viernes, 13 de noviembre de 2009

¿CRISIS, QUÉ CRISIS?



Ya publiqué hace tiempo este precioso texto de Pablo Neruda, pero me gustaría recordarlo aquí y ahora, contigo. Supòngo que es mi momento actual, tal y como veo a personas que, en silencio, viven momentos difíciles de incertidumbre vital. Quiero entender que no es mi estado personal lo que me hace ver así el mundo que me rodea. Supongo que se debe más a mi onda con personas que, por alguna razón, aparecen en mi vida y espontáneamente me transmiten su inquietud, de alguna manera.

Y es que últimamente, vaya donde vaya, un tema recurrente es el sufrimiento. Tal vez se deba a mi facilidad para empatizar con las personas o a mi manía de hablar sobre la vida, lo que hace que mis interlocutores al poco tiempo me hablen de sus carencias e inquietudes personales, muchas veces sin apenas conocerme. Incluso llegué a pensar si "cree el ladrón que todos son de su condición" al traslucir el pesar propio en personas que llegaban a mi vida. Pero, aunque algo haya de cierto en ello -todas las personas son un cierto reflejo de nosotros mismos y aparecen para darnos cuenta de algo que debemos mejorar en nuestra propia vida- seguramente se debe a mi capacidad de profundizar en una mirada y, a decir verdad, a ignorar cada día más las palabras vacías que salen de la boca y que no son más que fruto de la mente, muchas veces autoengañada.

Así, mi sensibilidad actual hace que sea capaz de ver y entender al alma ajena, como si de la mía se tratara y sin tener en cuenta lo aparente y exterior en nuestra vida cotidiana. Eso, sin duda, es un don, aunque también una incomodidad en la práctica, pues te hace imprudente en algún caso e insolente en algunos de tus comentarios a los demás. Pero es ese don especial el que me permite ir más alla de las palabras con mis clientes actuales de Coaching Personal, así como identificar las carencias y áreas de mejora reales, desdeñando las argumentadas o simplemente aparentes. A nivel personal esa cualidad me ayuda a ver y encontrar el sentido a casi todo lo que me rodea y vivo.

Como mencionaba, actualmente percibo una cierta desilusión y apatía en las personas que me cruzo en mi vida, de cualquier edad y condición social o económica. Más alla de la actual coyuntura de crisis mundial y de sistema que estamos viviendo, veo a todo tipo de persona -afectada o no por la incertidumbre económica- con un sentimiento de resignación o con ansiedad o miedo ante el devenir de la vida. Parece como si el miedo se hubiera apoderado definitivamente de nuestro mundo! Temor, falta de confianza, violencia de bajo tono, desilusión, apatía, nostalgia por el pasado, recelo, irascibilidad... se exhiben por doquier en la calle, en reuniones sociales o profesionales, en la familia, en la pareja, etc. Y esa atmósfera cargante y cargada se extiende como una mancha de aceite en el agua, intoxicando a propios y extraños, haciendo de nuestro momento vital un simple tránsito por tiempos difíciles, por lo que solo deseamos que sea breve y sin demasiado dolor, como si habláramos de la muerte.

Puede, efectivamente, tratarse del ambiente enrarecido, de la atmósfera de incertidumbre personal y colectiva que nos rodea, pero creo sinceramente que es más profunda, pero evitable sentirla necesariamente así y, sobre todo, sin contagiarse. A veces basta con saber levantar nuestra mirada más allá de lo que vemos en nuestra rutinaria y hoy ofuscada vida cotidiana y, sobre todo, cambiar nuestra actitud ante la misma. Un saludo afable a un desconocido por la calle, un guiño simpático a alguien que nos cruzamos o un "feliz día" o un "feliz semana" con una sonrisa a un ser querido obraría milagros en esta vida nuestra! No es mucho pedir, creo. Particularmente intento hacer estos gestos gratuitos y raros a diario, desde hace bastantes años, tanto en mi vida personal, como en la profesional o social. Y podría afirmar que, aunque hay también reproches velados a mi sinceridad o a mi cordialidad cotidiana, en general, hay gratitud, aunque muchas veces no se exprese o se haga en silencio, lo que ya es mucho. También es verdad que, cuando por alguna razón, he dejado de lado temporalmente estos gestos de simpatía, hay quien me lo ha reprochado, incluso afirmando que los echaba de menos!

Siempre me he considerado una persona positiva, es verdad. Y esos gestos gratuitos respondían a esta manera de ver la vida. Pero sinceramente creo que esa actitud no es un privilegio ni un don personal, sino algo que se aprende a golpes en la vida. Seguramente yo, como todos, tenemos muchas razones para cambiar nuestro natural semblante y adentrarnos en el rostro inquebrantable de quien desea aparentar insensibilidad, fortaleza o invulnerabilidad ante los demás o ante la vida, lo que por cierto está en linea con una sociedad y un mundo que nos fomenta la competitividad, aunque sea olvidando a los seres humanos. Pero, personalmente, pienso que algunos hemos llegado a un punto en la vida en que no nos sirve aparentar ni demostrar continuamente lo que no somos, sobre todo si, haciendo esto, no nos sentimos cómodos con nosotros mismos ni con los que nos rodean. Porque aunque sea para hacer la vida más fácil a los demás, una sonrisa a tiempo nunca sobra... sobre todo si responde a una forma verdadera y sincera de ver, vivir y de confiar en la vida!

Te dejo con el precioso texto de Pablo Neruda, que nos recuerda que hay demasiadas maneras de morir viviendo y de vivir muriendo! Escoje tú cómo quieres vivir tu propia vida...vivo o muerto!


Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su
vestimenta
o bien no conversa con quien no
conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino
de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones
destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!

¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!



Pablo Neruda

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