miércoles, 24 de febrero de 2010

REMEDIO CASERO CONTRA LA DEPRESIÓN



Aunque no lo parezca, mucha gente se siente deprimida ante la vida. Y no me refiero a los patológicamente deprimidos y así diagnosticados! Ni que decir tiene que ese sentimiento viene provocado por la impotencia para cambiar las cosas que nos rodean y que no nos gustan. Seguramente es difícil -por no decir imposible- cambiar todo aquello que no nos gusta a nuestro alrededor, pero resistirse a aceptarlo como parte de nuestro mundo es inútil e, incluso, peligroso. A nuestros enemigos no hay que ignorarlos, ni esquivarlos, ni atacarlos con sus mismas armas, como reza el consabido "ojo por ojo, diente por diente". Nuestro enemigo principal es el miedo, en sus múltiples variantes y disfraces, como la desconfianza, el temor, la violencia, el recelo, competitividad... ¿Sus más claros síntomas? Esa ansiedad, ese exceso de orgullo y vanidad (Super Ego), ese estrés, ese desencanto... que ocultan al rostro del miedo y entretienen y hacen ricos a médicos y terapeutas, más preocupados en paliar los síntomas y sus efectos corporales, que en resolver las verdaderas causas que los provocan.

Así, nuestro mundo insano, inhumano y algo perverso está interesado en vendernos la absurda idea de que nuestra vida es una lucha contínua... desde la cuna hasta la tumba! Y, para luchar, hay que trabajar, esforzarse y sufrir... y, de paso, consumir, para sacarnos el estrés de encima! Y ese sobresfuerzo hace que consumamos mucha energía, lo que nos hace sentir cansados, alicaídos! Por eso, en un momento dado, estamos dispuestos a entregar nuestro poder personal a los políticos para que nos resuelvan nuestra vida en la Tierra y a la iglesia, para que cuiden nuestra futura parcela en el Cielo! Pero lo peor de todo ello es que nos lo hemos creído a pie juntillas que éstos velarán por nosotros y nuestros intereses! Así, confiamos a los políticos nuestra seguridad; confiamos al esfuerzo nuestra riqueza, confiamos al ser presuntamente amado nuestra felicidad, confiamos al azar nuestro porvenir y confiamos a Dios nuestra próxima y mejor vida! ¿Es de extrañar que, a resultas de todo ello, nos sintamos como meros invitados -ilustres o no- de nuestra propia vida? ¿Y ser invitados en una fiesta que no nos gusta demasiado y que no controlamos, nos tranquiliza o nos inquieta? ¿Correr en una carrera sin trayecto y sin conocer la meta nos ayuda o nos hace sentir ridículos, dejando sin sentido nuestra vida? ¿Todas esas peripecias, infortunios diarios y sueños rotos para llegar a no se sabe dónde, ni cuando? ¿Sentirse el más listo de clase en un curso en el que no hay maestros ni asignaturas, nos hace sentir realmente los mejores? ¿Vivir a tope y sin sentido nos favorece en algo o, en el fondo, solo nos desgasta? ¿Sentirnos adaptados a este mundo loco, realmente nos ayuda a ser más nosotros mismos y a sentirnos bien por ello?

Ni que decir tiene que esas preguntas no hace falta responderlas, basta con mirar los efectos en nosotros, las personas. Echa una mirada a la calle y verás qué poca gente sonríe a la vida mientras camina, mientras habla, mientras piensa en el día a día! Hace un par de días jugaba con mi querida hija de 9 años de edad a contar el número de personas que sonreían por la calle. En poco menos de una hora solo fuimos capaces de encontrar a una -una mamá con su hijo-, aunque la muestra seguramente no era estadísticamente válida al tratarse de un lunes a primera hora de la mañana! La realidad es que, unos por otros, la gente se siente presa de las cincunstancias y de la propia vida que ha decidido vivir! ¿El coste? Esa mal llamada depresión sutil pero latente que casi todos llevamos puesta cada día, aunque no queramos admitirla. No hace falta arrastrar los pies al caminar, ni tomar antidepresivos... basta con buscar cariño desesperadamente en redes sociales como Facebook o ser personas que necesitan ayudar al prójimo para no ayudarse a sí mismas a sobrellevar la vida o ser esas otras personas que agreden a quien afirman amar o ser personas que optan por dar la espalda al mundo y viven en sus calles como indigentes o ser essas personas que encuentran en los deportes-espectáculo, en el ocio o el sexo convulsivo su válvula de escape... Hay tantos tipos de depresión y de síntomas, como personas hay en el mundo!

De la depresión solo se salva quien tiene motivos reales para tenerla porque lo ha perdido todo en esta vida, pero aún así la miran con esperanza; todas esas gentes del mal llamado Tercer Mundo cuyo sentido vital es subsistir y hacerlo -aun así- con una sonrisa; o los niños que creen -acertadamente- que la vida es un juego donde se aprende viviendo... o esas otras personas que miramos la vida como una oportunidad para vivir creciendo cada día...

No sé en qué tipo de persona te encuadras. En todo caso, aquí te copio un remedio casero" para atajar los efectos de esa depresión que todos, en un momento u otro, sentimos en nuestra loca vida. No es la solución, pero mi sabia abuela lo prescribiría como un remedio para los momentos difíciles, através de un simple y eficaz método para ver la vida distinta, especialmente en esos momentos difíciles que todos tenemos algún día.

Si estás deprimido o triste

Si estás triste, desmotivado o cansado de todo, te propongo el siguiente experimento: vas a un cajero automático, sacas doscientos euros en billetes de veinte y te das una vuelta por la zona más pobre del a ciudad en la que vivas. Y cada vez que te encuentres con alguien que viva en la calle (hay mucha más gente en esa situación de lo que crees), siéntate a su lado y habla con él un rato. Conoce su historia. Después, al despedirte, con sumo cariño y respeto, con las dos manos juntas y discretamente, le das un billete de veinte euros doblado. No olvides que lo más importante es la mirada, la intención y la actitud de agradecimiento. Si encima, eres capaz de regalarle una sonrisa, felicidades. Busca nueve personas más y haz lo mismo. (Si no tienes doscientos euros, hazlo con menos). Luego, vuelve paseando tranquilamente a tu casa y reflexiona. ¿Cómo te sientes? ¿Aún estás triste, deprimido, desmotivado o cansado?

Es la mejor medicina que conozco. Y no tiene efectos secundarios dañinos. Pero antes de hacerlo, ten en cuenta que puede crearte adicción. El placer es intenso y la paz, duradera.

"Cómo ser feliz cada día”, de Raimon Solà



¿COMENTARIOS, OPINIONES? PARTICIPA EN NUESTRO FORO DE OPINIÓN

http://forocontigomismo.ning.com

 

Tell me when this blog is updated

what is this?