jueves, 18 de marzo de 2010

FELIZ DÍA DEL PADRE, HIJA MÍA!



En España hoy día 19 de marzo festividad de San José, se celebra el día del Padre. No voy a insistir en esa manía comercial y/o universal de celebrar, precisamente, lo que no se valora, lo que se ignora en la sociedad, como a la Mujer, el Sida, al Tercer Mundo o al Orgullo Gay, entre otros días commemorativos! Tampoco voy aquí a defender el rol del padre, su realidad o su ficción, aunque esta última es la más frecuente en esta sociedad nuestra! De hecho, si de algo estoy orgulloso en esta vida, es de ser un digno padre de una digna y preciosa hija que acaba de cumplir 10 años, pronto toda una señorita! Reconozco que siempre he sido muy "criaturero"... lo que -aviso para navegantas femeninas- es el colofón del hombre perfecto... buen marido, padre, amante, compañero y amigo que soy... ya solo me falta tener dinero... que, aunque algunas mujeres dicen menospreciar como cualidad masculina ante la felicidad, la realidad es otra muy distinta! Pero todo llegará, paciencia... aunque quizás sea en forma de felicidad, que no es poco ;-)

Hoy como ves, este texto pretende ser directo y espontáneo... o sea, tal como lo haría mi propia hija! Creo que hoy, en vez de ser el Día del Padre, se debería celebrar el Día del Hijo que Aguanta a un Aprendiz de Padre como Yo! Me separé de la madre de mi hija cuando ella tenía 1 añito escaso, fue muy duro para mí porque ella se dormía siempre cogiéndome un dedo para relajarse... y lo es para ella, sin duda! Ni que decir tiene que mi hija me adora, como todas las hijas a su papá (no tiene mérito alguno)... de lo cual nace ese error tan común en muchas mujeres de buscar un presunto marido que se parezca lo más posible a su propio padre! Pero, así como para mi hija no es fácil vivir la vida de sus padres separados, tampoco lo es aguantar a un padre como yo, intentando continuamente hablarle de los porqués de la vida, de la magia y de las cosas que le pasan en ella. Así como es imposible que alguien pudiera sobrevivir a más de una madre, a mi hijita quizás le resultaría extremadamente complicado tener más de un padre como yo que, continuamente, razona sus decisiones y le hace tomar responsabilidades ante su propia vida para ser feliz. ¿No es eso la Felicidad, acaso? Suerte que, día a día, me voy dando cuenta del gran error mío y voy cambiando ese mal hábito! Cada día intento hablarle menos y actuar más... pues no hay que olvidar que los niños aprenden mucho más de nuestros gestos y de la manera en que vivimos, que de nuestras lecciones verbales o escritas!

Y mediante ejemplos que ella ve y vive en mi vida, mi hija aprende a ser como es y a crecer cada día, haciéndose más independiente de su entono cambiante; a ser más justa con ella misma y con los demás; a dar la dosis equilibrada de corazón y de razón a cualquier decisión que tome, a ser buena gente y a no dejarse amilanar por persona alguna que no le respete tal como piensa, siente y vive, ni tan siquiera su padre. Aunque tal vez sea una ironía de mal gusto y algo macabra, suelo afirmar que mi hija será la primera mujer del mundo con autoestima... o al menos eso deseo como padre, aunque a vida dirá qué tiene previsto para ella! Mi hijita sabe que ambos intentamos llevar un entente cordiale en nuestra siempre demasiado breve vida en común, donde todo se habla (aunque ahora está ya aprendiendo a reservarse algunas cosas para ella), todo se vive tal como llega y sin demasiada programación previa... y una disciplina paterna basada en la autoridad negociada, pero siempre amorosa, firme y sensata. Esa manera de actuar como padre con ella ha propiciado nuestra, cada día mayor, complicidad y entendimiento mutuo, además del consabido amor... aunque ahora -a veces- debo reclamar mi dosis de besos y mimos, que hoy ya empieza a escatimar, lamentablemente para ambos!

Nadie nace buen padre, ni siquiera nos educan para ello! Como todo en nuestra vida, podemos hacerlo con amor o con miedo, nosotros elejimos! Sin duda pienso y siento que lo más importante que he hecho en mi vida ha sido tener a mi hija... con permiso de su madre, claro! Como me dijo una persona sensible y visionaria hace ya tiempo, "tu hija para ti es mucho más que una hija"! Y eso resonó -inconscientemente- en mi interior, aunque no podía imaginarme hasta qué punto lo lograría mi hija! Con ella aprendo día a día a ser más feliz, viviendo el hoy y viendo la botella de la vida sempre medio llena, pase lo que pase en ella; aprendo también a sentirme siempre bien y alegre ante lo que me rodea y, entre otras miles de cosas más, aprendo esa capacidad infantil de aceptar las cosas tal y como vienen, con ilusión... y de actuar lo más justamente posible conmigo mismo, con los demás y con la vida! Sin duda mi hija es mi gran maestra de la vida! Pero también lo soy yo, su padre, a quien adora y de quien aprende viendo como vivo -más que por lo que digo- y porque, desde siempre y a medida que ella crece, siempre confío en ella (¿no es eso el amor verdadero?) y le reclamo la responsabilidd de su propia vida, aceptando que, para crecer y ser más ella misma, deberá equivocarse... mientras yo deberé verlo, aceptarlo y no hacer nada por evitarlo!

Hoy no sería un buen padre... si no me enseñara mi buena hija!

Feliz día del Padre, querida hija mía... y gracias por enseñarme cada día a serlo más y mejor!!!

 

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