jueves, 18 de junio de 2009

LA CONCIENCIA... NUESTRO ETERNO VIGILANTE



No es lo que hacemos, sino cómo lo hacemos o por qué lo hacemos, lo que importa. Nuestro trabajo, nuestras aficiones, nuestro modo de vida dependen más del sentido que tienen en sí, más que de su naturaleza o la calificación que hagamos de ellas. Así, las cosas no son buenas o malas, dignas o indignas, mejores o peores, justas o injustas, sino fruto del sentido singular que tengan en nuestra vida! Y ese sentido solo podemos dárselo nosotros mismos!

Aún así, la gente tiende a juzgar al prójimo por lo que hace, no por el casi siempre oculto sentido que tiene el hecho. Así, nuestra mente dual impone su perversa alternativa... bueno o malo, pecado o virtud, etc. Cuando, precisamente, es nuestra alma o su portavoz discreto, la consciencia, la única capaz de guiarnos... porque en ella -lo admitamos o no- hay una parte humana y otra divina... aunque, seguramente, ésta última bastante alejada de lo que popularmente denominamos religiosidad. Así, nada ni nadie puede juzgar nuestros actos por lo que parecen, por lo que son... Te recuerdo que no hay juez más severo y más ecuánime con uno mismo que uno mismo... capaz de juzgar el verdadero sentido que tiene cualquier acto en nuestra vida!!

Seguramente, te bastará estar de acuerdo con tu conciencia cuando emprendes algo... luego será la propia vida lo que te dará o no la razón ante el hecho, aunque con toda seguridad habrás podido aprender de la experiencia. Si actúas desde su firmeza -y no intentando hacer un plebiscito ante tus espectadores- verás como todo cobra sentido en tu vida, tanto las alegrías como las penas. Porque, no olvides que, aún a pesar de la aparente complacencia de quien actúa mal o sin un loable sentido, llegará ese momento en que el silencio o la soledad -siempre presentes cuando estamos con nosotros mismos- hará recapacitar a esa persona... pues todos tenemos conciencia, podemos desoirla o no, pero en un momento o en otro se nos hará patente.

He tardado demasiados años en saber escuchar y atender a mi propia voz interior, llámale como quieras. Con el tiempo, lo estoy consiguiendo y, como suelo decir ahora, "ya casi duermo tranquilo todas las noches" o "intento actuar como si fuera mi último día de vida". Esa manera de ver -y de sentir- la vida y lo que en ella sucede, me da una inusitada firmeza y, a la vez, estricto sentido a todo lo que hago, lo que no siempre es fácil ni cómodo en un mundo en el que "mal de muchos, consuelo de tontos" -por ejemplo, ante el peligroso hábito humano de engañarnos a nosotros mismos- y donde esa firmeza se confunde con intolerancia o terquedad; en la práctica, esa actitud provoca incomodidad a ciertos espectadores, pues muchas veces genera envidia, evidencia sus propias carencias o simplemente les obliga a defenderse -ante la evidencia- atacando... en vez de intentar aprender e imitar esa envidiable rectitud y tesón. Y es que, recordemos, que nosotros mismos nos proyectamos en los demás, así como éstos se proyectan en nosotros. Una regla sencilla en este sentido: cuando hay algo que nos gusta y nos atrae de alguien concreto, significa que poseemos -de antemano, aunque quizás no expresada- esa peculiaridad que admiramos en el otro. Así, por poner un sencillo ejemplo, cuando admiramos a alguien amante del órden, es porque algo en nuestro interior contiene y/o reclama ese mismo órden que buscamos fuera de nosotros mismos. O, en negativo, cuando vemos fatal a todo el mundo que nos rodea, seguramente es porque uno mismo se siente mal y solo es capaz de ver lo mismo en los demás. Es el llamado por mi "efecto mujer embarazada", por el cual, una mujer embarazada solo es capaz de ver otras mujeres embarazadas por la calle o dondequiera que vaya! Las proyecciones que hacemos sobre lo que nos rodea son fieles testigos de lo que sucede en nuestro interior!

En fin, que la conciencia imperturbable que siempre nos acompaña es un buen consejero en nuestras decisiones cotidianas, nos otorga firmeza y, a la vez, nos libera de dar demasiadas explicaciones a nuestro entorno más inmediato a la hora de tomar decisiones, aunque el tiempo demostrará, sin duda, si fueron acertadas o no... o, mejor aún, si simplemente te tocaba vivir lo vivido! Y nuestra conciencia muchas veces se expresa mediante la proyección que hace en todo lo que nos rodea. Y esa es una buena pista para poder reencontrarnos con ella!

Lee esta sorprendente entrevista, intenta entender -pero obviar- ese natural e insano sentimiento de una madre contra todos para intentar salvar a su querida hija enferma... y piensa en situaciones vividas por ti, en que perdiste demasiada energía en luchar contra todos... mientras lo importante era luchar o no contra ti mismo, tu fiel testigo silencioso la conciencia, tu sabio juez, riguroso y justo!



Esther González, 31 años, que concibió a su hija pequeña para salvar a su hija mayor, Erine "Le he pasado la mano por la cara a Dios, ¡y le he ganado!". La Contra de La Vanguardia. VÍCTOR-M. AMELA - 05/06/2009

¿Cómo está Erine?

Viva. ¡Y perfecta, de momento! Mírela: desde hace dos meses ya puede ir al cole, jugar en el parque, comer caramelos..., ¡todo por primera vez en su vida! Y tiene una hermanita.

¿Qué le pasaba a su hija Erine?

Al año y medio de vida, tras muchas infecciones a las que los médicos quitaban importancia, me planté y exigí una analítica completa. ¡Estaba todo descompensado! La ingresaron corriendo, le hicieron pruebas y...

Malas noticias.

Leucemia mielomonocítica crónica juvenil. Una leucemia rarísima, un caso entre un millón. Aún estoy dolida por cómo me lo contaron los médicos de Sant Joan de Déu...

¿Cómo se lo contaron?

Me soltaron todos los datos técnicos: que padecería fiebres, fatiga, pérdida de peso, patologías de piel, pulmón, aparato digestivo... y que no viviría más de los cuatro años, y que trasplantando médula tendría sólo un 25% de posibilidades de sobrevivir... ¡Mi hija era un porcentaje! Eché en falta un abrazo, un consuelo, una muestra de cariño...

El trabajo de los médicos es muy duro...

Lo entiendo, pero me faltó un poco de humanidad: ¡mi hija querida se me iba a morir!

Pero su hija tiene cinco años y vive.

Porque he luchado contra todos, con dos cojones. Yo le he pasado la mano por la cara a Dios, ¡yo le he ganado esta mano a Dios!

¿Por qué dice eso?

Porque los médicos y políticos católicos de este país querían ver morir a mi hija Erine. Sí: ellos preferían que muriese esta niña maravillosa a que muriese un grupito de células sin cara ni ojos en una probeta.

¿Siente rabia?

Sí, y por eso estoy aquí contando esto, para que nadie engañe a unos padres diciéndoles que no hay solución, ¡porque sí la hay!

¿Qué le dijeron a usted?

Que pidiera a la Fundación Carreras un donante de médula compatible. Eso hice..., y así perdí ocho valiosos meses.

¿Perdió, me dice?

No apareció nadie compatible, y desaproveché meses en que podría haber hecho lo que luego hice, con mi hija al límite de su vida.

¿Qué hizo?

Una amiga me dijo que había oído que era técnicamente posible que yo engendrase un bebé 100% compatible genéticamente con Erine, lo que garantizaba un trasplante sanador con sangre de su cordón umbilical.

¿Los médicos no se lo explicaron?

No, quizá eran católicos. ¡Pero puedes ser católico y persona! Podrían haberme llamado bajo mano... No lo hicieron. Cuando le pregunté al médico, su respuesta fue: "Eso es muy complejo". ¡Y qué! ¡Tengo derecho!

¿Y a quién acudió?

A la Comisión de Reproducción Humana Asistida: les envié todos los papeles... Ya es duro pedir permiso a unos señores para salvar a tu hija..., pero peor fue que Erine ¡no fue aprobada! Quizá los papeles no habían llegado en forma... Estallé. Me volví loca... Pedí la baja en el trabajo, donde se han portado muy bien conmigo, yme volqué en salvar a Erine fuera de España. En Bruselas fui aceptada, ¡pero no tenía dinero! Me tragué la vergüenza y salí en la tele... Gracias a donaciones pude pagar el tratamiento.

¿En qué consiste ese tratamiento?

Me hormonaron para ovular, me extrajeron 39 óvulos, los fecundaron con el esperma de mi pareja, nueve de ellos resultaron ser 100% compatibles con Erine y me implantaron dos. Uno se me murió..., y tras nueve meses de embarazo ¡nació Izel!

¿Y los demás óvulos fecundados, qué?

Los no desarrollados los doné a la ciencia, y otros cuatro fecundados han quedado allí congelados, y podría implantármelos.

¿Cómo fue el embarazo de Izel?

Con barriga y todo, ingresaba a Erine continuamente en el hospital por infecciones.

Hasta el trasplante. ¿Cómo se hizo?

Aislada en una cámara en Vall d´Hebron, a Erine le abrasaron las defensas con quimio y le trasfundieron la sangre del cordón umbilical de su hermana: eso activó la producción correcta de hemoglobina, plaquetas y leucocitos. Estaba a punto de morir: ¡era 18 de marzo de 2008 y volvía a nacer!

¿Qué le explicará a Izel de mayor?

Que es mi pequeña, que la adoro, y que ella salvó la vida a su hermana. Se sentirá bien, seguro. Y que no lea en internet sobre mí.

¿Qué podría leer en internet?

Algunos curas me llaman "egoísta" por "usar a Izel sin pedirle permiso". Pero yo le diré a ella: "Si un día tienes una hija así de enferma, ¿qué harás?". Y sé que entenderá.

¿Cómo se siente usted ahora?

Después de tres años de dolor y tristeza, casi sin dormir y sin apetito, empiezo a sonreír. Me he hecho muy fuerte, y ahora hablaré para que otros padres no pasen lo que yo. ¡Con mis dos niñas, yo soy invencible!

Hable, diga aquí lo que quiera.

El Estado tiene que sufragar a padres pobres como yo en casos así: si el Estado paga operaciones de cambio de sexo, ¿no va a pagar la selección genética de embriones compatibles para salvar vidas de niños?

Unos le dirán que eso es pecado; otros, que no es ético...

¿Y es ético dejar morir a tu hijo pudiendo salvarlo a costa de unas células? ¿Y es menos ético engendrar a un bebé para salvar la vida de su hermano que engendrarlo para darle un compañero de juegos... o como reconciliación tras una pelea de pareja?


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