lunes, 30 de marzo de 2009

AMAR A UNA MUJER NO ES POSEERLA



Aquí una nueva Contra de La Vanguardia. Con un lenguaje cotidiano, un escritor catalán describe el amor y la relación de pareja. A pesar de la aparente frivolidad en sus respuestas, Racionero afirma con contundencia que el machismo es alentado por las mujeres, describe al hombre como "capado" (yo le llamo castrado emocional) y predica que la convivencia mata el enamoramiento. No hay que buscarle profundidad al texto, aunque tras él esconde certezas educacionales de alguien que ha vivido el amor demasiadas veces en su relativamente corta vida.

Seguramente habla de un amor cotidiano, popular, en el que la magia y el misterio del encuentro de dos seres humanos brilla por su ausencia. Pero es lo que hay en nuestro mundo: exceso de cotidianidad y poca capacidad de levantar la vista para ver el bosque. Por cierto, últimamente he visto a demasiadas mujeres con una especie de "homofobia" que les hace rehuir de sus relaciones sentimentales con hombres. Algunas han apostado por cultivar la amistad entre mujeres, mientras otras han focalizado en sus hijos -o con perdón, en un animal doméstico- su instinto maternal y su afecto innato. Me entristece tanto ver la dependencia de ciertas mujeres con respecto a su hombre redentor, como también esas otras mujeres -algunas de ellas jóvenes, bellas e íntegras- que escapan de los hombres y de encontrar una nueva relación sentimental, como desean -aunque lo nieguen en público- y merecen. Seguramente muchas de ellas padecieron experiencias ingratas en sus anteriores relaciones sentimentales y el miedo -al fin- se apoderó de su vida. O descubrieron que el hombre no es, necesariamente, un príncipe, sino una rana encantada de serlo! O quizás aprendieron que la vida es caerse, levantarse de nuevo y no repetir la misma caída. Por algo "fall in love" (enamorarse, en inglés) es la perfecta y única coartada válida para volver a caer! Pero, obviando que enamorarse en la madurez no es volver a caer, sino construírse mutuamente con álguien amado... olvidaron que cada nueva experiencia -y en ella, cada persona, momento y lugar- tiene algo de singular, de mágico y de nuevo que aporta esperanza y da sentido a la vida, cada día. Si en la vida solo rememoramos momentos mal vividos, los almacenamos en nuestra terca memoria y no nos concedemos el derecho a buscar lo que merecemos, esta vida no tiene sentido. Al fin y al cabo se trata de decidir si es el amor o el miedo quien manda en nuestra vida! El dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) afirmaba que "dichas que se pierden, son desdichas más grandes".

Disfruta de la entrevista y, tras su aparente ironía, descubre ciertas verdades.


Luis Racionero, 69 años, escritor"Mi madre me hizo machista". La Contra de La Vanguardia-VÍCTOR-M. AMELA - 24/03/2009

¿De cuántas mujeres se ha enamorado?

De cinco.

¿Con cuántas ha convivido?

Con seis.

(...)

¿La convivencia mata el amor, pues?

Sí. El roce diario desgasta. Te enamoras y buscas convivir: convives y te desenamoras.

¿Y si hoy vuelve a enamorarse, qué?

Me sé todo lo que puede pasarme con una mujer, conozco sus patrones de conducta.

Compártalos, si le place.

Uno: te hace creer que te las has ligado, cuando es ella la que elige. Dos: te hace creer que fornicas bien, cuando en la cama de una mujer todo hombre es un inválido.

Va bien saberlo...

Tres: la mujer te hace sentir culpable por sistema, para poder cobrártelo luego.

¿Es usted machista?

Mi madre me hizo así, por desgracia. Las madres hacen machistas a los hijos desde niños, y la mía lo hizo conmigo.

¿Cómo?

A mí me gustaba la cocina, pero mi madre me expulsaba: no me enseñó a cocinar, limpiar, lavar, planchar, hacer la cama…

Suena a excusa.

Ojalá las madres dejasen de fomentar la inutilidad doméstica de sus niños y dejasen de jactarse de que "mi niño las trae loquitas"..., pero persiste la conspiración femenina para hacer de los hombres unos inútiles.

¿De qué conspiración me habla?

La madre programa al niño para ser dependiente de una mujer. ¡La madre prepara a su hijo para la futura nuera! Y el niño, de adulto, obedecerá a la esposa como a una madre.

Alguna responsabilidad tendremos...

Somos manejados por el arte supremo de las mujeres: acabas suplicando hacer lo que la mujer íntimamente deseaba que se hiciese. "Vale, lo haré por ti", concede entonces ella. Y él queda en deuda. ¡Magistral! Los hombres deberíamos aprender a hacer esto.

¿No sabemos?

El hombre debe feminizarse, adoptar habilidades femeninas. Sería más autosuficiente, emotivo, detallista y mejor cuidador.

¿Y qué debería hacer la mujer?

Encontrar la manera de dar ventaja al hombre. Al ser ellas superiores, sólo si nos diesen ventaja podríamos ser iguales. Si no, la mujer vivirá en un mundo de capados.

¿Capados?

La mujer ha logrado salir de casa para independizarse del varón y para construir su vida, feliz logro. Pero eso ha descolocado al hombre: el triunfo de la mujer ha dejado, pues, un mundo de hombres mutilados. Y agresivos, algunos, por impotencia. ¡Y vivir en ese mundo no es nada agradable para las mujeres! Deberían hallar el modo de ayudarnos a salir adelante, o si no...

¿O si no, qué?

Las mujeres acabarán tratando sólo con mujeres, y clonándose. Y los hombres, mirando fútbol. Y los hijos, malcriados por madres haciéndose perdonar por estar fuera.

¿Cómo deberían educar a sus hijos?

Adiestrándolos a no depender de una mujer cocinera o mujer asistenta, y enseñándoles que amar a una mujer no es poseerla.

¿Ha hecho alguna tontería por amor?

¡Por amor se hacen sólo cosas amables! Por celos y orgullo herido, en cambio, sí se hacen tonterías: yo le disparé a la ventana del poeta Panero por ligar con mi pareja. Quise asustarle, y se asustó y se largó del pueblo. Mi pareja no me lo perdonó y me quemó el original de mi novela Cercamón...

(...)

¿Qué cree usted que quiere la mujer de un hombre?

Seguridad, controlarle y quedarse con todo.

Hombre...

Seguridad: busca a un hombre espabilado, con recursos y medios. Control: una vez lo tiene seducido, juega a cambiarle (es su ludopatía). Y por ahí yo no paso: rompo. Y entonces ella quiere quedarse con todo: ya he asumido que mi karma en esta vida es poner pisos a mujeres, dejarlas bien situadas.

Diría que es usted algo más misógino que misántropo.

Día sí y día no. "Mire, las mujeres son para mirarlas de lejos y sólo a algunas, de cerca" me dijo una vez el gran Josep Pla.

(...)

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