jueves, 5 de marzo de 2009

UN HOMBRE MATA A SU MUJER... ¿POR AMOR?



Sé que es un tema reincidente en este Blog. Supongo que es porque me preocupa! Para mí el maltrato (y no voy a cambiar el nombre) tiene que ver con la humillación, la falta de respeto... hasta llegar a la violencia hasta la muerte. En una sociedad como la nuestra, en que la agresividad está presente y hasta justificada en cualquier relación personal o profesional -aunque muchas veces convenientemente disfrazada de competitividad, soberbia o jerarquía- no debería extrañarnos que ésta llegue a nuestro ámbito más personal y familiar. La educación temprana, los medios de comunicación y la propia calle muestran, favorecen y hasta promocionan esta violencia de tono bajo que empapa nuestra vida cotidiana. Ejemplos lamentablemente cotidianos hay muchos ¿Quién fue el primero y más listo en tu clase del colegio?, ¿Qué empleado es el mejor del trimestre? ¿Quién es la persona que más presitigio tiene en la empresa o en tu ciudad? Esas sutiles y ordinarias expresiones muestran la competitividad, la diferenciación de unos sobre otros en función de sus logros sociales o profesionales, obviando cómo los alcanzó y a costa de quien. No se premian los valores, sino la manera de obtener la riqueza, el cargo o el prestigio personal, social o profesional. Una buena amiga mía, lamentable víctima de maltrato durante años, no cuestionaba la valía profesional de su ex marido maltratador -y lo decía con un cierto orgullo-, al parecer, un reputado directivo de empresa, y solo le reprochaba la falta de respeto de éste hacia ella y hacia sus hijos. Y, sinceramente, creo que una cosa va ligada a la otra, en un mundo en que para medrar y enriquecerse es necesario ser competitivo, agresivo y, la mayoría de las veces, poco honesto. ¿Por qué aceptamos, justificamos y promovemos la agresividad y el exceso de competitividad en entornos profesionales para lograr el supuesto éxito y, en cambio, lo criticamos en otros ámbitos, como el personal o familiar? Creo que la agresividad es lo que nos pide la sociedad hoy a nosotros, como ciudadanos y profesionales... y es difícil no llevarla con nosotros a casa. A los clásicos líderes empresariales y directivos de antaño nunca se les requirió que fuesen empáticos, comprensivos ni éticos con los demás ¿por qué, entonces, les pedimos ahora que lo sean en sus hogares, con su consorte o con sus hijos?

Aquí te traigo una entrevista interesante publicada en La Vanguardia hace unos días. En ella un poeta, psicoanalista, escritor y algunas cosas más, responde a unas preguntas, aunque algunas de sus respuestas me asombran. Afirmar que "la criminalidad está muy emparentada con el amor" (curioso y provocativo título, aunque peligroso) o, como responde posteriormente a una pregunta sobre cuándo debe la mujer denunciar la situación, respondiendo un "¡No! Una bofetada, un empujón leve, son sólo malas palabras", evidencian que en nuestro mundo estamos perdiendo la dimensión de lo que nos pasa, incluso a un psicoanalista, teórico sanador de mentes ajenas. Sin profundizar en ello aquí y ahora, deberíamos aceptar que el odio es siempre la ausencia de amor y que la violencia gratuita (por leve que sea) nunca justifica un buen fin. Recuerdo haber leído hace un tiempo que, en el Derecho Canónico de la iglesia católica, se acepta una bofetada como medio disciplinario para mantener una relación matrimonial. Sin comentarios! Y es que el machismo -como la agresividad cotidiana- está inmerso en todos los estamentos de la sociedad!

Te dejo con un extracto del mencionado artículo. Espero lo disfrutes y saques tus propias conclusiones sobre este lamentable y cada día más frecuente tema.


"La criminalidad está muy emparentada con el amor"

Miguel Oscar Menassa, médico, psicoanalista, pintor, escritor, poeta y cineasta aclara que se debería usar el término maltrato familiar en vez de violencia de género.
La Vanguardia. Marta Cuatrecasas.

¿Violencia familiar?

El hombre no mata a la mujer por un tema de machismo, sino por celos, envidia y amor. Es muy difícil encontrar un caso de una mujer maltratada por un hombre que no esté enamorado. La criminalidad está muy emparentada con el amor.

Cree que con la nueva ley se está plantando cara al problema.

Creo que sigue habiendo mucho machismo.

¿No decía que el maltrato de un hombre a una mujer no es por un tema de machismo?

Me refiero a que hay mucho machismo en la sociedad, es decir, en las instituciones que deben proteger a la mujer.

¿Por ejemplo?

Un juez le dio la razón a un hombre porque la mujer, víctima del maltrato, iba bien vestida, "excesivamente" maquillada, llevaba pendientes. Según el juez, era una provocadora.

¡Debió ocurrir hace años!

Si no recuerdo mal, hace sólo dos, en España. Es aquí donde está el machismo y no en el asesinato o maltrato. Vivimos en una sociedad de hombres, creada por hombres, legislada por hombres. Cuando la mujer engaña, la matan, al hombre, le da prestigio.

Entonces, ¿la ley contra la violencia de género no funciona?

Yo creo que no porque sino, ¿cómo es posible que con una orden de alejamiento la mujer acabe muriendo igual? Lo quiero entender y no lo entiendo. Sigue habiendo el mismo número de víctimas. Tan sólo varía en una o dos muertes.

Como psiquiatra, ¿qué solución propone?

Hay que evitar que las mujeres estén en contra de todos los hombres ya que no serviría de nada. Hemos de reforzar a la mujer y enseñarle a cuidar sus relaciones amorosas para que no se desvíen. Recuerdo una película española "Abre los ojos" dónde muestra claramente que cuando la mujer comienza a despreciar al hombre éste deja de maltratarla. Sólo cuando se somete, él la maltrata. La mujer ha de fortalecer su espíritu para poder decidir y liberarse.

La mujer se puede salvar, ¿y el hombre?

Soy muy negativo porque pocas veces he visto buenos resultados. El criminal debe seguir una rehabilitación y terapia estrictas y aún así es muy difícil. En el último trimestre salieron tres maltratadores rehabilitados pero volvieron a reincidir.

¿Existe salvación para la pareja?

Sólo si existe un inicio de maltrato, pero si es crónico o prolongado es imposible. En este caso la única salvación es la separación de ambos y resguardar a la mujer. Estoy escribiendo un libro para demostrar que cuando las denuncias son tardías, hay mucha probabilidad de que la mujer acabe siendo asesinada. Después de 10 o 15 años de mala convivencia, las cosas que se han dicho, las cosas que saben, es mucho más difícil de que la mujer escape.

¿Cuándo debe una mujer pedir ayuda?

En el primer castigo, sin lugar a duda.

¿Una bofetada?

¡No! Una bofetada, un empujón leve, son sólo malas palabras. Hablo de una paliza. Las mujeres que atendemos vienen magulladas, con la mandíbula rota, ojos morados, etc.

¿Qué me dice del nuevo maltrato familiar, el de hijos a padres?

Los niños no nacen ni buenos, ni malos, se hacen maltratadotes y es responsabilidad de la familia y de la educación. Esto que está pasando ahora está forjado por cincuenta años de una educación victoriana donde se usaba la fuerza para castigar a un niño. Ahora se han intercambiado los papeles. No es culpa de los chicos pero hay que revisar el sistema educativo y la televisión…

¿Tanto daño hace la televisión?

Mucho. La televisión sólo muestra las malas noticias. Esto genera que desconfiemos de todo: maestros, padres, jefes. La televisión no enseña a defenderse de lo malo con lo bueno, sino con lo malo.

(...)

¿Qué método se sigue para curar a una pareja que sufre maltrato?

Él o ella hablan con el psicoanalista y éste interviene sólo cuando hace falta. Lo más interesante es que el propio paciente consigue hablar de cosas que nunca se habría imaginado y que afloran durante la conversación. No es como curar una tuberculosis donde el médico puede obligar al paciente a curarse con medicación. Con el psicoanálisis la persona ha de tener voluntar y ganas de curarse.(...)

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