohada la noche que por fin dormimos juntos.
La promesa de que yo sería el único que besaría la constelación de pecas de tu pecho.
El mordisco que dejé en tu hombro y tuviste que disimular con maquillaje porque tu vestido de novia tenía un escote de palabra de honor.
Las gotas de lluvia que se enredaron en tu pelo durante nuestra luna de miel en Londres.
Todas las horas que pasamos mirándonos, besándonos, hablando y tocándonos. (También las horas que pasé simplemente soñando o pensando en ti).

COSAS QUE PUEDES CONSERVAR TÚ:
Los silencios.
Aquellos besos tibios y emponzoñados, cuyo ingrediente principal era la rutina.
El sabor acre de los insultos y reproches.
La sensación de angustia al estirar la mano por la noche para descubrir que tu lado de la cama estaba vacío.
Las nauseas que trepaban por mi garganta cada vez que notaba un olor extraño en tu ropa.
El cosquilleo de mi sangre pudriéndose cada vez que te encerrabas en el baño a hablar por teléfono con él.
Las lágrimas que me tragué cuando descubrí aquel arañazo ajeno en tu ingle.
Jorge y Cecilia... Los nombres que nos gustaban para los hijos que nunca llegamos a tener.

Con respecto al resto de objetos que hemos adquirido y compartido durante nuestro matrimonio (el coche, la casa, etc) solo comunicarte que puedes quedártelos todos. Al fin y al cabo sólo son eso:... objetos.

Por último, recordarte el n º de teléfono de mi abogado (.......) para que tu letrado pueda contactar con él y ambos se ocupen de presentar el escrito de divorcio para ratificar nuestro convencimiento.

Afectuosamente, Roberto.

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