lunes, 31 de mayo de 2010

LA PERMANENTE HUIDA HACIA ADELANTE...



Si hay un síntoma claro de lo insano de nuestro mundo actual es el estrés! El estrés no es más que esa permanente ansiedad ante lo cotidiano, lo exigible... Pero tras él está el miedo a "no llegar", "a ser menos de lo que se espera de nosotros", "a no estar a la altura"... Y ese estrés es crónico, algo muy distinto -y tóxico- cuando permanece con nosotros durante gran parte de nuestra vida adulta! En sus orígenes, el estrés era la respuesta eficaz ante una amenaza, lo que suponía un modo de supervivencia -defensa o huida-, pues activa todo el cuerpo y la mente para ello. Pero hoy el estrés se ha convertido en una actitud permanente, una peligrosa manera de afrontar la vida cotidiana y, lo que es peor, algo bien visto por la sociedad como virtud personal y competitiva! "No tengo tiempo", "no me cunde el día", "voy a tope" son sus más claras evidencias en un mundo en el que estar eternamente ocupado es un símbolo de eficacia personal y profesional...

Y ni que decir tiene que el estrés es el gran mal de nuestra Era y lo que provoca más enfermedades. Tras el estrés está el miedo! A fin de cuentas el estrés no nos permite estar atentos a lo que sucede a nuestro alrededor y nos impide que procesemos la realidad y aprendamos de ella! Por decirlo de alguna manera, el estrés, en sus últimas consecuencias, nos permite evadirnos de nuestra realidad no siempre grata, haciéndonos vivir un mundo ilusorio y tremendamente efímero, pues todo dura lo que dura! Basta que alguna circunstancia imprevista y ajena nos haga parar esa cotidiana velocidad que llevamos, para provocar el peor de los males humanos: el miedo. Cuando uno se para de repente, toma consciencia de lo que uno es y de lo que hay a su alrededor. Y eso, a veces, asusta, por lo desconocido... Y, evidentemente, la vida está hecha de momentos veloces y de momentos de sosiego, a partes iguales! Así, el estrés se convierte en una actitud, más que en una capacidad momentánea y eficaz de acción-reacción, donde se prima el zapping en nuestra vida y la falta de verdadera atención a lo que sucede en ella. ¿Otra consecuencia inmediata? La inmadurez reflejada en cómo transitamos nuestra vida cotidiana a toda velocidad, surfeando sin procesar -y, por tanto, sin aprender- lo vivido en ella!

Realmente la inmadurez es realmente nuestro gran enemigo, pues al no tener tiempo para aprender de nuestras experiencias, las vida se convierte en algo desconocido, que nos provoca vértigo y que no tiene sentido. Y, por contra, la madurez es una m,anera de vivir la vida que poco tiene que ver con la edad o, como alguien pretende engañarnos, con la eficacia, la competitividad y la seriedad! La madurez, por el contrario, nos enseña a ver la vida de otra manera, a aprender de todo lo que vivimos y a estar bien atentos a todo lo que ocurre en nuestro interior y en nuestro entorno. La madurez no es transitoria, sino una actitud ante la vida basada en la confianza... es decir, en la ausencia de miedo! Cuando uno decide madurar -porque es una decisión volitiva, seguramente a partir de algún suceso externo que actúa como detonante de ese cambio- aprende a vivir de otra manera, a ser capaz de percibir las señales que hay ocultas tras cada vivencia y a valorar el "hoy" como el momento preciso y necesario que vivimos, sin tener en cuenta el ayer ni el mañana! Sé que no es fácil, pues para llegar a ser maduro -desde ese punto de vista- es necesario dejar de ser inmaduro, es decir, dejar atrás los condicionantes del pasado o del futuro, desechar todo lo impuesto desde fuera sobre nosotros mismos -siendo responsables de nuestra vida y de lo que sucede en ella- y, por último, tener el valor de ser lo que uno es y vivir como tal! Claro que, para ello, tenemos toda la vida por delante... aunque siempre es preferible madurar cuanto antes para poder disfrutar de una vida plena y, sin duda, mejor que la que vivimos a toda prisa y cometiendo cíclicamente los mismos errores por no haber aprendido de ellos...

Te traigo una interesante entrevista de un experto que habla sobre el estrés y describe sus efectos evidentes y nocivos. Espero te interese el tema ya que, quien más y quien menos, padece estrés en algún que otro momento... y ser conscientes de su existencia y efectos es el primer paso para solucionarlo! Extrae tus propias conclusiones...


Shlomo Breznitz, 74 años, que investiga el estrés y la restauración cognitiva; creador de Cognifit. "Nuestro cerebro puede saber y no saber al mismo tiempo" La Contra de La Vanguardia. LLUÍS AMIGUET - 06/05/2010

En el ejército israelí estudié las reacciones de los soldados ante el miedo y el estrés.

¿Y qué descubrió?

Algunas cosas, pero después de 50 años investigando el estrés y el sistema inmunológico; la esperanza y el deterioro cognitivo en la Universidad Hebrea, Stanford, Berkeley, la Rockefeller y el National Health Institute de EE. UU.

Pues cuénteme...

Somos primates...

¡Qué me va a contar!

Y por eso nuestro sistema fisiológico está adaptado a miles de años en la selva. Allí las situaciones de estrés eran cortas e intensas.

O corres o te come el león.

Como un susto tremendo, pero corto. Y por eso ese estrés repentino de corta duración fortalece nuestro sistema inmunológico.

Si sobrevives al león.

... En cambio, el estrés moderno: ese que produce quedarse en paro o - peor aún-tener miedo a quedarse en paro o un jefe insoportable o la pareja mal avenida...

Angustia tenue, difusa e inacabable.

Es peor que el encuentro con el león porque no estamos preparados para él y, al contrario que el otro, deprime nuestro sistema inmunológico. De ahí que esas situaciones acaben a menudo por propiciar enfermedades crónicas o hasta un cáncer.

¿Cómo paliar ese estrés de cada día?

Estamos preparados para afrontar tragedias instantáneas pero no largos e interminables culebrones. Así que rompa la tensión cotidiana. Búsquese un momento sólo para usted: sin móvil, sin e-mails, sin obligaciones...

¿Un año sabático? ¿Una semanita?

Es suficiente con quince minutos cada día. Yo paseo cada mañana solo por las montañas de Haifa mirando el mar un cuartito de hora. Y luego vuelvo nuevo a trabajar.

¿Cómo trataban ustedes a los soldados con estrés postraumático?

Hay que actuar de inmediato: sacar al afectado del servicio y aislarlo para que se desahogue largo y tendido: llorar, expresarse...

¿Fuerzan un desahogo inmediato?

Sí, por eso es mejor aislarlo, para que no se contenga ni reprima por vergüenza ante sus compañeros, pero después de ese desahogo lo devolvíamos inmediatamente a su unidad, a su vida normal, sin dejar que se considerara a sí mismo enfermo. Creo que ese patrón sirve en la vida civil.

¿Y qué aprendió de la esperanza?

Su relación con la negación de la evidencia.

No sé si la veo.

Un fumador inteligente, por ejemplo, es demasiado listo como para negar la evidencia de que el tabaco le perjudica, así que negará de forma indirecta: dirá que sí va a dejarlo "pero no ahora".

¿Todos los adictos niegan así?

También creen que las consecuencias de la adicción afectarán a todos los demás adictos menos - y no querrán profundizar en el porqué- a ellos mismos. Así utilizan la capacidad de nuestro cerebro de saber y no saber al mismo tiempo. A menudo, a esa capacidad la denominamos esperanza.

¿...?

Lo observará no sólo con los adictos: también muchos enfermos terminales tienen el suficiente miedo para investigar lo que les pasa, pero sólo hasta cierto punto. A partir de ese cierto punto, el enfermo no quiere saber más. Niega la evidencia para dejar algún hueco a la esperanza.

¿Verdad a medias duele la mitad?

Y es más cómoda. Mantener la lucidez es un ejercicio tan duro como mantener la línea y no es una frase: la forma mental se mantiene exactamente igual que la física.

¿Sudando?

Sí, luchando contra la rutina producto de nuestro innato sentido del mínimo esfuerzo: desafiando la comodidad, el inmovilismo, la pereza mental, la aversión al cambio.

Por ejemplo.

Los occidentales acostumbramos a idealizar una vida en la que puedas vivir cerca de donde has nacido y si puede ser en la misma empresa siempre...

El ideal de ser funcionario del catastro.

Y nuestro cerebro para mantenerse en forma necesita justo lo contrario: desafío, reto, exigencia, cambio, movilidad.

Casi la mitad de los españoles vive en la misma ciudad donde nació.

Pues mal: no hay mejor estimulante mental que el cambio de trabajo, de ambiciones, de ciudad, de idioma, de cultura, de país.

El destierro es una maldición bíblica.

Pero muy saludable para el cerebro y para las sociedades que se renuevan con el estímulo mental de los recién llegados.

¿Es una aseveración científica?

Demostrable. Desde 1983 podemos observar cómo determinadas áreas neuronales se iluminan en pantalla al activarse.

¿Y eso qué probaría?

Demostré que era porque recibían más oxígeno, luego revivían, se rejuvenecían, creaban nuevos circuitos... Si no usas esos circuitos y activas nuevos, pierdes neuronas igual que si no usas músculo lo pierdes.

"Use it or lose it" (úsalo o piérdelo)

Por eso me especialicé en diseñar programas para ejercitar el cerebro.

¿El ajedrez o los videojuegos sirven?

Sólo para jugar al ajedrez o al videojuego: los ejercicios mentales para ser efectivos deben ser personales y modificarse continuamente para obligar al cerebro a adaptarse: ahí está el ejercicio: siempre en lo que más esfuerzo nos cuesta.

 

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