jueves, 23 de septiembre de 2010

LA MUJER, LA LUNA... Y SU GATO



Reconozco que me trae la luna y su misterio! Y hoy es luna llena, un día en que la magnitud de la luna se hace evidente, aunque su discreción le haga permanecer en silencio y siempre alejada. Porque la luna, al contrario que el sol, está ahí imperturbable, silenciosa y enigmática, pero sin un brillo propio, como si de una discreta y bella mujer se tratara! Pero en sus gestos sutiles, en su movimiento apenas perceptible pero constante, la luna siempre está acompañándonos a aquellos que sabemos mirarla, deseamos adorarla y queremos acariciarla...

Y bajo la luna, siempre hay un anónimo acompañante que, como ella misma, se mueve sigiloso y se desliza por los tejados, hoy iluminados por este resplandor de la luna plena. Un gato, que con sus ojos felinos y brillantes, deambula por la noche adorando y maullando a su amiga siempre lejana, la luna. Ambos, aún en la distancia, comparten la noche, la bóveda celeste que palidece ante el resplandor de la luna clara. Ambos, discretos, aparentemente frágiles y solitarios, muestran su orgullo y su amor, pero solo lo comparten con quien sabe comprenderlos y quien ve más allá de su sombra, quien es capaz de adorar su enigmática, mágica, huidiza y esbelta silueta!

Luna y gato son ambos como esa mujer bella que los tiene ahora en brazos, acurrucados, reclamando ternura. A ratos un tanto sombría, pero siempre distinguida y soberana, esa bella mujer aparece desde la sombra y manifiesta súbitamente su grandeza, discreta. Ronronea, se frota entre tus amigables manos, se mueve buscando el sutil y breve contacto y anhela tu calor humano... pero huye, se esconde de nuevo en el silencio y en la sombra para no ser atrapada, para no perder su tan preciada libertad bien ganada! Pero su paso por un rato de tu vida, su existencia fugaz, inesperada y breve, nunca te deja indiferente: su presencia es inquietante, mágica y distante... pero a la vez cercana, como esa sombra bailarina que lanza la fugaz luna plena a su paso por los tejados y los campos llanos!

Y es que esa mujer mágica, bella y enigmática, mitad felina y mitad lunática, callada, discreta, misteriosa, sensual, atractiva y, a la vez, tristona, guarda en su corazón las sombras de una luna oscura y, a su vez, el resplandor de la luna rabiosamente llena; en sus finos, pero cálidos y silueteados labios se dibuja sutilmente la ternura que reclama; su cuerpo esbelto esconde sus formas atléticas, sinuosas e insinuantes que sueña compartir con pasión... mientras su bella y felina mirada se enfrenta fijamente a tu mirada y te pide a gritos mudos que te acerques, que la acaricies aunque sea con tus palabras, que la ames como merece... pero sin apenas tocarla, guardando la distancia, respetando su silencio y su deseo casi callado!

 

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