martes, 24 de noviembre de 2009

TODO LLEGA EN SU PRECISO MOMENTO



Si algo he aprendido del amor (el verdadero, claro) es que siempre llega... aunque para saber verlo y disfrutarlo deberá ser en el momento justo! Así, ¿cuántas veces lo hemos buscado sin estar realmente preparados, o, lo que es lo mismo, sin merecerlo? Menos mal que la vida no siempre obedece nuestros deseos y nos lo traerá cuando ella crea conveniente, a pesar de nuestros pesares!

Mi relación con el amor en mi historia siempre ha sido peculiar. Durante gran parte de mi vida renuncié voluntariamente a él, con la coartada absurda de necesitar "trabajarme a mí mismo" y conocerme. Ahora veo que estaba inmerso en el miedo! Tal vez pasaron demasiados años para darme cuenta de que el amor deshace el miedo y que, lejos de despistarme de mi búsqueda personal, era y es la única forma de conocerme a mí mismo. Claro que eso solo se da cuando hablamos de amor verdadero, no de ese otro amor más coloquial y utilitarista de estar con alguien para sentirnos bien y estar siempre en compañía. En el amor verdadero no hay necesidad (o sea, hay libertad), ni miedo, ni urgencia, solo hay capacidad, voluntad y convicción compartida... y la perenne necesidad de crecer el uno con el otro y así construir una relación basada en la verdad del corazón y en su consiguiente y mutuo crecimiento personal. Y para este amor verdadero -aunque no lo parezca, por como actuamos cotidianamente- no hay ni puede haber ensayos generales. Cada amor es único, distinto y siempre debería de ser mágico: empieza en la luz súbita y acaba -cada vez- en las tinieblas, no sin dolor, por ensayo general que pretendamos que sea... Porque, en el fondo, el amor verdadero siempre rememora a ese amor que busca el alma, que ella conoce bien porque lo merecemos, aunque no siempre tengamos el valor de vivirlo!

Yo hoy, gracias a Dios, ya he aprendido qué es el amor y qué es el miedo. Y, particularmente, he decidido que en mi vida habrá amor, aunque me cueste esfuerzo día a día desterrar el miedo! Porque el amor verdadero ilumina mi vida entera, me ayuda a ser más yo mismo, a crecer y, como tal, es eterno (sea compartido o no, de eso solo dependerá la felicidad "compartida"). También sé que aceptar el amor es una actitud en la vida. Así, hoy soy capaz de entender calificativos del amor que nunca antes hubiera aceptado, como el "para siempre", el "sin esperar nada a cambio" o que "la felicidad de uno es ayudar al ser amado a ser feliz, siendo uno el protagonista" o el "que la certeza del amor verdadero llega pocas veces en nuestra vida", entre otras muchas que siempre hemos visto y oído... aunque yo jamás había creído y, mucho menos, vivido.

Aún asi, cada uno vive el amor (verdadero o no) a su propia manera y como mejor sabe y puede. Unos lo buscan desesperadamente sin saber verlo, sin aceptarlo o sin atreverse a vivirlo; otros, se conforman con un bello y a veces peligroso sucedáneo edulcorado; algunos lo encontramos en una mirada sincera que proviene del alma y que poco tiene que ver con las palabras o con los actos... Claro que unos y otros afirman que su amor es el verdadero, el primero o el último de su vida; para unos es el principio de algo grande y para otros, el final de algo pequeño como es la propia, restrictiva y personal vida; para algunos dura lo que dura o lo es para siempre... mientras que para otros es un divertimento más para sobrevivir, para creerse más importantes, para no estar solos o tan solo por sentirse capaces de estar con alguien más y compartir las sorpresas de la vida... pero a todos nos emociona cuando aparece... y nos desencanta y duele cuando se acaba!

Desde Chile, mi amiga virtual Carolina comparte este precioso texto. En él se habla de la perseverancia, de saber esperar el momento en que uno está preparado para recibir el máximo cuando uno aspira a lo que realmente merece. A alguien le puede sorprender que, a partir de este texto, haya decidido que mi "prólogo" sea sobre el amor; pero es que en la vida -incluso para el amor que debe siempre de haber en ella- no siempre y en todo momento estamos dotados para ofrecer o recibir lo que merecemos. Creo sinceramente que hay un momento en la vida de cada uno en que la persona se siente capaz de ver, aceptar y vivir la vida y el amor que siempre había deseado en ella. Solo tiene que abandonar el miedo... aprendiendo a sentirse gratamente vulnerable frente alguien y a compartirlo cada día -y hacerlo crecer, día a día- con el ser amado! Y ese mágico momento cuando al fin nace, se desencadena en un fugaz instante, o tal vez ante una sutil mirada de alguien que vive ese mismo y mágico momento... y no se olvida nunca! ¿Los síntomas más evidentes de este amor verdadero? Que uno aprende a esperar el tiempo necesario para poder dar lo máximo de sí a la persona amada; que mientras llega ese día, aprende a vivir su soledad plena para luego saber compartir la deseada y amorosa compañía... y que uno siente por primera vez ese amor intensamente, sin esperar nada a cambio y que se extiende a todo lo que nos rodea y para siempre, más allá incluso que la propia persona amada. Luego será la vida -como siempre- la que nos dirá si ese amor verdadero era simplemente una lección más de la vida o bien si era algo que, efectivamente, deberá ser compartido para vivirlo día a día y para siempre!

Disfruta el texto, es como la vida misma! Extrae tus propias conclusiones... y aplícalas!


ALCANZA TU SUEÑO!

Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal. Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato. Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno. Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas.

Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura. No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes. No revuelvas una herida que está cicatrizada. No rememores dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que pasó, pasó!

De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás. Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.

Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla. No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer. No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar. No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.

Deja que el amor te toque y no te defiendas de él. Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo. No sufras por lo que viene, recuerda que "cada día tiene su propio afán".

Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella. Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.

Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso. Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti. Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean.

La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros. Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.

Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida. El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor. No existen trabajos humildes. Sólo se distinguen por ser bien o mal realizados. Da valor a tu trabajo, cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.

Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo. Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos, quizás entonces necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas. Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos. No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella. El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino. Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida.

"Que este día sea el mejor de tu vida para alcanzar tus sueños".



¿COMENTARIOS, OPINIONES? PARTICIPA EN NUESTRO FORO DE OPINIÓN

http://forocontigomismo.ning.com/

 

Tell me when this blog is updated

what is this?