jueves, 9 de abril de 2009

¿HAY VIOLENCIA ACEPTABLE?



Sin duda, la violencia está anclada en nuestro mundo. La violencia forma parte del ser humano. Basta leer testimonios de protagonistas o espectadores de escenas de guerra, maltrato o tortura para ver que, en ciertos momentos, el ser humano se ensaña con el prójimo... ¿más allá de lo razonable? Pero ¿hay violencia razonable, personal o socialmente justificada?

Nos gusta poner calificativos a las cosas: violencia de género, familiar, paterno-filial, juvenil, callejera, racista... qué más da qué color tenga y cual sea su escenario, aparentemente justificado o no! La violencia es y será siempre despreciable... aunque intrínsecamente humana. No hay que recurrir a Satanás para buscarla!

Me sorprenden las "calificaciones" en el ámbito de la violencia, como si hubiera una aceptable y otra, no. Una tolerada y otra, no. Una exhibida y otra, no. Hace unos días el presunto redentor del mundo en crisis, Obama, ha cambiado una ley por la cual será lícito publicar en los medios fotografías de soldados norteamericanos fallecidos en combate, hasta ahora algo prohibido, pues "daba mala imagen" a la indiscriminada y no siempre popular participación de USA en conflictos bélicos más allá de sus fronteras con unos fines, en cualquier caso, obscuros o/y reprochables, aunque convenientemente disfrazados de "promoción de las libertades y de la democracia en el mundo". Por lo visto, hasta ahora estas imagenes de violencia inconveniente eran políticamente incorrectas, por lo tanto debían ser censuradas por las Autoridades competentes. Aquí tenemos una descriminación y, en algunos casos, una puerta abierta para la justificación o no de cierto tipo de violencia!

El ser humano es violento, por naturaleza, como hemos dicho anteriormente. Razones hay muchas para, aparentemente, caer en la tentación de justificar la violencia como recurso: el miedo ante la incertidumbre, el descontrol propio, la restauración del órden establecido, la defensa propia... y un largo etcétera de situaciones cotidianas que avalan algún tipo de violencia -o nuestra actitud ante ella- cubierta o encubierta, ya sea de palabra, acto u omisión. Creo firmemente que no se debería aceptar nunca la violencia como recurso -ni primero ni último- ante lo evitable o lo inevitable. Para llegar a la violencia, antes deberíamos haber desechado la reflexión, el diálogo, la negociación... capacidades genuinamente humanas, fruto del autodominio y el control del ser humano sobre las circunstancias, por adversas que éstas sean. Como alguna vez le he comentado a mi hija, ningún otro ser vivo ataca a otro por el mero placer de hacer daño, como lo hace el hombre; cualquier animal lo hará, según el caso, para alimentarse, para defenderse o, en algún momento, para mantener el liderazgo ante los demás del grupo, lo que puede suponer su propia supervivencia; pero, en cambio, la violencia humana suele tener premeditación, nocturnidad y alebosía, es decir, está convenientemente programada, institucionalizada y, según el tipo y el momento, incluso aceptada y recompensada!

Aquí te traigo un angustioso vídeo de una campaña publicitaria contra la violencia de género del Reino Unido donde, según los últimos datos estadísticos, mueren dos mujeres cada semana...



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