miércoles, 29 de diciembre de 2010

TIEMPOS PASADOS...¿SIEMPRE FUERON MEJORES?



Casi se han acabado las fiestas navideñas y ya estamos llegando al final de año, como cada año! Como sabes, es la única época del año que me concedo la licencia de mirar atrás en mi vida. Estas fiestas de Navidad, es verdad, invitan a la nostalgia, pues en ellas uno rememora lo vivido antes con personas que quizás ya no están cerca nuestro, circunstancias que no se repetirán jamás, momentos únicos e irrepetibles que aún remueven nuestra memoria, nuestra conciencia y nuestro corazón cuando las evocamos. Pensar en el pasado de vez en cuando no es algo malo, en sí. Sí lo es, en cambio, vivir del pasado, intentando repetirlo una y otra vez, con sus mismos aciertos y errores, sin aprender... y no vivir el "hoy"!

Cuando pienso en mi pasado veo cosas -aparentemente- buenas y malas acaecidas en mi vida. Hace ya tiempo llegué a la conclusión de que siempre miro al futuro porque mi pasado no fue como yo imaginé que sería, luego, de alguna manera, me entristece y, en cambio, tengo la lamentable sensación de que todo está aún por hacer en mi vida. Me angañaría si quisiera que volviera mi pasado pues, como el de casi todos, nunca fue mejor que mi presente! No puedo sentir nostalgia de un tiempo que, aunque necesario para llegar hasta aquí, al hoy, dejaría mucho que desear en la vida de cualquier persona. Demasiadas historias sin final feliz, llenas de ausencias, de incomprensiones, de carencias... como seguramente casi todo el mundo! En todo caso, entiendo más el sentimiento de autocompasión, que el de nostalgia por lo que realmente fue! Pero la mente fabrica recuerdos a medida, sesgados de la realidad vivida, para que encontremos a faltar todo eso que nunca vivimos, como si de un paraíso se tratara! Si somos honestos con nosotros mismos y con nuestra historia, muy probablemente veremos nuestro presente -sea cual sea- mucho mejor que nuestro pasado!

¿Qué ha cambiado en mi vida hoy, con referencia al pasado? Seguramente pocas cosas o, como mínimo, nada tan relevante como para dejar de sentirme a ratos "injustamente maltratado" por la vida! ¿Nuestro referente para sentirnos así? Todo eso que creímos que debió ser nuestra vida! Pero la verdad es que hoy mi vida no es mucho mejor que la de antaño, pero sin duda algo ha cambiado en ella! He aprendido a aceptarla tal y como es... y sin recurrir a la resignación ni a la abnegación! Hoy entiendo que todo lo bueno y malo vivido me han traído hasta aquí! Y, sobre todo, me ha enseñado que, para ser dueño de mi vida, no es necesario controlarla y preveer sus próximos movimientos, sino aceptar lo que llega, aprender de todo ello y utilizarlo en positivo en mi vida hacia mí mismo... o hacia los demás! Esa manera de vivir es radicalmente opuesta a la vivida en mi pasado, donde quizás había demasiada vanidad y/o falta de humildad en los buenos momentos y, en los momentos malos, demasiada resignación o sentimiento de impotencia! Por decirlo de una manera simple: aprendí a surfear, pero sin tener noción de hacia dónde me dirigía y siempre siendo una víctima, bailando al son de la vida! En el peor de los casos, siempre podía recurrir a la autocompasión para sentirme el peor de los mortales, dadas las circunstancias de mi vida!

Pero la autocompasión es un mal consejero, incluso en los malos momentos que todos tenemos, como lo es creerse dueño de la vida sesgándola y solo aceptando lo agradable en ella, como cuando nos sentimos agradecidos con la vida! Y eso es, precisamente, lo que he cambiado en mi vida: la capacidad de admitir la vida sin reservas y aceptar lo que ella me ofrece, ya sea felicidad o sufrimiento. Es lo que me da valor como persona firme y, aunque como ser humano también tengo mis momentos bajos, intento que día a día esto domine mi manera de pensar, sentir y vivir mi vida! Si -como muchos creen o pretenden lograr en su vida- no me enterneciera mirando una escena de amor, sufriendo una distancia o un silencio o no me doliera el dolor ajeno, no sería un ser humano. No es ganando insensibilidad o dureza como me hago fuerte, sino todo lo contrario, siendo plenamente consciente de mis fortalezas y debilidades como hombre, pero dándoles siempre el oportuno sentido y momento! ¿Eso me hace fuerte o vulnerable, al fin? Sin duda fuerte, capaz no solo de aceptar mi propio sufrimiento, sino de ayudar -en lo posible- a los demás, intentando dar esa visión positiva y, sobre todo, encontrándole su sentido!

Sé que esta manera de ver y de aceptar la vida tiene su alto coste! Pocas personas a mi alrededor entienden el sufrimiento y la alegría como componentes -a partes iguales- de nuestra vida, plena! Inclinar la percepción de la vida hacia uno u otra, depende de uno mismo... y eso no es más que la libertad de decidir qué queremos y qué hacemos cada día por nuestra propia vida! Es verdad que es una opción libre y continuada, pues la vida nos reta a menudo poniéndonos a prueba en nuestro tesón por alcanzar lo que merecemos realmente en ella! También es verdad que es una lucha interna, dificilmente explicable y entendible por los de fuera, pero no está demás pensar que todo el mundo tiene su propia lucha personal e intransferible, aunque tratemos de distraernos o disimularlo... y que, al fin, las cosas no son lo que son, sino cómo somos, o sea como somos capaces de sentirlas y de gestionarlas... en el momento oportuno!

Miguel Benavent de B.

 

Tell me when this blog is updated

what is this?