viernes, 2 de abril de 2010

LA PASCUA: RESUCITA A TU NUEVA VIDA!



Más allá de los rituales religiosos que se celebran en la iglesia, hoy es Viernes Santo o de Pascua, un día especial en que se celebra la muerte de Jesucristo hecho hombre. Creo que el ser humano tiende a perderse en los ritos y símbolos de estas fechas marcadas como especiales en el calendario, pero olvida buscarles su verdadero sentido. Tampoco sé si su sentido es único o si cada persona encuentra el suyo.

Hoy, noche negra del alma donde las haya, para mi celebramos la muerte del cuerpo humano de Jesucristo y su traspaso a una vida Superior, la vuelta a su Padre, Dios. Preámbulo necesario de la Pascua, para mí una magnífica metáfora que rememora tres valores claros: la universalidad de lo que somos y sentimos (la comunión en la Ultima Cena), el sufrimiento con sentido en nuestra vida (la propia Pasión) y la liberación de todo aquello que nos ata a lo humano para poder trascender como seres divinos que, en realidad, somos (la Resurrección). El Jueves Santo, Jesucristo reúne a sus apóstoles y les da el Pan y el Vino que representan su Cuerpo y su Sangre. Creo que significa esa comunión entre todos los hombres que compartimos los mismos deseos, sentimientos, debilidades para poder afrontar nuestra vida y paulatina muerte a todo ello, trascender y volver a nuestro ser auténtico, libre y amoroso. La pasión de Jesucristo rememora el paso por nuestra vida y las penalidades que necesitamos vivir y lograr trascender a lo que en realidad somos; pero ese no es un sufrimiento gratuito y vano, sino necesario para poder aprender y liberarnos de todo aquello que llena nuestra existencia exclusivamente terrena, pero que nos vacía por dentro, alejándons de Dios. Y, evidentemente, la propia muerte y resurrección de Jesucristo con la que, fruto de ese sufrimiento y de su aprendizaje, podemos recuperar ese Ser Auténtico y divino que cada uno de nosotros llevamos dentro.

Supongo que el sentido que yo le encuentro no tiene nada de original, ni tan siquiera se diferencia de la versión oficial y común de la iglesia. Pero un día como hoy, Viernes Santo, en algunos lugares con preciosas procesiones en silencio, podemos meditar sobre ese sentido que tiene en nuestra vida el sufrimiento. Nacemos sufriendo al salir del vientre materno y en nuestro recorrido por la existencia, nos encontramos trabas, dificultades, problemas que conforman la noche oscura del Alma. Pero nada es eterno y esa noche es más oscura cuanto más se acerca el nuevo amanecer. En ella podemos perder la confianza en nosotros mismos, en los demás o en la propia vida, es verdad, simplemente porque el ser humano tiene miedo al sufrimiento... El propio Jesucristo, ya en la Cruz, tiene miedo y le pregunta a su Padre por qué lo ha abandonado en esas dramáticas circunstancias, frente a la muerte; y muere -precisamente- en manos de personas humanas dominadas por el miedo en forma de odio, de violencia... algo no tan lejano a lo que vivimos cada día en nuestro mundo; pero antes de morir en la cruz, Jesucristo tiene un acto de fe (o sea, de Amor), perdona a sus verdugos y confía en su Padre (o sea, Amor), afirmando agonizante "en tus manos encomiendo mi espíritu". Ni que decir tiene que esa muerte humana no es más que perder el miedo y aceptar, por fin, solo el Amor (o sea a Dios) en nuestra vida!

No me gustaría perderme por derroteros místicos, religiosos o solo espirituales. Creo que, al fin y al cabo, esa es la historia de nuestra propia vida, la de un ser humano que es consustancialmente hombre y Dios... y para decantar la balanza, ha de padecer un aprendizaje que no siempre es fácil y que dura toda su vida, hasta que su propia Conciencia y aprendizaje en ella, le permiten trascender de simple ser humano que es en esta vida! Ni que decir tiene que cada uno de nosotros tenemos nuestras propias cruces que sufrir y que, a medida que nos aproximamos más a la luz, la oscura noche del Alma se hace más tenebrosa y es fácil rendirse ante el miedo. Es entonces cuando solo el amor, es decir, la confianza en nosotros y en la propia vida, nos permitirá no renunciar a nosotros mismos y entregarnos al amor que brota desde nuestro interior y, al fin, nos traerá todo lo que siempre merecimos!

La verdad es que nos cuesta aceptar el dolor y el sufrimiento... aunque no tanto sabiéndolo ver como algo necesario, siempre y cuando tenga un sentido! Evidentemente, el sufrimiento gratuito, ese que no solo no tiene sentido, sino que nos aparta de nosotros mismos y de lo que merecemos, es mucho más doloroso! ¿Es el famoso Infierno, sin ir más lejos? Porque cuando, en cambio, el sufrimiento trae alguna lección consigo (y solo con amor somos capaces de apreciarlo y de vivirlo de esta manera), no es difícil ni imposible resistirlo! Creo sinceramente que esa es la gran lección del Viernes Santo, asi como la ansiada Resurrección nuestra al amor y a la felicidad, que siempre antes fuimos buscando en nuestra vida únicamente humana y, por tanto, plagada de sombras y valles, de sombras y luces! Pero no es la muerte real y humana la que nos permite resucitar a la Nueva Vida, sino el Despertar a la plena Consciencia, aquí en la misma Tierra y mientras dura la vida! No querría caer en la tentación de irme a otros efectos colaterales, de la Pasión, como juzgar el mal ajeno en los que propiciaron la muerte de Jesucristo, pues creo que ese mal hay que buscarlo dentro de cada uno de nosotros y fruto del propio miedo humano, así como el llamado Infierno bíblico, ese tipo de vida que únicamente se sustenta en el miedo a ser, a sentir y a temer a la propia vida, renunciando al amor que todos tenemos en nuestro interior!



Feliz Pascua de Resurrección a tu Nueva Vida!

 

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