miércoles, 18 de marzo de 2009

¿UNA TRÁGICA CUESTA ABAJO...?



Una vez más, una entrevista interesante en La Contra. En ella un científico especializado en terapia neuronal opina sobre ciertas patologías neuronales del ser humano. Creo que es bueno que la Ciencia intente descubrir cómo se producen estos transtornos que afectan, cada día más, a miles de personas. Quizás el por qué se dan, sea más difícil de determinar, a fin de cuentas son solo síntomas de enfermedades que anulan poco a poco la plenitud del ser humano. Aparte del propio desgaste físico que produce la edad, creo sinceramente que hay algo más detrás de todo ello! Quizás tiene que ver con la vida sin sentido que, cada día más, llevamos todos. Así, creo que enfermedades como la demencia senil, el propio Alzheimer o algo más leve y común como la sordera selectiva o pérdida de visión de muchos ancianos en nuestro mundo, tienen que ver con la negación -involuntaria, pero conveniente, tal vez- de nuestro mundo real y de todo lo que nos rodea. En una palabra, el sin sentido de nuestra vida, al que nos hemos adaptado bien durante gran parte de nuestra vida, pero que llega un día en que nos pasa factura y reclama la enajenación como recompensa a una vida entera sin sentido. Pero, como dice el entrevistado, esa enajenación es paulatina, temprana... aunque se manifieste en todo su esplendor a una edad avanzada. Y es que, mucho antes de llegar a ésta, ya renunciamos a vivir nuestra propia vida y a traicionar nuestra esencia vital, en favor de lo que el entorno nos exije. Es quizás en este momento -seguramente, la madurez- cuando este rechazo a lo nuestro, lo de cada uno, empieza a manifestarse internamente y explota con el transcurso de los años, hasta provocarnos esas patologías que -cada día más- nos amenazan. Algunos científicos ya afirman que la continua relación con los demás -y yo añadiría, con el entorno- dilata el proceso o lo impide, por ejemplo, en el caso del Alzheimer. Yo añadiría que esa relación circunstancial y adaptativa no basta, sino que exije de una relación veraz, positiva y recíproca con nuestra realidad, tanto humana como ambiental. Y es el rechazo -o maquillaje- de esta realidad personal lo que, a fin de cuentas, nos pasa factura, haciéndonos paulatinamente aislar de ese mundo loco y ajeno que un buen día aceptamos, negándonos a nosotros mismos. ¿Soluciones? Quizás la primera sea aceptarnos a nosotros mismos -más allá de lo que creímos ser o nos dijeron-, aceptar la vida como viene -y no como creímos que sería o nos dijeron- y vivirla desde dentro, no como nos enseñaron a malvivirla!

Disfruta de la entrevista y saca tus propias conclusiones!



Zaven S. Khachaturian, director del Lou Ruvo Brain Institute, de terapia neuronal"Para investigar ya no hacen falta embriones humanos". La Contra de La Vanguardia-LLUÍS AMIGUET - 12/03/2009

Si aíslas a un animal, un ratoncito, de todo estímulo, su número de conexiones neuronales acaba siendo menor que el de los demás ratoncitos del grupo. Vive menos.

Vivir es compadrear.

Vivir es conectarse. Por eso los enfermos de alzheimer con una intensa vida relacional e intelectual resisten mejor la enfermedad y tardan más en contraerla.

Pero hay intelectuales de fuste y muy relacionados que contraen alzheimer.

Sabemos que si no hubieran tenido esa intensa vida social e intelectual lo hubieran sufrido antes y más intensamente.

¿Es cuestión de mala suerte genética?

Una mala suerte que tenemos todos, porque sólo un 10 por ciento de los humanos está a salvo de desarrollar la enfermedad. El caso más espectacular fue el de una mujer francesa que llegó a vivir... ¡122 años y con todas sus funciones cerebrales intactas!

¿Por qué ella sí y otros no?

Estamos investigando los porqués. Lo que sabemos es que la enfermedad comienza 20 años antes de que - entre los 60 y los 65 años-manifieste sus primeros síntomas.

¿Cuáles son?

Pérdida de memoria, cambios de personalidad, disminución de la competencia lingüística y cognitiva, irritación, confusión...

Una trágica cuesta abajo...

Al principio, no duermes bien y vas perdiendo todas tus funciones relacionales e intelectuales: tu memoria primero y con ella tu identidad, poco a poco, hasta que al final te quedas postrado y después encogido como un bebé en posición fetal...

...

... Y en la última fase pierdes el control de todo tu cuerpo, hasta que fallan los riñones, el hígado... Mi madre murió así.

Lo siento.

Antes, la mayoría de los enfermos no vivía lo suficiente para llegar hasta ese final, pero el progreso médico ha comportado, paradójicamente, que quien manifiesta los síntomas a los 60 tiene 40 años de degradación mental y física por delante, que su familia acaba sufriendo con él.

A veces, literalmente, enferman juntos.

Es muy posible, porque a los 65 años sufre alzheimer el 5 por ciento de la población; a los 75, el 15; a los 85, el 40 y después se va incrementando el porcentaje hasta el 90 por ciento...

¿Le parece que Obama ha abierto una puerta al progreso científico?

Me temo que sólo ha sido un gesto de cara a la galería. En realidad, el descubrimiento de Yamanaka en el 2006 que demostró que se puede revertir células adultas a su estado embrionario acabó con la necesidad de embriones humanos para investigar.

Izpisúa lo explicó aquí no hace mucho.

Así que - propaganda aparte-,si Obama quiere hacer algo por la ciencia de verdad, que aumente el presupuesto para la investigación básica en restauración neuronal.

Sería la mejor partida presupuestaria.

Y por eso pido ahora una gran movilización social, médica y científica por la calidad de nuestra vejez: ¿no es esa la causa que más directamente nos afecta a todos?

... A los que tenemos cerebro, sí.

Pido un plan Kennedy, como el que llevó al hombre a la Luna, una década de movilización productiva, técnica y científica para aumentar la calidad de nuestra vejez.

No se me ocurre causa más noble.

Y la movilización surte efecto. Fui el primer científico en interesar a la administración en esa área y conseguí que el National Health Institute le dedicara un programa. Así, busqué investigadores y conseguimos tres premios Nobel, concedidos a Stanley B. Prusiner, Eric Kandel y Paul Greengard.

¿Hasta dónde ha llegado la ciencia?

En experimentos animales hemos podido revertir el proceso de degradación neuronal que caracteriza al alzheimer y a otras enfermedades neurodegenerativas. Todo parece indicar que también podríamos conseguirlo en los humanos.

¿Y mientras tanto?

Pongámosle cara y dignidad a la enfermedad. No dejemos a nadie solo frente a ella. El arquitecto Frank Gehry está diseñando nuestro edificio dedicado a la investigación neurológica. Me habló de Pasqual Maragall yme dijo: "Tienes que conocerlo", y así Pasqual vino a mi instituto en Las Vegas. Recuerdo que hablamos de música...

Pasqual Maragall (político, ex Presidente de la Generalitat de Catalunya) es una fuente de energía renovable.

¡Sí! ¡Magnífica! Ahora recopilamos casuística de enorme importancia científica. Nos interesan casos de longevidad creativa.

Por ejemplo...

¿Por qué Picasso era un creador inmenso a los 70? ¿Y por qué Frank, mi amigo Gehry, tiene 85 y concibe edificios magníficos?

Oliveira dirige películas a los 100.

¿Y por qué a los 60, en cambio, hay otros cerebros que se dan por vencidos?

¿. ..?

Saberlo para mí sería como descubrir el secreto del arte: la suma de las partes de donde emana la belleza. Ahora sabemos analizar las partes en el cerebro, pero se nos escapa el todo, y en ese todo intuyo que se encuentran los grandes secretos que nos permitirán avanzar como especie.

Pues adelante.

... Es más importante que cualquier otro descubrimiento: saber cómo funciona la mente humana, porque allí está todo.

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