jueves, 21 de enero de 2010

APRENDER A VIVIR EL MOMENTO!



Ni que decir tiene que debemos vivir el momento, el hoy, manifestándose a través de lo que sentimos! La vida, siempre imprevista e imprevisible, nos puede sorprender -y nos sorprende, de hecho- en cualquier momento! Si la vivimos únicamente basándonos en el pasado o en futuro, se nos escapa el "hoy", sin prestar atención a lo que éste nos ofrece!

Las campañas de seguridad vial, por ejemplo, nos recuerdan continuamente esta realidad. Basta un segundo de distracción, para tener un accidente y morir. Y es que en la vida, como en la conducción, debemos ir siempre bien atentos. Continuamente pasan cosas a nuestro alrededor, llegan señales -a veces, en forma de silencio o de breves guiños-, ya sean personas concretas, momentos y lugares, que buscan hacerse un hueco en nuestra vida... para enseñarnos algo, para hacernos reaccionar o para cambiar radicalmente nuestra vida! Y todo eso está allí, para algo concreto, porque debe estar, aunque no siempre nos guste... o nos asuste! El sufrimiento, como el amor, forma parte consustancial del ser humano y le ayuda a crecer! Cada momento es mágico, único e irrepetible en nuestra vida, si queremos verlo así!

Si, en cambio, estamos distraídos o ausentes, huyendo de algo, sintiéndonos mal -concentrados en nuestro pasado o en nuestro futuro esperado-, esos momentos nuevos que llegan, pasan de largo, aunque la vida -más amorosa con nosotros, que nosotros con ella- nos dará otra nueva oportunidad para reencontarnos con ellos. La vida pone todo en su sitio! Incluso esas situaciones -ya sean personas, momentos o lugares- vuelven a reaparecer en nuestra vida, siempre y cuando traigan alguna lección que debamos aprender y aprobar! Quizás será con otra forma y en otro momento lejano en el tiempo, pero aparecerán de nuevo! A veces, de la mano de una situación imprevista y fugaz; otras, atraídos por nosotros y por nuestra alma, que requiere eso que nosotros, muchas veces, nos negamos a aceptar!

Confiar en la vida es aceptar que todo eso que pasa en ella no es porque sí, si no algo necesario y que, sin necesidad de juzgarlos, pieza a pieza, todo se engrana para llevarnos a nuestro Destino... aunque nosotros escojamos en cada pequeña decisión si acercarnos o alejarnos de él! Estaremos de acuerdo o no, lo aceptaremos a la primera o deberá reaparecer mil veces más, pero al final, sucederá! Mirando hacia atrás, uno puede darse cuenta de que todo lo vivido -lo bueno y lo malo, aparentemente- sigue una pauta imposible de descubrir en cada momento, pero que nos lleva sobre una linea imperceptible y quizás discontinua, pero firme, hacia nosotros mismos! Pero, para ver y vivir esa linealidad vital, uno debe antes vaciarse del pasado y del futuro, deshacerse de los condicionamientos de aquellos y dejar de huir de la realidad, para estar bien atento siempre y dejarse llevar por el hoy!

Siempre había creído que mi vida dependía de mí y de mi esfuerzo por vivirla! Vaya error... y vaya vanidad! El sol sale cada día, esté o no yo de acuerdo con ello! Pero con los años, uno ve que esa vida presuntamente programada y previsible, no solo es una ilusión (algo irreal), sino que está de espaldas a la realidad! En aquella, además, tampoco encontramos esa felicidad que todos buscamos! Seguramente porque la felicidad es algo que no hay que buscar fuera, sino dentro nuestro, en nuestro corazón y a partir de lo que sentimos... porque, además, cuanta más energía gastamos en encontrarla o en pensar cómo sentirla, más se nos escapa de las manos! En todo caso, la propia vida será la que nos mostrará la posible felicidad -en una persona, momento o lugar- que, súbitamente, evocará algo especial que -en el hoy y el ahora- resonará en nuestro interior! Solo por ello vale la pena estar bien atentos a lo que sucede cada día allí fuera, porque muchas de esas cosas las reconoceremos como viejos amigos del alma, que esperaban la ocasión para reencontrarse y compartirse!

Te traigo aquí una entrevista interesante de La Contra de La Vanguardia. En ella comenta la futilidad de nuestra vida, cambiante segundo a segundo, precisamente para que estemos bien atentos a esos cambios y al significado que tienen en nuestra propia vida! Disfrutala...


Isabel Palomeque, 30 años, bailarina de danza contemporánea tras sufrir un ictus "Me sucedió lo que jamás pensé que pudiera sucederme". La Contra de La Vanguardia. IMA SANCHÍS - 11/01/2010

Yo era una enfermera vocacional, trabajaba en el Centro Cardiovascular Sant Jordi, comenzaba a realizar mis primeros servicios en la UVI. Estaba llena de ilusiones, pero...

Cambió su vida en un segundo.

Sí, en una cena con compañeros de trabajo me sucedió lo que jamás pensé que pudiera sucederme: un súbito dolor de cabeza, mi brazo y mi pierna derechos se bloquearon, me quedé sin habla, caí al suelo entre convulsiones y perdí el conocimiento.

Fue operada a vida o muerte.

Desperté 13 días más tarde. No sabía dónde estaba ni qué me había pasado. No entendía nada, no reconocía a nadie, estaba llena de tubos y conectada a un respirador. Recuerdo el frío glacial de las sábanas.

Un ictus.

Mi despertar a la vida fue trágico: hemipléjica, totalmente dependiente, incapaz de controlar mis necesidades y sin poder hablar. Toda mi vida, mi futuro y mis relaciones personales se evaporaban.

...

Me quedaban la familia y unos pocos amigos que también lentamente se fueron retirando de mi vida.

¿Qué edad tenía?

Veinticuatro años. Así, de repente, pasé de ser enfermera a paciente.

¿Entendió cosas de los pacientes?

Sí, que en esa circunstancia somos todos iguales: el gran cirujano y el indigente.

¿Cómo le trataron?

Mi estancia durante un mes en una planta de neurología fue algo muy parecido a un infierno. En la UVI contraje una enfermedad infecciosa y sufría las consecuencias del peor diagnóstico precoz, que se resume en cuatro palabras: "No atiende a órdenes". La atención técnica era muy eficaz, pero humanamente…

¿No?

El equipo médico me salvó la vida, pero luego parecían completamente ajenos al hecho de que la persona salvada había sido condenada a una cadena perpetua de enormes repercusiones psicológicas.

¿Cómo trataron a su familia?

Mi familia debía suplicar los informes de evolución. La desorientación y la ignorancia sobre cómo afrontar el futuro inmediato eran desesperantes.

Un año sin poder comunicarse. ¿Qué le pasaba por la cabeza?

Rabia, que es espantosa, yque todavía arrastro, porque no poder explicarte es muy frustrante. Todo enfermo grave pasa una temporada de negación. Luego lo aceptas y te das cuenta de que el mundo sigue girando contigo o sin ti, de manera que hay que tragar saliva e ir a por él.

¿Ha tenido ayuda psicológica?

No, ni he tomado ningún tipo de fármaco antidepresivo. La familia ha sido lo esencial: mis padres, mis dos hermanos. El ictus es un terremoto emocional que separa o une, en nuestro caso ha formado una piña.

¿Recuerda algo del coma?

Un sueño: estaba en el aeropuerto con mi maleta, subida a la cinta transportadora, llorando y despidiéndome de mi familia. "¡Adiós, adiós! - les decía-.Nos volveremos a ver quién sabe cuándo". Al final de la cinta transportadora había un túnel.

¿Lo cruzó?

No, me llamaron por los altavoces: "Señora Palomeque, en cinco minutos sale el vuelo". "¡No llego, no llego!", pensaba… Y desperté.

¿Un viaje agradable o desagradable?

Agradable, toda la familia se quedó atrás llorando, y yo les decía: "No os preocupéis, que los gatos tienen siete vidas y yo estoy en la primera"; eso decía mi subconsciente.

¿Le ha cambiado el carácter?

Ahora veo a la gente diferente, la veo a toda por igual, y antes quizá era más clasista. Procuro no tener miedo y mantener el ánimo alto. He hecho vuelo sin motor, salgo a cenar, a bailar. La vida se ha convertido en un reto, soy mucho más decidida.

¿Ha hecho nuevos amigos?

Sí. Salvo algunas excepciones, antes del ictus y después del ictus son vidas diferentes.

¿Cuál es su ilusión?

Ser útil dentro de mis limitaciones. No puedo fijar mi atención de forma continua; aunque cada vez lo hago mejor, me cuesta expresarme, pero me gustaría hacer algo por los demás sin más remuneración que la de ser aceptada como miembro activo de la sociedad.

¿Cuándo empezó a bailar?

Llegué al centro de rehabilitación en silla de ruedas, al cabo de un año empecé a decir frases más o menos coherentes y logré desplazarme de forma autónoma, aunque por el momento no he recuperado la movilidad del brazo y la mano derechos. Pero en cuanto pude hice un taller de danza integrada con Jordi Cortés.

... Ahora es una profesional.

Poco después me llamó para que participara en su espectáculo Vitriol.No me lo podía creer. Me levanto a las siete y media con una sonrisa, me gusta hacer bolos, me encanta esta obra, estoy ilusionada.

¿Ilusionada?

Hoy las cosas pequeñas me dan grandes alegrías. He aprendido a vivir el momento, carpe diem.Antes todo estaba en el futuro. Llevo un aparato ortopédico en una pierna para sostener el equilibrio y ese ha sido un favor enorme, un cambio radical, algo fantástico para mí, no se lo imagina. Pero ojalá a nadie le sucedieran estas cosas!



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