lunes, 20 de septiembre de 2010

EL DÍA DEL RESPETO A LOS ANCIANOS



Siempre he creído que "es de bien nacido ser agradecido", como reza el dicho! Y si algo tiene que hacer Occidente es revisar qué respeto tiene por quienes aportaron la mayoría de su vida trabajando e intentando añadir su personal granito de arena a la sociedad. Los integrantes de esa generación que nos precedió y que ahora están "aparcados" -no siempre dignamente, ni con las mínimas garantías de supervivencia- por un mundo que desecha lo inserbible. Y es que, a pasar de citar repetidamente la palabra "reciclaje", nuestra sociedad no reutiliza lo que consume y deteriora, simplemente lo ignora y tan solo espera e intenta paliar que no se acumule! Evidentemente una sociedad que no sabe aprovechar la sabiduría acumulada de sus ancianos es una sociedad basada en la inmediatez y está abocada al error como único y costoso método de evolucionar. Porque con el error se aprende, es verdad... pero si alguien ya ha errado en su vida y ha aprendido la lección que trae consigo, esa persona -por mayor que sea- puede aportarnos luz en momentos en que la perspectiva, la experiencia y la madurez son necesarias!

Ni que decir tiene que un fenómeno demográfico acuciante y actual es el gran número de personas de la tercera edad en la sociedad, gracias a los avances en medicina! Pero, prolongar la vida por prolongar, sin dar además un sentido a esa nueva etapa, provoca demasiadas veces angustia vital y soledad! ¿Nos extrañamos del paulatino incremento de enfermedades -mayormente seniles- como el Alzeimer, la demencia senil y otra serie de trastornos que evidencian la voluntad de aislamiento y la desilusión ante la vida? En un mundo que los ignora y los abandona después de haberlos sobreutilizado en su edad productora y reproductora, no es todo ello una muestra de dar la espalda al mundo por sentirse ignorado, vilipendiado y/o poco respetado? Es lo máximo que pueden pretender de su vida esos ancianos!

En una sociedad sana, próspera y basada en lo esencial, la aportación de la tercera edad -la madurez, la experiencia y la sabiduría- debería estar bien articulada, como siempre hicieron los presuntamente primitivos indígenas desde sus Consejos de Ancianos, que se reunían para dar su opinión o solucionar cualquier problema o conflicto que existiera en la tribu! En nuestra opulenta y avanzada sociedad, los ancianos -o solo una parte de ellos, los que tienen renta alta- solo son una posibilidad de negocio, como demuestra lo lucrativo que resulta todo lo relacionado con el sector geriátrico! Pero, en cambio, desoímos sus sabios consejos, que evidentemente deberán ser tamizados, pues estamos en un nuevo mundo que poco tiene que ver con el que vivieron! Ni que decir tiene que nuestra juventud -visto lo visto- sigue el precepto de la sociedad moderna, ignorando a sus "viejos" e incluso faltándoles sistemáticamente al respeto!

Durante demasiado tiempo yo critiqué a mis predecesores por haberme dejado en un mundo que no me gustaba, muy alejado de lo que álguien debería vivir y merece! Les reprochaba su incapacidad por mejorar las cosas y por solucionar los problemas e injusticias de un mundo que habían creado ellos! Hoy -quizás amparado por mi mayor edad y/o mejor juicio- me doy cuenta de que mi querida hijita quizás dirá lo mismo de mí, su padre, ese que habló mucho siempre, pero que tampoco fue capaz de cambiar y mejorar el mundo! Pero hoy ya sé cuál es el legado que dejaré a mi hija y a toda su generación de futuros ciudadanos del mundo: saber que el mundo se cambia persona a persona, desde dentro... e intentar que ésta sea mi diaria y humilde aportación como futuro y probable anciano, antes de que la sociedad decida aparcarme o que mi propia desilusión por el abandono me haga cerrar mis ojos, mis oídos y mi boca para no ser ignorado!

Aquí traigo una información sobre Japón, que hoy celebra el Día del Respeto a los Ancianos, aunque, como suelo decir, lamentablemente solo celebramos lo que ignoramos! Extrae tus propias conclusiones...


Un envejecido Japón celebra el Día del Respeto a los Ancianos

La festividad se instauró hace 44 años como reconocimiento al papel que jugaron los ancianos en la espectacular recuperación de Japón tras la II Guerra Mundial Tiene 8 millones de octogenarios y un 23% de población mayor de 65, lo que amenaza el frágil sistema de pensiones. La Vanguardia. 20/09/2010

Tokio. (EFE).- Japón, con 8 millones de octogenarios, celebra el Día del Respeto a los Ancianos en medio de la inquietud por el acelerado envejecimiento de su sociedad, que amenaza el actual sistema de pensiones.

Una dieta equilibrada y hábitos de vida saludables parecen ser las claves de la longevidad nipona, que se traduce en cifras récord: el 23,1 por ciento de la población, o casi 30 millones de personas, tiene más de 65 años, y de ellas más de 40.000 han sobrepasado los 100, según datos oficiales.

La festividad que se celebra hoy lunes se instauró hace 44 años para homenajear a los ancianos, como reconocimiento al papel que jugaron en la espectacular recuperación de Japón tras la devastación del país en la II Guerra Mundial.

En aquel entonces, los mayores de 65 años eran cerca del 6 por ciento de la población. Hoy, el porcentaje se ha multiplicado casi por cuatro a la luz de una altísima esperanza de vida, que en el caso de las mujeres es la mayor del mundo: 86,44 años para ellas, y 79,59 años para ellos.

Los datos corresponden al último informe, publicado en julio, del Ministerio nipón de Sanidad, que sostiene que ahora se vive más tiempo por los avances médicos contra el cáncer, los problemas cardíacos y las apoplejías, los tres males que más muertes causan en el país.

Ninguno de ellos ha afectado hasta ahora la persona más anciana de Japón, Chiyono Hasegawa, una mujer que a sus 113 años recibió hoy un homenaje especial en la localidad de Saga (suroeste del país) con motivo de la festividad de los ancianos. Nacida el 20 de noviembre de 1896, Hasegawa sigue manteniendo intacto su gusto por los dulces y, aunque en silla de ruedas, participa de cuando en cuando en las actividades de ocio que organiza la residencia en la que vive.

Pero la otra cara de la moneda de la longevidad nipona es su impacto en el complejo sistema de seguridad social del país asiático, aún muy restrictivo con la inmigración y cuya población en edad productiva se reduce año tras año desde hace catorce.

En los últimos años se han tomado algunas medidas, como una reforma de la ley de pensiones en 2004 que incrementó las cuotas de cotización a la seguridad social y redujo las cantidades a percibir, aunque ello no ha bastado para garantizar la sostenibilidad del sistema. La enorme carga de las pensiones es uno de los caballos de batalla del primer ministro, Naoto Kan, quien en su primer discurso ante el Parlamento tras ser investido, en junio, anunció su intención de reformar los principios del sistema, algo en lo que por ahora no se ha avanzado.

En medio de esta situación, un informe del Ministerio nipón del Interior publicado con motivo del Día de Respeto a los Ancianos reveló que cada vez son más los mayores de 65 años que continúan en activo. En total, 5,65 millones de ancianos seguían trabajando el año pasado en Japón pese a haber pasado la edad de jubilación, más de 3 millones de ellos como empleados de distintas empresas.

El mismo informe reveló algunos datos curiosos, como que el 56,3 por ciento de los hogares formados por ancianos tienen al menos un ordenador personal y el 81,2 por ciento dispone de teléfono móvil.

El Día del Respeto a los Ancianos se celebra este año tras la polémica suscitada este verano por la "desaparición" de miles de ancianos que figuraban en los registros de residencia y que, en realidad, podrían haber fallecido hace incluso décadas.

El caso salió a la luz después de que funcionarios municipales de Tokio descubrieran a finales de julio los supuestos restos del considerado el hombre más viejo de Tokio en su casa, con signos de llevar cerca de 30 años fallecido. Ello llevó a un control a nivel nacional del complejo sistema japonés de registros, que evidenció que en miles de casos los familiares no habían notificado las muertes de los ancianos, supuestamente para seguir cobrando las pensiones en su nombre.

El Gobierno asegura, sin embargo, que este caso no afecta a las estadísticas ya que éstas no se basan en los registros de residencia.

 

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