jueves, 4 de marzo de 2010

LA RELIGIÓN Y EL ESPÍRITU... ¿CONFUNDIR EL TOCINO CON LA VELOCIDAD?


Huelgas comentarios. Te copio aquí un interesante texto que trata sobre la diferencia de "la religión" y "la espiritualidad". Evidentemente el ser humano es inherentemente un ser espiritual, pues tiene una esencia humana y otra divina! ¿Qué mejor metáfora de ello que la propia venida de Jesucristo a la Tierra, haciéndose hombre?

Pero, ¿que pasa cuando el miedo se apodera del hombre y éste utiliza la religión para someterse o buscar fuera lo que no tiene el valor de encontrar en su interior? ¿Qué pasa cuando la institución religiosa -como organización humana y por tanto susceptible de degradarse o corromperse- es utilizada para dominar, amilanar o manipular al ser humano que, ante su esencia espiritual, recurre a la iglesia en busca de su consuelo o de su salvación?


"La religión ha perdido su papel de moderador del espíritu"

La Vanguardia- Judith Martínez Barcelona 18/02/2010

Emma Barthe, psicologa y especialista en Biofeedback, simboliza en su último libro, El silencio del gallo, sobre la inmortalidad del alma y el despertar de la conciencia, una realidad que envuelve nuestra existencia, incapaz de despertar a la conciencia. En él nos propone varias claves para alcanzar la realización personal.

El silencio del gallo, ¿a qué hace referencia el título de su libro?
El gallo se asocia al despertar. El silencio del gallo hace referencia al hecho de vivir dormidos a nuestra realidad trascendente, o superior. Vivimos condicionados por los prejuicios, normas de convivencia, estereotipos, de espaldas a nuestra realidad espiritual.

¿En qué consiste esa realidad espiritual?
La trascendencia se corresponde con nuestro lado excepcional. Expresar lo mejor que tenemos, rechazando diferencias entre nosotros. Vivimos en un mundo fraccionado, esclavos de lo aparente, pues nos identificamos demasiado con las circunstancias: el trabajo, la casa, el grupo social, el móvil. Desde el punto de vista de lo trascendente, en el mundo no hay diferencias, todos estamos para trabajar en unidad.

¿Por qué hay personas más espirituales que otras?
Todos somos seres espirituales, es algo inherente al ser humano. Sin embargo existen niveles de conciencia desde las cuales actuamos, que nos acercan o apartan de nuestra realidad trascendente. Desde la misma fisiología del cerebro, se distinguen tres niveles desde los que una persona puede operar: el nivel primario, que coincide con el de los animales, conocido como cerebro reptil, se ocupa de la supervivencia, la territorialidad, la continuidad. El segundo nivel, que se corresponde con el sistema límbico, cerebro medio, rige las emociones, y por último la corteza cerebral gobierna la inteligencia superior. Podríamos decir entonces que existen diferentes maneras de percibir la realidad, o niveles de conciencia.

¿Ser espiritual es igual a ser superior?
No tiene nada que ver. Desde la espiritualidad no existen diferencias entre los seres humanos. Lo que nos hace distintos es el nivel de conciencia desde el que decidimos funcionar. Aunque no todo el mundo llega al nivel de conciencia basado en la reflexión y la contemplación, donde eres capaz de ver al otro, cada persona debe vivir en su nivel y experimentar.

¿Amar al prójimo?
Los líderes espirituales, Mahoma, Jesús, Moisés, Abraham, Buda, todos, vienen a decir lo mismo: somos uno, ama al prójimo como a ti mismo. Esta es la ley.

¿Cuál es el papel de la religión?
Precisamente, y por desgracia, la religión ha perdido un poco su papel de moderador del espíritu. Se han creado dogmas que separan. Si eres católico, no puedes ser musulmán o budista. Pero lo importante es tener la intuición de que algo hay. Sentirlo. Pienso que la sociedad está pidiendo esta espiritualidad o trascendencia, porque vivimos de espaldas a ella.

¿Qué hay acerca de la inmortalidad del alma?
Creemos que nuestra existencia se limita en sobrevivir y no descubrir nuestra excepcionalidad como seres trascendentes. La existencia del alma es infinita y eterna. Es una realidad universal y única.

¿Qué tipo de experiencia hay que vivir para creer en ello?
A través de las llamadas experiencias cumbres, místicas o iluminadoras, que se pueden alcanzar de forma espontánea, repentina, o de un trabajo continuo, de meditación, u oración, uno defiende la eternidad del ser. En un momento cumbre la persona se percibe como un todo integrado en el mundo, unificado, perfecto, realizado, eterno. Es una profunda sensación de paz, como señala Maslow, donde el miedo a morir o el dolor de la existencia desaparecen.

A las personas que afirman haber vivido tales experiencias se les llama, en ocasiones, peyorativamente, iluminadas…Ser consciente de la realidad trascendente no te hace especialmente iluminado. Desde el pensamiento común, que sólo acepta la realidad tangible, es difícil llegar a comprender el sentido de la trascendencia. Si bien estas experiencias que te permiten tener una percepción de que el alma es inmortal, una realidad mayor, transcendental y universal, por un lado te hacen entender mejor a los demás, por otro no logran eliminar el ego.

Hay personas que en nombre de la espiritualidad han hecho mucho daño…
Es cierto. Una persona puede haber experimentado la trascendencia y sin embargo no vivir acorde a ella. Se han cometido errores nefastos, creando sectas peligrosas, sustentadas en una egolatría perniciosa, en la vanidad y no el amor.

Un consejo para la meditación.
Sería milagroso que todo el mundo dedicase unos minutos al día a la meditación. Vivir el presente, el aquí y ahora, consciente del momento, puede ser una forma de meditar. Sin embrago, cada uno debe encontrar la forma que mejor se adapte a ella. Desde la simple relajación, la atención consciente, la utilización de un mantra, o la misma oración.


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