martes, 13 de julio de 2010

INVULNERABILIDAD



"No tientes a la invulnerabilidad, Miguel" Me dijo de manera contundente un conocido mío. Soy fuerte, lo sé y siempre lo he sido. Pero siempre he hecho gala de mi fortaleza y, a la vez, de mi sensibilidad, creo que la gente confunde -lamentablemente- una cosa con otra. Me considero sensible, pero no frágil, siempre ha sido así! Es más, como buen Aries, en más de una ocasión en mi historia desamarré todos los cabos que me sustentaban a mis referentes y lo hice con la sana intención de alzar el vuelo y sentirme libre! Pero, sin duda me equivocaba, pues basaba mi fortaleza en mi propia capacidad de soportar la adversidad! Era un coleccionista de desgracias propias y ajenas! Ni que decir tiene que esa aparente fortaleza en más de una ocasión puso al límite mis propias fuerzas, no lo niego! Pero mi propia capacidad de salir adelante ante las dificultades se convirtió en mi primer y peor enemigo a batir, pues incluso fui capaz de provocarme trabas para lograr salir adelante y así, de paso, crecer!

Hoy mi fortaleza se basa en algo muy distinto, en algo mucho más poderoso y profundo que vencer la adversidad! Hoy mi fortaleza interior se basa en haber sabido encontrar el sentido a casi todo lo que ocurre en mi vida, ya sea aparentemente bueno o malo. Y si, además, le añado esa necesaria dosis de amor -es decir, de confianza- ante la vida, así entiendo y acepto casi todo lo que ocurre en ella y a mi alrededor! Y eso, aunque a ratos lo parezca, no es tener "la razón", como algunos conocidos míos afirman ante la contundencia de mis palabras y de mis actos. Más que nada porque, precisamente, esta firmeza es irrazonable, la mayoría de las veces. Afortunada o desgraciadamente, la razón es incapaz de comprender y valorar toda la magnitud de nuestra vida... y su participación en nuestras decisiones implica un sesgo de la realidad. Blanco o negro... cuando la vida y su sentido es mucho más rica, con su infinidad de matices y de claro-oscuros!

Buscar la razón -evidente u oculta- de lo que contece en nuestra vida es dejar de entender la propia vida con toda su grandeza. Mientras la buscas, dejas de vivirla! La razón esgrime argumentos mental y aparentemente coherentes, razonables y seguramente plausibles, pero no reales, crea ilusiones. La razón se basa en lo vivido y en lo aprendido, nunca en la evidencia de los hechos! Claro está que, por definición, el que no tiene razón está loco, no está cuerdo! ¿Pero quién puede afirmar que todo lo que forma parte de nuestra vida tenga razones y para vivirlo haya que estar completamente cuerdo? La vida tiene un poco de cordura y un mucho de locura, la miremos por donde la miremos. Aceptar una y rechazar a la otra solo nos trae la esquizofrenia, esa linea indivisible entre la realidad nuestra y nuestro propio sueño! Y está claro que quien solo es capaz de vivir su cruda realidad, está renunciando a vivir su sueño! Y esta vida es demasiado dura para contentarse solo con lo aparente, lo previsible y lo aceptable!

La felicidad es, ni más ni menos, que esa capacidad de integrar la realidad con el sueño... y disminuir la distancia imperceptible que los separa. La felicidad es tan solo vivir la dura realidad con pleno sentido, es decir, haciendo de ella un sueño! Es una actitud, una manera determinada de vivir la realidad, pero de una diferente y especial manera! Y para eso los grandes sentimientos que nos acompañan, dotan de la necesaria locura todo eso que nos ayuda a vivir nuestro sueño, es decir el amor, la libertad, la felicidad! Si renunciamos a sentir intensamente estos sentimientos, nuestra vida se hace opaca, previsible y rutinaria, aunque la percibamos como más programada y segura! Pero, en nuestro interior, algo no dirá que esa vida no es la mejor vida que merecemos, ni la que, de niños, soñamos para nosotros! Y, vivir así, no hace más que languidecer nuestra mirada y diluir la ilusión en nuestra vida... logrando que nazca en nosotros ese pesado sentimiento de tristeza y, cuando no, de ira o rencor hacia nosotros mismos... y hacia los demás!

Así, a fuerza de personas resignadas a vivir solo esa vida anodina y sin ilusión, el mundo nuestro es lo que es, un cúmulo de despropósitos, de violencia y de injusticias colectivas que lo hacen insoportable e insano, tanto hacia nosotros los humanos, como hacia el Entorno Natural. ¿Violencia, agresividad, tristeza, injusticias sociales, conflictos de todo tipo, competencia y enfrentamiento entre los opuestos, etc? Sí, en una palabra, falta de integración o de universalidad, falta de tolerancia y de respeto, lucha permanente para sobrevivir a costa del otro o de la Naturaleza... Porque, recordemos, que nuestro mundo no es más que la suma de propósitos y despropósitos de todos nosotros, sus habitantes... y la resultante, la falta de amor, de paz y de solidaridad entre los seres vivos, del tipo que sean! ¿Violencia familiar, degradación del medio ambiente, maltrato animal? Todos ellos síntomas de nuestras carencias humanas... personales y colectivas! No puedes reclamar paz y amor, si no eres capaz de obsequiártelo a ti mismo! No puedes cambiar lo externo, sin atender antes a tu interior! Como es afuera, es adentro, sin más!

 

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