miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL PASADO YA SE HA IDO ¿NO VOLVERÁ O ES QUE NUNCA SE FUE DEL TODO?



El pasado nunca vuelve y, por cierto, ni Dios puede cambiarlo! De él debemos quedarnos con las lecciones que nos envió en forma de circunstancias buenas y malas, lo que sin duda nos ha permitido llegar a donde estamos, nuestro "hoy". Pero ¿qué pasa cuando ese hoy es también un incierto momento del Alma, en el que lo que ella vive y siente, no se corresponde con lo vivido fuera de ella? Pues que, de alguna u otra forma, nos obliga a cambiar este hoy vivido para atenderla a ella y que se corresponda con su verdad interna!

El problema radica en que nuestra obtusa mente continuamente nos exige poner nombre y tiempo a lo que vivimos, obligándonos a definir qué es ya pasado, qué es futuro y qué, nuestro presente. Y esa distinción entre unos y otros solo existe en ella, nuestra limitada y cartesiana mente humana. Porque, más allá de lo externo, en nuestra Alma el tiempo y el espacio no existen. Si profundizamos en ella -por ejemplo, mediante la meditación- veremos que se viven hoy situaciones que, aparentemente, ya han pasado o que no han llegado... y las vive intensamente, porque para el Alma están bien presentes. Es difícil explicarlo, pero sus efectos sí podemos entenderlos y apreciarlos en nuestra realidad.

¿Cuántas veces una situación vivida antes se repite y se revive -más allá de la memoria, interiormente- cada vez que algo o alguien nos evoca el pasado? ¿Cuántas veces vivimos como ahora situaciones del futuro que aún no han llegado a nosotros? Si fuera solo fruto de la mente engañada, bastaría con borrar de la mente esas situaciones que nos siguen invadiendo, concentrándonos y dando paso a las nuevas que la vida nos ofrece a cada momento. Pero si, en cambio, nuestra Alma halla el consuelo o identifica algo que necesita hoy para ser ella y no lo obtiene, estas situaciones especiales no llegan a ser pasado ni futuro, pues que se viven como hoy, mientras el presente exterior no sea capaz de sustituirlas por lo que le haga sentirse plena!

Así, por ejemplo, si nuestro hoy es un simple parche para evitar nuestra plenitud o una escapada para no ser quien somos o no vivir cómo realmente sentimos (es decir, en esa vida rutinaria y cotidiana), el Alma permantemente nos envía señales, sincronismos y nuevos momentos para que volvamos al camino perdido de su plenitud. Así, personas, momentos y lugares singulares -pasados o soñados- van reproduciéndose en todo momento más allá de nuestra retina, exigiendo nuestra atención y evocándonos esos sentimientos que intenta revivir intensamente... ¿Hasta cuando será así? Está claro que el pasado, vivido como hermoso o como tenebroso, nunca volverá a repetirse tal y como fue, ya pasó! Está claro que el futuro, nuestros sueños, aún no ha llegado para poder vivirlo! Pero ¿quién determina si es ya pasado o futuro... o cuando un presente que sentimos y vivimos intensamente como hoy, aunque nos neguemos a ello por el miedo? Pues marcar esa diferencia es solo fruto de la mente, el Alma no necesita marcarlas!

En el Alma las cosas esenciales son siempre aquí y ahora, sin tiempo ni espacio... y aunque nuestra mente intente archivarlas, las vivirá siempre como presente... al menos hasta que seamos capaces de vivirlas de una nueva forma para que reemprendamos nuestro camino nuevo hasta una nueva plernitud! Alguien dijo que la verdad a medias entre la meditación (saber a dónde vamos) y el amor (sentir cerca lo que requerimos para ir), siempre traerá confusión a nuestra mente! Y es esa confusión la que provocará que, muchas veces, nos equivoquemos para salir de ella, renunciando a esa meditación y ese amor que nuestra Alma nos impone! ¿El primer paso para solucionarlo? Sin duda, reconocer que estamos confundidos... Es la llamada "Noche Negra del Alma" y es necesaria para volver al amanecer, a la eterna primavera de nuestra propia vida!

Mi amiga virtual Cori me sorprende de nuevo con un magnífico texto, en el que habla de vaciarse del pasado para volver a llenarse de lo nuevo.


EL JARRÓN Y LA ROSA AMARILLA

Cierto día en un monasterio Budista, se encontraron con la muerte de uno de sus guardianes y fue preciso encontrar un substituto. El Gran Maestro convoco a todos los discípulos para determinar quien seria el nuevo centinela. El Maestro, con mucha tranquilidad y calma, dijo: "Asumirá el puesto el primer monje que resuelva el problema que voy a presentar." Entonces coloco una magnifica mesita en el centro de la enorme sala en que estaban reunidos y encima de esta, coloco un jarrón de porcelana muy raro con una rosa amarilla de extraordinaria belleza en el y dijo así: "!Aquí esta el problema! " Todos quedaron asombrados mirando aquella escena; un jarrón de extremo valor y belleza, con una maravillosa flor en el centro. ¿Que representaría?, ¿Que hacer?, ¿Cual es el enigma? En ese instante, uno de los discípulos saco una espada, miro al Gran Maestro, y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y ... ZAZ ... destruyo todo de un solo golpe. Tan pronto el discípulo retorno a su lugar, el Gran Maestro dijo: "Usted será el nuevo guardián del Castillo".

Moraleja de la Historia: No importa cual sea el problema, ni que sea algo lindísimo, si ves un problema, precisa ser eliminado, terminado, concluido. Un problema es un problema, no importa que se trate de una mujer sensacional, o de un hombre maravilloso o de un gran amor que se acabo, por más lindo que sea o haya sido, si no existiera mas sentido para el en tu vida, tiene que ser suprimido porque corres el riesgo de permanecer con el, el resto de tu vida. Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en el pasado, y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus corazones y mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida, sobre todo si el problema es algún sentimiento de rencor o reproche, que aunque en algún momento de tu vida te haya hecho mucho daño, eso solo forma parte de un pasado.

Existe un proverbio Chino que dice: "Para poder beber vino es necesario primero tirar el te". Limpia tu vida, comienza por las gavetas, armarios, hasta llegar a eso que ya no hacen mas sentido y que están ocupando espacio y que muchas veces lejos de ayudarte te hiere y te impide tomar un curso diferente en tu vida. El pasado sirve como lección, como experiencia, como referencia. El pasado sirve para ser recordado y no para ser revivido. Usa las experiencias del pasado en el presente, para construir tu futuro. Necesariamente en ese orden!



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