lunes, 3 de mayo de 2010

HUYE DE LOS REMEDIOS... AJENOS!



Hay muchas personas que dedican obsesivamente su vida a encontrarse a sí mismas y a buscar la verdad! Buscan maestros, iluminados, divinidades, tahures, brujas, gurús... que iluminen su camino! Ni que decir tiene que cada uno es maestro de su propio Destino y no hay quien pueda caminar por uno! Desconfía de quien cree conocer tu verdad, tu futuro o el devenir del Universo! Desconfía de quien te toma de la mano para llevarte plácidamente hacia ti mismo o hacia la vida soñada...

Ante las dificultades surjen las oportunidades! Pero el miedo es un mal aliado para encontrarlas! El miedo es lo que te hace huir de ti mismo, no enfrentarte a tus propios fantasmas y a dañarte a ti mismo para entregarte a las soluciones previsiblemente eficaces y ajenas. Ante la incertidumbre personal, surjen personas, momentos y lugares aparentemente redentores que, ilusoriamente, iluminan nuestra vida de tinieblas! Pero cualquier decisión -por nimia o irrelevante que ésta sea- basada en el miedo no puede traer más que más confusión a nuestra vida! El miedo nos hace vulnerables, frágiles ante el dominio ajeno o débiles ante la inquietud personal o ante el futuro. Y para recomponer el equilibrio, el miedo se vale de trampas que nos llevan a entregarnos a vivencias impropias, experiencias ajenas o a dimensiones más allá de la realidad mundana!

La verdad no hay que buscarla, está donde siempre estuvo en nuestra vida... en nuestro interior! Solo hay que apartarse de la mentira y el autoengaño para que la verdad florezca desde nuestro corazón! Buscar la verdd, el amor o la felicidad es perderlos... es dedicar nuestra mente para explicar lo inexplicable de nuestro ser y de nuestra vida! Y la mente, por definición, coarta la percepción de la vida y desoye nuestras señales internas... buscando recetas mágicas, infalibles e inmediatas, -propias o ajenas- para atajar nuestro camino! Nadie puede evitarse vivir lo que necesita vivir para aprender, nadie puede hacerte sentir lo que no sientes, nadie puede explicarte con palabras todo aquello que explica mejor tu propio silencio! Busca tu verdad donde realmente está, bastará que dejes de engañarte y aprendas a sentir lo que en realidad sientes... contigo mismo!

Aquí te traigo una interesante entrevista de La Vanguardia, en la que uno experto en sectas habla sobre ese peligroso fenómeno social -y económico, por qué negarlo- que convierte a sus adeptos en crónicos aprendices de la vida que, a cambio de una presunta seguridad, iluminación y comodidad, entregan su alma a sus presuntos maestros iluminados! Extrae tus propias conclusiones...


Miguel Perlado, 37 años, especialista en relaciones sectarias"Me llaman "comecocos": sólo intento que el sectario dude". La Contra de La Vanguardia. VÍCTOR-M. AMELA - 12/01/2010

¿Sigue habiendo sectas?

Sí. Trato a personas sumidas en relaciones sectarias.

Hace 30 años operaban sectas ufológicas, Hare Krishna...

Las más activas hoy son las sectas gnósticas (organizan conferencias), la cienciología y los grupos psicoterapéuticos.

¿Qué tipo de personas se enredan ahí?

En Catalunya, un 0,9% de la población en este el último año: son jóvenes, sobre todo.

¿Qué perfil tiene el joven sectario?

Ingenuo, idealista, concienciado, de buen corazón, con ganas de ayudar... Jóvenes inteligentes y con inquietudes humanistas.

¿Y qué persigue la secta? ¿Su dinero?

Poder. Poder sobre el adepto. Y, a más adeptos, más poder. Poseer el tiempo del adepto es ya poseer su riqueza.

¿Cómo nace una secta?

Uno proclama haber accedido a una verdad renovadora, salvadora, sanadora. Otros se le acercan: deviene su líder. Ansía un grupo de seguidores: promueve mecanismos de sumisión. Y parasita a sus adeptos.

¿Qué grupo es secta y cuál no lo es?

No hay tipificación precisa. Me atengo a la nocividad de cada grupo sobre sus adeptos.

Una joven quiere ser monja de clausura: ¿la trataría si lo pidieran sus padres?

Esa congregación no será sectaria si no tiene doble agenda, es decir, si sus fines y métodos son transparentes y si ese convento no disimula sus preceptos. La secta atrapa al adepto sugiriéndole que a medida que se comprometa conocerá verdades secretas...

La zanahoria salvífica...

"No cuentes nada, los demás no lo entenderán: calla y te enseñaremos cosas más valiosas...", dice la secta, que añade: "¡Abandona tus viejos apegos!", hasta anular la individualidad y lograr sumisión ciega.

Anulada la capacidad crítica del adepto, ¿quién acude a pedirle ayuda a usted?

Familiares y amistades cercanas de esa persona, preocupados ante sus alteraciones.

¿Qué tipo de alteraciones?

Esa persona, te dicen, "ha cambiado", "está más hermética", "ensimismada", "obsesa", "dice haber descubierto algo nuevo y que están ayudándole". Y no admite críticas.

¿Qué es lo primero que hace usted?

Preguntar primero, para descartar patologías..., y ver qué grupo anda detrás.

¿Y con qué suele toparse?

Grupos orientalistas, esotéricos y ufológicos. Grupos ultracatólicos, como la Iglesia Universal y Triunfante o el Opus Dei (trato aún a familiares preocupados y a ex adeptos). Y hoy, sobre todo, grupos terapéuticos.

¿Qué tipos de grupos son esos?

Hablan de "psicotecnologías", de "canalizaciones"... Son grupos que prometen sanarte cuerpo y alma mediante alguna escuela psicológica revolucionaria o un infalible método terapéutico corporal y energético...

A veces la fe mueve montañas.

O encadena la voluntad y esclaviza. Analizo si esa persona ha perdido su subjetividad.

¿Y si esa persona declara sentirse feliz en su secta?

Pido hablar un rato con ella. Y si acepta venir a verme...

Usted va y la desprograma.

No, esa terminología es caduca: ¡eso sería hacer lo mismo que la secta, pero a la inversa! Podría lesionar emocionalmente a mi paciente, y además se me podría demandar.

Entonces, ¿qué hace?

"Intervenciones para la salida" (en inglés, exit counseling),lo llamamos ahora: consiste en intentar abrir alguna grieta en el muro de sus certezas, abrir alguna brecha...

¿Cómo se hace eso?

Al principio, el sectario suele hablarte en plural... Mediante preguntas, yo procuro averiguar qué carencia o necesidad íntima le inclinó hacia ese grupo... E intento reactivar su identidad, friccionarla con la secta, provocar dudas, estimular su espíritu crítico... Sólo así podrán resquebrajarse sus convicciones. "¡Tú decides!", le digo al final.

¿Qué índice de éxito consigue con sus "intervenciones para la salida"?

Un 65,2%. Lo más difícil es tratar a adolescentes criados desde niños en grupos sectarios... Y si veo que mi intervención puede dañar más que ayudar, me refreno...

Se mueve en una frontera borrosa...

Cierto.
Me llaman "comecocos", "desfibrilador", "desprogramador", "recalcitrante", "inquisidor"... Y yo mismo a veces me pregunto: "Y yo, ¿en qué creo yo?".

¿No es usted de una secta antisectaria?

Pregunta pertinente... ¡Lo sano es dudar siempre de todo, justamente! Cuando un paciente me espeta eso, yo aprovecho para rogarle: "Bien, pues ayúdame tú a pensar por qué crees que yo estoy en una secta...", ¡y eso acaba por ayudarle a verse a sí mismo!

¿Y luego, qué?

Lo ideal sería un periodo mínimo de tres meses de desintoxicación, es decir, de alejamiento de ese grupo, para evitar que vuelva a ser captado y sectarizado.

¿Puede un partido político llegar a operar como secta?

Sí. Y un conjunto musical también. Y un movimiento artístico. Y una escuela psicoanalítica... Si hay líder carismático, jerarquía rígida, obediencia ciega, sumisión incondicional y un "maltrato por tu bien"..., hay secta.

¿Y un club de fútbol?

El líder sectario es paranoide: le enfurece toda crítica y la atribuye siempre a "los malos". Exige uniformidad monolítica. Esto puede pasar en una corporación, una junta directiva, una ONG...

 

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