PREPARANDO LA NAVIDAD...

Desde hace bastantes años celebro la Navidad con un escrito. Como seguramente también lo haré en esta. Pero hasta ahora ese escrito anual reflejaba solo mi inquietud ante una fechas excesivamente mercantilizadas y con escaso contenido emocional, pues es lo que se esconde tras las guirnaldas, las luces, su música y muchos de sus ritos. Estas fechas, falsamente tiernas, superficiales y nostálgicas, que emulan la felicidad y esconden tras un envoltorio dorado la pobreza, la miseria y la infelicidad humana durante unos días de fiesta!

Pero este año, para mi la Navidad ha cambiado, después de demasiados años juzgando lo externo, lo aparente y lo ajeno de estas fechas. Hoy soy capaz de ver y de vivir la Navidad desde dentro, desde mi corazón, donde siempre había estado, en silencio, el espíritu de la Navidad. Porque es en el corazón de cada uno donde reside el Amor, la Paz y la Felicidad de la que tanto se habla estos días. Fuera del corazón, en el mundo exterior, sigue habiendo violencia, pobreza, injusticia, miedo, luces de colores irreales y regalos suntuosos para suplantar la falta de amor verdadero y de paz interior. En mi entorno inmediato sigue habiendo de todo, menos la paz, el amor y la felicidad que hoy yo quiero en mi vida!

En mi interior recién descubierto he encontrado serenidad, paz, armonía y amor verdadero, en mi alma hoy ya charlatana. Y siempre había estado ahí, pero silenciosa y esperando el momento de expresarse, para lo cual primero debía encontrarla viviendo las sombras, aprendiendo de ellas y luego teniendo el valor de rebelarme contra todo eso que hasta hoy había vivido como único y cierto, como la injusticia, el desamor, la infelicidad o, simplemente, el vacío en nuestro mundo aparente! Mi vida no ha cambiado demasiado en lo externo, pero ahora soy capaz de darle un sentido y un valor, aunque sea para negar todo eso que no me gusta del mundo! Hago las mismas cosas, vivo lo mismo cada nuevo día y me rodeo de personas iguales e infelices, pero he aprendido a aceptar que forman parte de la vida, que muchas cosas no dejarán de estar, a no ser que nos obstinemos en cambiar nuestra manera de verlas, de vivirlas y de estar en el mundo! Una muy buena amiga me preguntó un día si todo el mundo tenía alma; le contesté sin dudarlo que sí, que cada persona tiene su propia alma... aunque añadiría que, lamentablemente, no todo el mundo lo sabe o quiere encontrarla en su interior, a no ser que se lo proponga como lo único importante en su vida!

¿Cómo no fui capaz antes de entender todo eso que hace de la Navidad algo dulce, tierno, feliz, amoroso y compartido? ¿Cómo me dejé engañar por mi miedo a la vida, mostrándome solo lo superficial, lo erróneo, lo deseado, pero inexistente fuera de mí? Tal vez debería haber aprendido antes a ver la Navidad como la ve un niño, es decir, con sinceridad, con amor, con ilusión y sin miedo!

Porque esa es la diferencia ante mi Navidad, hoy! Saber ver mi vida igual pero distinta, saber que todo eso que hoy me llena, ha estado y estará siempre en mi vida, en mi interior y que el único privilegio del ahora es saber verlo, sentirlo, vivirlo y compartirlo con quien quiero y con todo lo que me rodea! Así, al fin, hoy veo luces de colores donde antes solo vi bombillas; hoy veo sonrisas sinceras donde antes solo vi cumplidos e hipocresía; hoy veo felicidad donde antes no fui capaz de ver más que autoengaño; hoy veo amor verdadero, donde antes solo supe ver soledad o convencionalismo social. ¿Ha cambiado en verdad mi vida, o solo mi manera de vivirla hoy, más plenamente y con esperanza? ¿Ha aparecido todo eso de nuevo en mi vida, o había estado siempre y, sencillamente, no quise verlo? ¿Ha llegado, por fin, la verdadera Navidad a mi vida? ¿Navidad no es solo tener el valor de nacer a lo nuevo... y a una nueva manera de ver, de sentir y de vivir la vida, siempre con amor verdadero y desde el corazón?


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