lunes, 11 de mayo de 2009

EL COACHING COMO MANIPULACIÓN!



Siempre he pensado que el ser humano juega consigomismo, aunque eso sea muchas veces temerario. Así, disciplinas hoy tan de moda como el Coaching o las terapias alternativas, pretendidamente sanadoras y equilibradoras de la psique y el alma humana, han proliferado hasta convertirse en un lucrativo negocio. ¿Qué mejor negocio que la desorientación e incertidumbre humana?

Así, hoy se venden miles de libros del mal llamado género de Autoayuda, convirtiéndose en Best Sellers mundiales; sus autores, aparentes gurús e iluminados del alma humana reparten en ellos pretendidas recetas místicas y pócimas milagrosas para llegar a ser feliz... aunque seguramente la mayoría de ellos ya lo sean cada vez que algún inocente lector adquiere su libro. Y, como no podía ser de otra manera en plena era de la información y las telecomunicaciones, si el libro en cuestón funciona, posteriormente se publican DVD's, audio libros, discos, fascículos mensuales, calendarios e incluso se editan revistas que no hacen más que convertir en un maestro al afortunado escritor de autoayuda. Y es que la sociedad de consumo llega a cualquier recóndita actividad humana... y la hace vil y la empobrece de contenidos. "Fórmulas para ser feliz en 7 días" o pseudo tratados para difundir "los secretos de nuestra existencia" nacen y mueren de éxito cada nuevo día... y hacen millonarios a sus autores que, sin modestia alguna, explican en sus libros cómo alcanzaron ellos mismos su sueño de ser millonarios gracias a sus desorientados lectores y víctimas propiciatorias!

Suelo pasear por las secciones de Autoayuda de las prestigiosas librerías de cualquier ciudad que visito, lo reconozco! Y en ellas siempre me sorprende ver que están pobladas de mujeres de toda edad y condición que hojean libros para resolver su vida. También asisto a conferencias sobre estos temas en las que el ya célebre autor y mago de la vida ajena, arrecia en favor de la autoestima, vende seminarios y talleres de autoayuda y recomienda su libro inpunemente; y la historia se repite, pues éstas están repletas de mujeres de todo tipo que sueñan con encontrar la felicidad que no tienen! Veo en distintos canales de TV cientos de micro-programas en los que pitonisas y brujas modernas leen el tarot a personas que pagan fortunas telefónicas para conocer su imprevisible futuro... Han nacido también innumerables escuelas en las que por 3.000 euros y un fín de semana intensivo de seminario, presuntuosos iluminados convierten a cualquiera en un certificado Coach o mentor, capacitado en la ayuda a los demás y autoempleado de un nuevo y lucrativo negocio: la perenne desgracia del prójimo! Estoy de acuerdo con una amiga mía de que algo de todo ello ayuda a quien está desorientado, es verdad; que este tipo de autoayuda y de reflexión inducida remueve las entrañas y eso es bueno... siempre y cuando no provoque adicción en el paciente y compulsivo consumidor de autoayuda y de felicidad empaquetada! Si es así, como se suele decir, "es peor el remedio que la enfermedad"!

Y es que el ser humano no sabe -ni quiere- navegar por lo desconocido, lo teme! Pero álguien debería explicarle que vivir es eso, tener esperanza en lo que nos llega sin previo aviso, lo que sucede para enseñarnos a vivir realmente... y que esa capacidad humana exije que naveguemos en solitario, cada uno con su propia alma, con sus propios talentos innatos y sin recetas mágicas ajenas! Alguien debería recomendar a los desafortunados infelices de nuestro mundo loco que la verdad la llevan dentro y que bastaría escucharse a sí mismos o, como mucho, encontrar a alguien que le haga de espejo para desentrañar sus propios valores, esos que iluminarán su propia vida!

Aquí te reproduzco una interesante entrevista, en la que su protagonista describe su opinión al respecto. Léela y extrae tus propias conclusiones!


Michela Marzano, 39 años, investiga la pornografía, el ´management´ y el ´coaching´ en el CNRS "Tu mala suerte es culpa tuya, porque el sistema es perfecto". La Contra de La Vanguardia. LLUÍS AMIGUET - 11/05/2009

Vivimos el mejor momento para desenmascarar la impostura de los libros de management personal, autoayuda, coaching...

¿Por qué ahora?

Las crisis ponen en evidencia que si quieres no siempre puedes, porque, por mucho que quieras, no lograrás nada si antes no desvelamos que las reglas del juego de la economía son tramposas, producen desigualdad y nos penalizan a la mayoría.

No veo nada malo en autoayudarte.

Es perverso hacerte creer que todo lo que te sale mal es culpa tuya y debes mejorarlo y que, en cambio, las reglas del juego establecido por una minoría en su provecho no necesitan ninguna mejora.

Algunos de esos libros son divertidos.

Pero la ideología que los alimenta no: lleva a pensar, por ejemplo, que si hoy estás en el paro, es porque no deseaste el éxito lo suficiente ni te esforzaste. No sólo eres un perdedor y un fracasado sino que encima es culpa tuya y eso exculpa, de paso, a todos los demás responsables de tu paro.

Antes había perdedores simpáticos.

Hoy esa superchería del autocrecimiento lo impide: si eres un perdedor es porque también eres un vago que no se ha molestado en automejorarse. Antes el sistema era paternalista: había un amo del que emanaban en cada momento todas las órdenes que todos cumplían y si las cosas iban mal, también se preocupaba y ocupaba de los suyos...

Ya no quedan señoritos de esos.

Porque a partir del año 90 el capitalismo, para seguir creciendo, necesita nuevos empleados emprendedores, ya que las tecnologías de la información han dejado anticuada la estructura patriarcal. Ahora cada empleado debe ser capaz de tomar sus decisiones por la empresa y asumir sus consecuencias.

Gente que sepa mandarse a sí misma.

En la era digital, las empresas para ser productivas deben tener apariencia - sólo es una apariencia-horizontal: los amos y sus capataces ponen objetivos y los empleados los cumplen por los medios que quieran.

La célebre dirección por objetivos.

Es la ilusión de la autonomía personal cuando, en realidad, sus objetivos a menudo o son incumplibles o sólo se pueden cumplir si renuncias a todo lo que no sea trabajar. Los amos te dan toda la libertad para renunciar de la manera que quieras a tu propia libertad. Por lo menos, cuando imponían un horario, tu tiempo libre era tuyo.

Pero el trabajo produce satisfacción.

Esa es la trampa - envuelta en toda esa palabrería de autoayuda-de la felicidad por el trabajo. Sostiene que el trabajo es el único camino de la realización personal hacia la felicidad. De esta forma sólo puedes ser feliz haciendo ricos a los amos. Yyano te queda ser el pobre e inocente desgraciado, de antaño, ahora si no eres feliz, encima eres un indolente culpable de tu desgracia.

Trabajar antaño fue maldición bíblica.

Era el peaje del sustento. En la sociedad patriarcal era el fatigoso pero inevitable modo de mantener a la familia: hoy la economía necesita más implicación personal: exige ejecutivos autoconvencidos que renuncian a la familia y amigos para invertir todas sus horas en la empresa, lo que les convierte - creen los muy alienados-en superhombres y supermujeres felices y admirados.

Eso si la empresa funciona...

Es la otra paradoja: se te hace creer que todo depende sólo de ti, pero, a la hora de la verdad, todo depende de los resultados de tu empresa que a su vez pueden tambalearse, como ahora, por una crisis financiera que comenzó a miles de kilómetros por culpa de quienes sí deciden y ponen las reglas.

Tampoco podíamos crecer siempre.

El crecimiento tiene límites, pero el éxito ilimitado que promete la filosofía de la autoayuda necesita de la ilusión de que eres tú solo quien pone los límites, como si el planeta no los tuviera. Cuando tú puedes permitirte tres coches y dos piscinas, pero el planeta y su atmósfera, no.

A veces, crecer es ser más pequeñito.

Sí, menos mal que hemos "fracasado" en conseguir todos nuestros objetivos y aún podemos salvar lo que queda de la Tierra.

Aquí aún estarían enladrillando playas.

Esa lógica de la autoayuda propicia, en crisis, enormes cantidades de sentimiento de culpa, que a su vez se transforma en depresiones. En Argentina y Francia, el psicoanálisis es una religión y de su sacramento, los antidepresivos, argentinos y franceses son los mayores consumidores del mundo.

¿Por qué?

Precisamente porque son países con egos enormes educados en la fe ilimitada en la propia capacidad de control de uno mismo y de su destino, al que se considera mero resultado de las decisiones tomadas a lo largo de la vida. Las terapias breves, la PNL y otras técnicas alimentan esa ficción de control ilimitado, que no es más que la ilusión infantil de omnipotencia.

Y resulta que la suerte también existe.

Llámele suerte, destino, imponderables, lo que quiera, pero se trata de la madura aceptación de que una parte de lo que nos sucede - por ejemplo, esta crisis financiera-no depende exclusivamente de nosotros.

Pero sí nuestra actitud ante ella.

Veo que ha leído mucha autoayuda.

He entrevistado a un montón de gurús.

Léalos, pero a veces es mejor fracasar. Fracase, hombre: no sé si será más feliz, pero seguro que vive más tranquilo.

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