lunes, 7 de diciembre de 2009

SER SINGULARMENTE IGUAL



Cuando aprendes a ser consciente de tí mismo, te das cuenta de que en este mundo todos somos iguales, seres humanos con las mismas inquietudes, sentimientos, fortalezas y debilidades, sin diferencias de raza, color, condición social, sexo, nacionalidad, religión y todos esos argumentos -más mentales que reales- que inventamos para encontrar la diferencia y creernos especiales, superiores o inferiores. Es un sentimiento nuevo para mí -la universalidad de nuestra existencia- que explica ese sentimiento medio humano y medio divino, profundo y sincero, que me une inexorablemente a todo lo que me rodea, ya sean las gentes o el Universo entero. Esa unidad común a todos no entiende de separaciones, ni de diferencias, ni de distancias... ni tan siquiera de tiempo. Todas esas son medidas, características pretendidamente diferenciadoras, fabricadas por el ser humano y su poderosa mente para hacernos creer únicos. Y sí, lo somos, cada uno llegamos hasta aquí de diferente manera, con diferentes circunstancias y un específico camino hacia nosotros... pero para llegar a ser lo mismo, seres humanos!

Es grandioso saberse singular y, a la vez, formar parte del Todo! Es difícil de explicar y de entender que cada uno es una parte importante e insustituíble del Universo. Es un sentimiento y, por lo tanto, no necesita explicación, ni más argumentos que, simplemente, tener la capacidad -y el privilegio- de sentirlo intensa y profundamente. Allí donde fuere y alguien sea capaz de sentirlo y de vivirlo tal como viene, desaparece la separación, la distancia y cualquier diferencia que pudiera haber entre dos personas. Y por los siglos de los siglos, pues ese maravilloso sentimiento único y, a la vez, compartido por todos, ha existido y existirá siempre. Esa es su grandeza, su magia y a la vez la solución a todos nuestros males ya endémicos! Porque, junto a él, no tienen espacio los conflictos, la incertidumbre... ni tan siquiera el miedo que los genera! Ahí, desnudo y sincero, a ese sentimiento solo se me ocurre llamarlo Amor -sí, con mayúsculas- y junto a él no tiene cabida ya el miedo! En otras palabras, el Amor nos une, mientras que el Miedo nos separa!

¿Cuántas veces nos preocupamos por la distancia y el tiempo en nuestra vida? ¿Cuántas veces perdemos el sueño por una diferencia insignificante y que creemos desproporcionada o irresoluble? ¿Cuántas veces en nuestras relaciones buscamos más lo que hoy nos diferencia, que lo que realmente siempre nos une? ¿Cuántas veces en nuestra vida el sufrimiento se diluiría solo constatando que no somos tan distintos como habíamos imaginado? ¿No es nuestro amor por alguien lo que le hace singular, pero teniendo en cuenta que ambos somos iguales y ambos necesitamos ser y crecer, por igual? ¿Cuántas veces hemos tenido en cuenta que el amor es, precisamente, lo que nos hace iguales, aunque respetando la propia singularidad de cada uno, ante lo que es, siente y hace en su propia vida?

Reconozco que estoy apabullado. De nuevo mi amiga virtual Cori pone magníficas palabras a mis propios sentimientos y vivencias, desde la lejana Argentina. Aquí en este precioso texto habla del esfuerzo necesario para vencer las dificultades de la vida, esas dificultades que nos acucian a todos, en todo lugar y en todo tiempo...y que siempre nos ayudan a crecer como personas! Disfrutalo...


LA HIGUERA EN LA PIEDRA

Un día caminando por las sierras, disfrutando del paisaje y del descanso del fin de semana, me encontré algo que llamó poderosamente la atención, una pequeña higuera creciendo en una piedra. Como estaba con la cámara fotográfica, hice una foto, y mientras lo hacía, pensé, tengo que hacer un artículo sobre esto.

Muchos se preguntarán que me llevó a hacer un artículo sobre una simple higuera, pues bien, les diré, que me llamó poderosamente la atención el nacimiento de este árbol frutal en un medio tan hostil y tan diferente al tradicional y todo esto lo relacioné con la disposición que tiene cada ser humano al afrontar en esta vida tantas dificultades.

Cuado veía la higuera creciendo en la roca paralelamente me acordaba de mucha gente que he escuchado a lo largo de mi vida decir estar deprimida, con problemas, que no podían salir adelante o con falta de tiempo para realizar un trabajo interior por no estar en un medio adecuado.

La higuera en la piedra me hizo pensar en todas aquellas personas que no supieron adaptarse al medio ambiente y sucumbieron ante las adversidades de la vida, y que ni siquiera entendieron el porque de su paso por la vida.

Muchos pensamientos de una manera intuitiva me pasaron por la cabeza , me alegraba cuando veía esta higuera cumpliendo con su misión en la tierra, ... crecer a pesar de todo.

Todo ello me llevó a la reflexión, una reflexión que solo me reafirmaba lo que ya sabía, pero intuitivamente sabía que tenía que escribir este artículo para muchos que aún necesitan reafirmar de que no importa el medio en que uno viva, o en que familia ha nacido, si es pobre o rico, si nació en el primer mundo o en el último, si nació con problemas o sin ellos. La vida tiene muchas facetas y nosotros al igual que nuestra amiga la higuera solo tenemos que crecer a pesar de los obstáculos, aprender y crecer espiritualmente, ese es nuestro fin, nuestro destino en nuestra evolución. Sucumbir en nuestra evolución es solo demorar nuestra felicidad.

Anímate y se como la higuera, no solo crece sino también da tus frutos para que otros también puedan crecer.



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