jueves, 12 de noviembre de 2009

SI LA VIDA TE LO TRAE, ES PORQUE TE TOCA VIVIRLO


Como se suele decir, la vida nos obsequia con buenos y malos momentos. Pero deberíamos adquirir la buena costumbre de no juzgarlos. Lo aparentemente malo hoy puede ser una bendición -necesaria- mañana y viceversa! Creo que confiar -y, por tanto amar- la vida es tener esperanza en lo que ella nos traiga en todo momento, pues todo tiene su sentido y todo nos lleva a donde debemos ir, ni más ni menos. ¿Para qué intentar programarla si luego la vida parece hacer lo que quiere, muy a nuestro pesar, muchas veces?

Hay trabajo para ambos, la vida y nosotros. La vida porque, queramos o no, nos ofrece oportunidades para crecer y mejorar nuestra vida; nosotros, porque podemos aprovecharlas o seguir con el mal hábito de intentarlas esquivar o ignorar cuando llegan. Dejar fluir la vida no es más que esta capacidad para aprovechar cada persona, cada momento y cada lugar que ella nos propone, sin dudar de que ella nos lo envía por algo. Evitar fluir, es decir, controlar, programar o crearse espectativas ante ella es inútil, pues dificilmente se cumplirá, lo que sin duda provocará nuestro desasosiego e infelicidad. ¿Qué es la felicidad, sino esa sutil diferencia entre lo esperado y lo no obtenido de un momento preciso o de nuestra vida?

Sé que desear sin esperar nos cuesta! Nos han enseñado que trabajando duro, el sol saldrá cada día o llegará la felicidad a nuestra vida... como que sin nuestra vanidosa participación personal nada se cumpliera! Como todos, me hallo muchas situaciones de mi vida en que es difícil mantener esa fe ciega en la vida. Seguramente ya aprendí que, esté de acuerdo o no con ella, la vida hace siempre lo que quiere y, a la vez, lo que ella cree mejor para mí... y solo me pide que esté dispuesto a aceptarlo y, en todo caso, me pide que esté preparado para aprender la lección que siempre trae consigo cualquier situación de la vida. Es un don, lo reconozco, pero que se aprende con el tiempo y, sobre todo, dejando que el amor fluya desde mi corazón, lo que me dotará de la confianza necesaria en mí mísmo y en la vida para lograr aprovechar cada nueva circunstancia, por inesperada que ésta sea.

Hoy en mi vida solo me preocupa que el día a día no me ciegue ante las nuevas lecciones de la vida. Eso me exije estar en todo momento atento, preparado, vacío y receptivo para querer y tener la valentía suficiente para vivirlas y aceptar sus lecciones tal como vienen. Luego, la vida me proverá del resto, es decir, me agradecerá esa confianza que tengo en ella para aceptar sin rechistar ante sus designios, que no es más que lo que merezco! No hacerlo así, en cambio, no tomármela en serio o intentar esquivar esas situaciones vitales que no controlo o que no cuadran con mis limitadas intenciones, siempre me traerá fatalidades. La primera será sentirme mal conmigo mismo por haberme engañado o por desconfiar en la vida misma; la segunda, es que estoy invitando a la vida para que, más adelante, vuelva a presentarme otra situación parecida hasta que al final la acepte y aprenda de ella lo que debía aprender. Huelga decir que así, aviso a aviso, la vida irá incrementando la intensidad del estimulo (en sufrimiento y en incertidumbre) hasta que aprenda esa lección que nos tiene preparada y que, por cierto, siempre llega en cuanto estamos prestos a recibirla, ni un minuto antes ni otro después.

Curiosamente el ser humano tiene la extraña y tóxica afición de engañarse a sí mismo, así como intentar engañar a los demás... y, como consecuencia, intentar engañar a la vida, con argumentos, razones o tretas. Creo que uno puede llegar a engañarse -temporalmente- a uno mismo de manera efectiva... la mayoría lo hace en su vida ordinaria y, a juzgar por los resultados, de manera convincente, al menos durante un cierto periodo de tiempo; engañar a otros es mucho mas fácil, primero porque los otros muchas veces ya se engañan a sí mismos -y por ello estan predispuestos a ser engañados- y, segundo, porque seguramente tienen poco que perder en ello y les es fácil ignorar la verdad de los demás. Pero intentar engañar a la vida, intentar ser astutos con ella haciendo ver que la desoímos o que ignoramos sus señales es imposible; podremos distraernos a nosotros mismos e incluso simular una vida distinta a la propuesta por la misma vida, pero nuestra conciencia, desde dentro, a cada instante nos recordará -a cada lo inutil y peligroso del absurdo intento de autoengaño. Así, desoyendo a la vida y a su mensajero en nuestro interior -la conciencia-, solo lograremos acumular agravios, sistematizar nuestros errores -que no son más que la huida hacia adelante por miedo- y, lo que es peor, alejarnos cada día más de nuestro ser real, de su verdad y, por ende, de nuestra siempre posible felicidad.

Al fin, aunque nos parezca insólito, la vida es insistente, agradecida y terca, por amor, pues solo quiere lo mejor para nosotros, ya sea aparentemente bueno a malo, según nuestro casi siempre erróneo y limitado juicio humano. El síntoma de su buen cometido: la paz interior, esa que nos invade cuando confiamos en ella, disfrutamos de lo que nos trae sin preguntarnos y, sobre todo, cuando nos damos cuenta de que eso era necesario para aprender algo importante, aunque nos costara! ¿Por qué resistirse a la vida? ¿Por qué estar dispuestos a contradecirle, incluso siendo capaces de negarnos a nosotros mismos para lograrlo? ¿Nos creemos de verdad nuestra ilimitada capacidad de engañarnos a nosotros mismos, de engañar a los demás o a la vida, durante toda nuestra vida? ¿Pensamos que siendo pillos y astutos con la vida podremos desoir sus lecciones? ¿Lograremos así estar más tranquilos, no tener conflictos, controlar nuestra vida y sentirnos realmente seguros, satisfechos y felices?

Te traigo un texto, extracto de un libro. Habla de las cimas y los valles de nuestra vida. Extrae tus propias conclusiones...


"No siempre puedes controlar los acontecimientos externos. Pero puedes controlar tus Cimas y Valles personales, en función de lo que creas y de lo que hagas.

Para convertir un Valle en una Cima, necesitas cambiar una de estas dos cosas: lo que sucede o cómo te sientes con respecto a lo que sucede. El camino para salir del Valle aparece cuando decides ver las cosas de otra manera. Y el dolor vivido en un Valle puede hacerte tomar conciencia de una verdad que has estado ignorando.

Conviertes tu Valle en una Cima cuando encuentras y utilizas lo bueno que se esconde en el mal momento. Optar por creer en algo mejor, suele conducirte a un resultado mucho mejor.

La razón más frecuente para que abandones una Cima demasiado pronto es la arrogancia, disfrazada de confianza en ti mismo.

La razón más frecuente para que permanezcas en un Valle demasiado tiempo es el miedo, disfrazado de comodidad.

Para salir de un Valle analiza que has hecho para meterte en él y haz justo lo contrario. Habla menos y haz más. Sales antes de un Valle cuando consigues salir de ti mismo: en el trabajo, prestando más ayuda. Y en la vida, siendo más cariñoso.

Para permanecer más tiempo en una Cima: sé humilde y agradecido. Haz más de lo que te ha llevado hasta allí. Sigue haciendo que las cosas mejoren. Haz más por los demás. Economiza recursos para tus próximos Valles".

"Cimas y Valles" de Spencer Johnson


¿COMENTARIOS, OPINIONES? PARTICIPA EN NUESTRO FORO DE OPINIÓN

http://forocontigomismo.ning.com

 

Tell me when this blog is updated

what is this?