jueves, 25 de noviembre de 2010

NO A LA VIOLENCIA... DE GÉNERO!



Ya sabes que no me gustan las fechas claves en las que conmemoramos nuestra mala memoria ante los temas escabrosos (sida, anorexia, hambre, cáncer, etc.) o los problemas que nos acucian en nuestro mundo insano, injusto e insolidario. Hoy se celebra la Jornada Internacional contra la violencia de género... hacia la mujer! Ni que decir tiene que yo la hago extensible hacia cualquier tipo de violencia y, como ya sabes, creo que esto es un tema que nos afecta a diario, no solo el día en que lo conmemoramos.

Antes pensaba que la violencia era algo ajeno a mí, que flotaba en el ambiente, pero que yo no tenía ese "defecto de serie" en mis genes. Evidentemente no hace falta ser muy audaz para descubrir la violencia a nuestro alrededor y en el mundo que nos envuelve, basta con ver cualquier informativo de TV para darse cuenta uno de que ésta invade cualquier rincón de nuestro planeta, cada día. Pero, desengañémonos, la violencia es algo inherente al ser humano! Todos tenemos -en un momento dado- un ápice de violencia que brota en el momento más inesperado y ante nuestra propia perplejidad! El día que me di cuenta de ello, dejé de mirar a los presuntos culpables de violencia -del tipo que fuera- como antes lo hacía! A pesar de la machacona mala costumbre de los noticiarios y la prensa de mostrarnos unos rostros muy feos, crueles e inexpresivos de presuntos culpables, psicópatas, asesinos, maltratadores, terroristas, etc. aprendí que yo podría haber sido cualquier día uno de esos antipáticos rostros. Seguramente, dado su origen policial o judicial, no saldría mucho más guapo en las fotografías... y perdona por la ironía!

Eso fue un gran descubrimiento, para mí, lo reconozco! ¿Cuál es, entonces, la diferencia entre ellos (los asesinos, maltratadores, psicópatas, etc.) y yo, una persona corriente? De entrada, ninguna... y eso que yo no recuerdo en toda mi historia haber levantado demasiado la voz ni haberme peleado con un compañero de mi escuela! Queramos o no, somos todos iguales, personas, aunque unas más que otras. Pero sí -seguía pensando yo- debe haber algo que nos distingue! ¿Solo que yo cuento a 1.000 antes de enfadarme con alguien o que pienso que enfadarme me dará el doble trabajo de, después, tener que desenfadarme? No creo que solo sea esa la diferencia! ¿Que a mi me perturba e incomoda -como a casi todos- permanecer enfadado con alguien, sea por el motivo que sea? ¿O que a mi me gusta más la armonía y la paz, que a otras personas aficionadas a liarla y/o a imponerse sobre los demás como sea, para creerse superiores? ¿O que, en el fondo, me gusta más dar -o recibir- un beso, que una bofetada? Tampoco creo que sea esta la razón fundamental, aunque quizás se acerque a ella!

La verdad -y pienso en ella frecuentemente- es que la verdadera diferencia entre ellos -los presuntos malos- y yo es que yo empiezo a ser dueño de mi vida y ellos solo padecen la suya, aunque lo demuestren cebándose con el más débil que tengan cerca! Yo hoy elijo qué doy y qué recibo en mi vida... y ellos solo dan y reciben lo que el mundo les ha dejado o enseñado a dar y recibir! Ellos son víctimas de su entorno... y yo ya no lo soy tanto! Empiezo a ser libe, sí señor, esta es la diferencia clave! Yo no necesito imponerme a los demás a golpes, ni tan siquiera responder a golpes cuando me los dan! Estoy por encima de ésto, lo que me da fortaleza, confianza y seguridad como para no tener que demostrarlas ante nadie! Mis palabras sutiles, mis silencios y mis gestos mudos tienen más autoridad que la que persiguen los que deben imponerla a gritos, a golpes o a balazos, sea cual sea la razón cuestionada o el ego herido!

Pero la libertad, no hay que olvidarlo, es algo también inherente -que no, siempre cómoda de ejercer, ni fácil- a todo ser humano, sea el dominante o el sumiso, el maltratador o el maltratado, el fuerte o el débil, el culpable o la víctima! La libertad es, precisamente, lo que nos hace humanos -frente al reino animal, que carece de ella- y lo que nos permite elejir qué queremos y qué no, en nuestra vida! Y, salvo en situaciones realmente extremas -que, sin duda, las hay en muchas partes del mundo- en las que prevalece la necesidad por encima de la libertad, existe la libertad de ser violento o de no serlo! Al final, como siempre digo, la opción es el amor o el miedo, tome la forma que éste tome! Mientras sigamos pensando que la violencia está solo fuera de nosotros, no haremos nada por resolverla y erradicarla de nuestra vida...

Te traigo aquí un aterrador relato de la prensa, en el que se describe algo más que la sutil violencia que todos padecemos de alguna u otra forma en nuestra vida cotidiana! Es un claro ejemplo de rincón olvidado del mundo que carece de libertad para decidir qué quiere o no en su vida! Léelo y extrae tus propias conclusiones...

Una activista congoleña denuncia la pasividad del mundo ante la violencia contra la mujer

"Violándonos desmoralizan al enemigo". Una activista congoleña denuncia la pasividad del mundo ante la violencia contra la mujer.

La Vanguardia. ROSA M. BOSCH 14/11/2010

Cada día muere una mujer a causa de la violencia sexual en la República Democrática del Congo (RDC); desde el año 1996 se han contabilizado más de 200.000 violaciones; el hospital de referencia de Bukavu, en el este del país, asiste cada día a 14 víctimas de violaciones..." Adèle Safi Kagarabi sigue vomitando cifras espeluznantes sin parar: "Desde niñas de ocho años hasta ancianas de 75 son víctimas de las agresiones". Esta activista de los derechos de las mujeres en la RDC luce un colorista vestido pero su sombrío rostro lo dice todo. "Si entrara en detalles estaría hablando días y días, el mundo tiene que actuar ya". Kagarabi, representante de la Marcha Mundial de las Mujeres de la RDC, ha llegado esta semana a Barcelona para explicar la situación que sufre la mujer en su país desde que estalló la guerra, formalmente zanjada en el 2003, y se avivó la pugna por los recursos naturales en esta codiciada zona de los Grandes Lagos.

¿Qué hacen las agencias internacionales y las oenegés para frenar la violencia contra las mujeres en la RDC?
Tenemos muchas oenegés, muchas banderas, muchos coches, muchos despachos climatizados, muchos funcionarios, muchos expatriados a sueldo de organizaciones internacionales... ¿Y qué hacen? ¿Qué hace la ONU? Eso es lo que nosotros nos preguntamos. Desde que llegó la misión de las Naciones Unidas empeoró la situación, en las zonas donde su presencia es más numerosa y donde se producen más casos de violencia. ¿Son cómplices?

¿Nadie se salva?
La presencia de oenegés debería haber hecho cambiar la situación, pero no. Llegan oenegés pequeñas, sin recursos, y recurren a fondos de la ONU que podrían destinarse directamente a la población local. Además, estas organizaciones deberían contratar a personal del país en lugar de traer a expatriados. Aunque debo reconocer que no todos lo hacen mal, un ejemplo positivo es el del Fondo de Naciones Unidas para la Población que está realizando un buen trabajo sanitario con las mujeres.

Kagarabi habla con la contundencia y también la vehemencia que impone la desesperación y la impotencia ante la perpetuación de una situación que escandaliza a todo el mundo pero que sigue enquistada en la RDC. "Esto no se soluciona sino se va a la raíz del problema. La causa es simple: la lucha por los recursos naturales de nuestro país".

¿Cuál es la relación entre la pugna por el coltán, el oro, el petróleo... y las agresiones a la mujer?
Nos quieren hacer creer que la violencia responde a las tensiones étnicas, pero no es así. La causa de las violaciones y de todo tipo de agresiones a la mujer es la guerra por los recursos naturales. Las multinacionales desarrollan una estrategia para desestabilizar al país, provocar conflictos y llevarse nuestro oro, nuestro coltán... La expoliación nos deja en la miseria y genera más agresividad.

Kagarabi destaca que las mujeres son "la columna vertebral de las comunidades congoleñas, la fuerza económica de las familias".

Encarrilan jornadas de 16 horas de trabajo, en el campo, en el pequeño comercio, cuidando a los niños..." El ataque a las mujeres se convierte en una suerte de extorsión al pueblo, se juega con el miedo que convulsa y debilita a la sociedad. "Llegan los grupos armados y violan, torturan y asesinan a las mujeres, son el botín de guerra para desmoralizar y deshonrar al enemigo. Si tienes una comunidad débil es más fácil hacer lo que quieres: utilizan el cuerpo de la mujer para atacar al pueblo", relata Kagarabi, que lucha por mejorar la situación desde la secretaría ejecutiva de la Plataforma de Organizaciones de Mujeres de Kivu-sur.

Al preguntar a Kagarabi si ha sufrido en sus propias carnes la violencia, se levanta y hace ademán de bajarse la falda para mostrar la huella dejada por dos balas. "Yo voy donde no llegan ni funcionarios de la ONU, ni oenegés, voy a comunidades donde por la noche las mujeres huyen de sus casas y se encaraman a los árboles, donde duermen, para evitar a los grupos armados".

¿Sabe lo que es vivir en paz?
Sí, antes de la guerra teníamos problemas de empleo, de pobreza, pero no vivíamos tan mal. Ahora es terrible. Los niños mueren o los reclutan, las mujeres son forzadas varias veces y se ven obligadas a dejar el campo para irse a la ciudad, lo que provoca más miseria. Antes yo podía ir de vacaciones a mi pueblo natal, pero no he podido regresar ni he tenido la oportunidad de mostrárselo a mis hijos.

Kagarabi, durante una charla el pasado jueves en el Centre Internacional de Premsa de Barcelona, no fue capaz de esbozar sonrisa alguna. Su rostro lo decía todo y tras gritar: "No quieren que el Congo se desarrolle, quieren tenernos arrodillados para seguir explotándonos" rompió a llorar. "La mujer africana vive cada día un drama, no hay más que ver esas imágenes de madres que no superan los 40 kilos cargando fardos de cien y a su bebé".

Miguel Benavent de B.

 

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