jueves, 1 de julio de 2010

UNA MIRADA HUMANA A LA CRISIS



Siempre se afirma que una crisis es una oportunidad. Pero de cada uno depende que sea una oportunidad de sucumbir o de avanzar. De entrada, una crisis -del tipo que sea- permite cuestionar lo que hay y lo que falta, aunque para eso hay que tener el valor de querer ver incluso aquello que nos cuesta o nos duele ver. Y eso es aplicable a una crisis económica, tanto como a una personal. Durante muchos años he trabajado como consultor especializado en gestión de crisis empresariales e institucionales, lo que me da una visión pragmática del tema.

Utilizando el símil -verdadero- de la actual crisis económica mundial, lo más fácil es intentar evitar reconocer la crisis, como hicieron inicialmente nustros estimados políticos o bien buscar culpables a ésta, con el fin de exculparnos nosotros mismos. Y esa, aunque es una actitud típicamente humana, no deja de ser una huida hacia adelante y nunca una solución eficaz para salir de ella. En cualquier crisis hay actores activos directamente o indirectamente implicados, unos beneficiados y otros, afectados. También hay actores pasivos y simples espectadores. Pero, en cualquier crisis, existe una responsabilidad de unos y otros... y por tanto, se convierte en una oportunidad de replantear la situación que la provocó para aprender de ella y no volver a caer en los mismos errores. En el caso que nos ocupa, la crisis actual, además de constatar la poca capacidad de nuestros políticos para solucionarla, se constata también la inoperancia de la sociedad civil (empresarios, instituciones y meros ciudadanos) para hallar soluciones. Y si, además, no existe voluntad común de unos y otros para paliar sus efectos y enderezar el camino, las medidas que se proponen son solo para perpetuar el error, o sea, basados en la resistencia al cambio! Por ello, las crisis en numerosas ocasiones no son utilizadas para mejorar las cosas, sino para perpetuar los errores...

A nivel personal pasa lo mismo! Una crisis del tipo que sea (una ruptura sentimeintal, la muerte de alguien cercano, etc.) provoca miedo y ese miedo invita a no utilizar la ocasión para plantear lo que había y buscar un nuevo camino, sino que generalmente se intenta reincidir en la situación y no cambiar nada en nuestra vida! Eso, evidentemente, no hace más que dilatar el proceso de aprendizaje, pues la vida nos preparará tantas crisis como sean necesarias para que, al final, aprendamos que hay algo que cambiar en nuestra actitud y en nuestro comportamiento. Se actúa desde el famoso dicho "más vale malo conocido, que bueno por conocer", sin tener en cuenta que la vida nos pide que tengamos confianza en ella, simplemente porque sabe más que nosotros y, más tarde o más temprano, seremos capaces de entender qué esperaba de nosotros en ese crucial momento. Sin duda, la vida es implacable y nos ofrecerá situaciones para solucionarla o para sucumbir a ella, renunciando a nuestro aprendizaje. Al fin y al cabo, una crisis -y, por tanto, el sufrimiento que ella produce- no es más que una señal de alarma de que debemos cambiar algo en nuestra vida y es la oportunidad de hacerlo en ese preciso momento! Nos guste o no, solo aprendemos a través del sufrimiento, como único modo de aprender y cambiar lo que debemos cambiar en nuestra vida!

Te traigo aquí una entrevista en la que un experto economista sabe encontrar una mirada humana y positiva a la crisis actual mundial. Extrae tus propias conclusiones...


Hugo F. Sonnenschein, 70 años, economista; presidente de la Universidad de Chicago". Vivimos una crisis, pero ya no es de las de pasar hambre". La Vanguardia. La Contra. LLUÍS AMIGUET - 30/06/2010

¿Qué es más urgente, reducir el déficit público o incentivar el crecimiento?

Antes de contestarle, déjeme poner esta crisis en una dimensión humana...

Adelante.

... E histórica... ¿Recuerda usted cómo era España hace 50, 60, 70 años?

...

Yo sí recuerdo cómo era América cuando vivía mi madre y cuando murió, de tuberculosis, a los 36 años... Durante años, mis padres compartieron el váter al aire libre en Brooklyn con otras familias del edificio...

Aquí hace 60 años la mayoría no sabía lo que era un váter.

Pero lo peor era que tal vez algunos sabían que comerían ese día, pero casi nadie estaba seguro de poder comer al siguiente.

Eran otros tiempos, afortunadamente.

Por eso cuando nos piden a los economistas que comparemos esta crisis con la Gran Recesión... Yo empezaría por poner las crisis, más que en cifras, en su dimensión humana.

Tiene razón, profesor.

Y no me dejaría angustiar por los números, sino que miraría a las personas, y esta ya es una crisis de países prósperos. Y si no, fíjese en China, la China de las hambrunas milenarias hoy es ya un país que no pasa hambre.

Nos vende más de lo que nos compra.

E India ha mejorado enormemente, incluso África está despegando y pronto seguirá - si sigue así- el camino de Asia hacia la prosperidad y el fin del hambre.

Buenas, inmensas noticias.

Por eso, más allá de las cifras macroeconómicas, sólo digo que antaño las crisis para la humanidad eran la diferencia entre comer o no comer y, en cambio, esta ya no lo es.

En cada mala noticia siempre hay un buen titular.

Pero... ¡cuidado! Tampoco olvidemos que esta crisis causa paro y sufrimiento a millones de seres humanos, aunque ya no estamos hablando de hambre física.

Es una gran diferencia.

Lo peor es que aumenta las diferencias de riqueza entre ciudadanos. Y eso lo veo en directo: mire, como presidente de la Universidad de Chicago, he tenido que hablar con gente muy rica para pedirle dinero.

(...)

 

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