martes, 23 de junio de 2009

EL FUEGO EN SAN JUAN



Esta próxima noche, en algunos lugares de España, se celebra la Verbena de San Juan, fiesta del solsticio de verano. En esta singular celebración el fuego es el protagonista. La tradición manda amontonar los muebles y enseres viejos de las viviendas para, luego, prenderles fuego en la llamada hoguera de San Juan. Aunque esta vieja tradición fue adoptada por el Cristianismo, este rito es mucho anterior y se basa en el fuego como elemento mágico y, a la vez, purificador de malos presagios y recuerdos. Así, al quemar esos viejos objetos, se está representando la purificación y eliminación de lo anterior, para abrir la puerta a lo nuevo en nuestra vida, pero ya con el alma vacía de impurezas, malos augurios y experiencias negativas del pasado. Y esa singular cremá, nos invita luego a postrarnos ante el sol naciente del día siguiente, indudable símbolo de una nueva y esperanzadora vida!

Es importante abordar la nueva vida con el alma limpia de recuerdos, condicionantes y vivencias malvividas. Hay que hacer espacio a lo nuevo, para que nos llene de energía y podamos emprender la nueva vida sin lastres del pasado. Lo mejor, sin duda, está por pasar en nuestra vida terrena y depende de nosotros y de nuestra capacidad de darle la bienvenida que merece. Como suelo decir, para vivir solo hay que estar atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor y contrastarlo con nuestro yo interno, ese que solo puede conducirnos hacia la felicidad. Seguramente lo que llegará a nuestra nueva vida tendrá poco o nada que ver con lo que planeábamos en nuestra mente, pero hay que tener la esperanza suficiente de que, lo que nos aporte -ya sea aparentemente "bueno" o "malo"- será necesario vivirlo para encontrar el verdadero sentido de nuestra vida. Soy consciente de que, muchas veces, eso cuesta, como cuesta que no se cumplan nuestros anhelos inmediatos y deseos escondidos, pero hay que creer en el Destino, saber escojer con libertad y hacerlo a cada paso que damos en nuestra existencia. Los errores se pagan... pero siempre pueden ser quemados en la hoguera de San Juan purificadora, después de haber aprendido de ellos, claro. Yo, particularmente, coleccionista de errores propios y ajenos que han modulado mi anterior vida, he aprendido poco a poco a irlos quemando, uno a uno, para poder abrirme a mi presente. Mi mente, claro está, se resiente e insiste en producirme la oportuna resistencia al cambio, pero solo abandonando nuestra zona de confortabilidad y falso equilibrio de fuerzas, uno está plenamente dispuesto a vivir la nueva vida, esa que simboliza el sol naciente tras la hoguera de esta noche. Así, uno va aprendiendo poco a poco a aceptar lo conocido y lo desconocido de nuestra existencia, pues ambos forman parte de nuestra vida plena. Y es lógico desconfiar o tener miedo ante lo desconocido, acostumbrados como estamos a intentar hacer todo aparentemente programado y presuntamente predecible. Pero cualquier fisura desbarata nuestros rígidos planes y nos enfrenta, de nuevo, a la esencia mágica y desconocida de la vida, nuestra vida.

Hoy especialmente pienso en todo aquello que, a pesar de necesitar quemarlo en la hoguera, permanecerá en mi vida para siempre. Entre esos ya viejos enseres estarán todas esas circunstancias que me han traido hasta aquí y que me han conformado tal y como soy ahora. Pero basta recordar que la energía nunca se destruye, tan solo cambia de estado, produciendo -en el caso del fuego- la calidez en el ambiente y la luz que ilumina nuestros pasos. Personas amadas ausentes, recuerdos dolorosos, momentos angustiosos desaparecen de nuestro hogar interno para convertirse en cegadora luz de sabiduría... gloriosa metáfora la del fuego! Pero, tras el fuego y la negra noche, aparecerá -como cada día- un sol naciente y radiante que estrenará el nuevo día! Y, en él aparecerán todas esas personas amadas, recuerdos inolvidables y momentos memorables que han configurado nuestra vida y podremos, entonces, acojerlos en nuestra alma ya vacía y receptiva! Lo que tuvo que desaparecer, desaparecerá en la hoguera, lo que merece estar en nuestra vida, renacerá como el sol!

En una noche mágica como esta solo pido saber qué quemar de mi vida y qué mantener en mi corazón, para siempre. Guardaré lo eterno y que me hizo ser como soy y, en cambio, quemaré todo aquello que entorpeció mi vida y mi crecimiento como persona. Y le preguntaré a mi alma qué he de hacer con cada cosa en mi vida, para que me ayude a olvidar lo urgente y a resucitar lo importante. Seguramente a estas alturas de mi vida, ya quedan pocas cosas por quemar y, en cambio, muchas otras por vivir o recobrar. Tengo la sensación de que, día a día, vivo más y mejor lo que me toca vivir en mi vida plena hacia la felicidad; me rodeo de personas importantes para mí, exprimo los momentos mágicos que aparecen y admiro los escenarios vitales en los que transcurre mi día a día.

Quema esos recuerdos que merecen ser olvidados y entorpecen tu camino; luego, admira el nacimiento de tu nueva vida al día siguiente, con el alma vacía. Que tengas una feliz verbena de San Juan... y disfrutes de la luz que te dispensa el fuego de lo vivido!

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