viernes, 22 de octubre de 2010

MIEDO... AL MIEDO!



Sin duda ahora reconozco bien el miedo, porque he sentido profundo miedo en mi vida! Lo veo a distancia, porque lo he tenido durante tanto tiempo conmigo que ha sido, durante años, mi mejor amigo. He compartido con él mis indecisiones, mis dudas, mis culpas -propias y ajenas-, mis incertidumbres. Como mi propia sombra, ha seguido siempre mis pasos, a poca distancia. Conozco el miedo desde niño y me ha acompañado hasta mi madurez, he llegado a envidiar su lealtad hacia mi persona, su profunda amistad!

Pero hoy, sumido en una depuración de lo ajeno en mi vida, estoy aprendiendo a desterrar el miedo en ella. Porque, aunque me acompañó siempre, ahora veo que se llevó consigo mi capacidad de emprender, mi valor, mi fe y mi arrojo innato. Es más, me privó de soñar, hoy mi valor en alza y mi sentido en la vida. Y ese es un precio demasiado caro para conservar cualquier amistad! Hoy soy cosciente de que, inumerables veces, me arrastró al desasosiego, a la deseperanza, a la apatía, a la rutina segura... pero claustrofóbica, que reinaba en mi vida hasta hace poco! Y ese fue, sin duda, mi gran y más reciente descubrimiento. Ahora pienso que mi miedo fue lo que provocó el miedo en los que me rodeaban, que me arrancó mis anhelos de cuajo y me lanzó a esta cruda realidad mundana e hiperrealista que todos vivimos, repleta de miedo, sombras y de mediocridades! ¿Cuántas personas me temieron, en vez de amarme, como yo quería y necesitaba? Qué lejos están el amor y el miedo, en nuestra vida! Son caminos excluyentes, opuestos y firmes ambos, que nos alejan o nos llevan al Cielo o al Infierno! ¿Cuántas veces hablamos de amor y es, en realidad, puro miedo?

Los presuntos entendidos en el ser humano, en base a la hoy famosa -y lucrativa- Ley de Atracción, dirían que mi miedo al miedo no provoca nada más que el miedo que hay a mi alrededor! Pero hoy sé que reconozco mi miedo al miedo... porque me aleja del amor que hoy pretendo ilumine mi vida entera! Ahora sé que mi miedo me aparta de mis sueños, que pretendo hacer realidad, del amor verdadero, de acercarme a personas que conocen su miedo y quieren -como yo intento hacer cada día- desterrarlo de su vida para cambiarlo por amor... y compartirlo conmigo! Porque saben bien que hay que ser valientes para soñar de nuevo, alzar el vuelo y ver la vida de otra forma y con verdadero sentido, amando de verdad en un mundo en que pocos tienen el valor de sentirlo, vivirlo y compartirlo...

Durante estos últimos meses -o años, qué más da- he llegado a pensar que era yo -y mi miedo al miedo- el que atraía a personas con miedo. Y, aunque fuera en parte verdad, no fue mi miedo lo que les atrajo, sino mi tesón por perseguir el amor, dejando atrás mi miedo! Muchos hoy ven en mí alguien capaz de motivar, animar, entusiasmar y contagiar mi manera de ver y de vivir la vida, con amor! Incluso hay quien me llama "maestro", calificativo que, cómo no, siempre me ha dado miedo! Más que nada porque olvidan que, cuando uno es capaz de ver y de valorar algo de alguien, no es más que ver reflejado todo aquello que ya poseen y que desearían recuperar en tu vida!

Hoy más que nunca, permanezco absorto y bien atento con mi capacidad de reconocer el miedo y apartarlo de mi vida! Hoy, más que nunca, creo que soy capaz de estar sentado al pie del abismo, sin miedo a caerme y esperando que el amor inunde mi vida y me ponda alas, desde las alturas del precipicio, sin tener miedo a caer en él! Porque, por primera vez en mi vida, he descubierto que el riesgo no es tanto acercarse al precipicio de lo interno, lo mágico y lo desconocido de nuestra vida, sino en no confiar en que allí -precisamente- está la felicidad que siempre había buscado... y que, sin duda, debe compartirse!

Te traigo un fragmento de una entrevista de La Contra de La Vanguardia a un actor argentino, en la que cita el miedo. Extrae tus propias conclusiones...

(...)

Nueve generaciones de artistas. ¿Predestinado?

Nací dentro de un teatro y lo odiaba porque me robaba muchísimas horas de estar con mi madre. Pero el mismo día que me licencié, me presenté a un casting y me dieron el papel.

Usted ha sido Marco Antonio, Adán, un médico, un demente...

He sido mil personajes dispares. Al principio creía que los hacía yo, pero con el tiempo me di cuenta de que son ellos los que vienen a contar una historia. Yo soy el portavoz; simplemente, tengo que abrirme.

Eso debe de tener sus riesgos.

No utilizo la memoria en escena, para mí es contra natura, como lo es tener miedo por subir a un escenario o ante una cámara. Si eliges una cosa porque te hace feliz, no puedes sentir miedo, tienes que vivirla bien.

El miedo lo arruina todo.

Estaba en las islas Canarias con el agua por las rodillas, se formó una ola gigante, como un edificio, y me cayó encima. Son fenómenos muy particulares: mareas del Pino. Me dejó boca abajo, como una araña, muriéndome en dos palmos de agua.

¿Quién le salvó?

El conserje del hotel donde nos alojábamos me vio desaparecer, vino, me abrazó y la segunda ola le cayó a él enla espalda, la soportó y no me soltó, porque si no, se me hubiera llevado el mar. Primer diagnóstico: tetraplejia y después tres años de rehabilitación.

¿Qué ha aprendido de esa experiencia?

Sólo servía para árbitro de ping-pong, y eso para mí no era vivir. Tuve que aprender a caminar, a tragarme los dolores... Hablábamos del miedo, y ahí lo sentí: miedo a ser un estorbo. Pensé en cómo suicidarme.

¿Ha superado el miedo?

Hay miedos que se instalan cuando tienes hijos, son como larvas, y una larva no tiene nada que ver con un ser querido. Me da la sensación de que cuando uno piensa en el miedo, lo atrae.

Tuvo un segundo accidente.

Un síncope. A partir de los 50, cuando los hombres nos levantamos de noche a hacer pipí, debemos hacerlo sentados. Me destrocé los huesos de la cara. Estrenábamos al día siguiente, y nos quedamos en pelotas.

¿Le ha cambiado el carácter?

Ya me he acostumbrado a los dolores, pero me han entristecido un poco. A nadie le gusta ser menos de lo que fue.

¿Qué es lo importante?

Mi mujer y mis hijas. Y hay cosas de las que me siento orgulloso: he ayudado a mucha gente en momentos difíciles, a perseguidos políticos. Me he tomado en serio ciertas cosas que aprendí, como que la libertad es un útil, no un concepto, que la ética existe y que hay que defenderla porque son muchos los que no creen en ella.

¿Qué pretende con su trabajo?

Conmover. Hablar de esas cosas de las que no habla la realidad mediática. Lo que se trasluce de los medios es que los seres humanos somos una mierda. La noticia sigue siendo que el hombre mordió al perro.

¿Hay otra realidad?

Mi experiencia en los hospitales es la de personas que se desvivían para salvarme a mí y al de al lado. Pasaban las horas y veías a la misma persona con la misma sonrisa tratando de cuidarte. Y fíjese en los maestros.

Una profesión difícil.

Yo no podría estar ni cinco minutos entre 35 niños, ¡sería Herodes! Y ellos están ahí todos los días intentando hacerlos crecer bien. Yo conozco a más gente así que a pederastas o asesinos, pero esos son los que ocupan los periódicos, y los nada encumbrados de la fama, que no tienen ningún mérito.

...

Quiero contar esa otra historia, alguien tiene que hacer el trabajo limpio. Decir que urge vivir y quererse, y aprender a cuidarnos y a cuidar lo que nos rodea, y no llenarnos de cosas inútiles y apreciar lo que el otro hace. Es tan fácil destruir..., pero el ser humano demuestra su fortaleza construyendo.

¿Le apoyan los productores y los programadores?

Cuando llegamos a Madrid con Adán y Eva estuvo tres años viviendo en cajones, nadie quería hacerla porque no tenía entreactos: "¿Cuándo se van a fumar el pitillo?". La vieron un millón y medio de personas. Sólo el 2% del teatro de texto en el mundo sobrepasa el millón. Diez años estuvimos en cartel.

Usted produce sus espectáculos y actúa en ellos. ¿También se hipoteca?

No me gusta que me digan cómo hay que hacer las cosas. Las dos obras que he hecho, Adán y Eva y Por el placer de volver a verla,nacieron de hipotecar mi casa, porque cada vez que tuvimos dinero para producir se lo comieron mis accidentes.

Difícil.

Difícil es vivir en África con un hijito con la pancha inflada; esto es un contratiempo.

Es usted un quijote.

Creo que el gran problema es que vivimos entre mandones y mandados y el sueño se pierde. Por eso está mal el mundo, porque la gente no dedica la vida a lo que quiere. Nadie que haya trascendido ha dejado de perseguir su sueño. El sueño es como una mujer coqueta: hay que conquistarlo y saber decirle por qué eres merecedor.

...

Si el tigre tiene hambre, la presa no se le puede escapar, porque si no come, muere. Al hombre le pasa igual: si no cumple su sueño, se transforma en la sombra de sí mismo.

 

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