martes, 16 de noviembre de 2010

POR QUÉ EL "AYER" INTERFIERE EN EL "HOY"?



Soy un soñador, por qué voy a negarlo! Quizás porque nuestra vida ordinaria no nos salpica con demasiadas alegrías, ni motivos de felicidad, tal como entendemos nuestra "felicidad", claro! Uno, con los años, lamentablemente aprende a vivir sin sueños, a transitar por esta vida nuestra intentando pasar desapercibido, no salir dañado de las inclemencias que nos llegan día a día...

Pero, con el tiempo, uno empieza a entender que la vida no es más que lo que nos permite, precisamente, ver y conocer nuestro interior... por decirlo pronto y bien "así estamos, así vemos"! Alrededor nuestro tenemos de todo: alegría y sufrimiento, a partes iguales. Pero sí podemos escojer lo que observamos, dónde fijamos nuestra atención. ¿Botella medio llena o botella medio llena? Tu escojes. Ni que decir tiene que, en función de lo que creamos ver, sentiremos y actuaremos. Pero ser dueño de nuestras percepciones no siempre es fácil! En ellas participan, además de lo objetivamente recibido por nuestros sentidos, todo aquello que ocupa nuestra mente -tanto consciente como inconsciente-, que puede llegar incluso a distorsionar nuestra visión, como si de un defecto óptico se tratara!

Así, en nuestra percepción personal interfieren todos esos asuntos vividos y no resueltos, asignaturas pendientes de aprobar, miedos... que salen a la supeficie en cuanto las circunstancias son similares en algo a las vividas anteriormente, transgreden demasiado nuestra confortabilidad o apelan al sentimiento que, en su día, generaron. Cada vez que un suceso rememore nuestro recuerdo mental o su huella emocional, saltarán las alarmas y actuaremos de manera automática y, seguramente, inesperada e incontrolada.... y no siempre beneficiosa! Es como si nos dominara un "acto reflejo" que reactiva todas nuestras reacciones para actuar con rapideza y, aparentemente, de manera efectiva, ante las circunstancias que, a diario, aparecen en nuestra vida! Es, por decirlo de alguna manera, como si nuestras respuestas de "hoy" se basaran única y exclusivamente en nuestros actos -y sus efectos- del "ayer"!

Esa es, quizás, la principal razón para revisar nuestro comportamiento en cada momento y regularmente: para poder vivir el "hoy", en toda su amplitud y riqueza! Particularmente creo que no es necesario realizar una regresión en el tiempo para rememorar una vivencia, averiguar sus origenes, circunstancias del momento y su efecto que produjo emocionalmente... y que la mantiene latente a la sombra de nuestra conciencia. Creo que basta con ser consciente de su presencia-ausente y saber o intuir que puede haber dejado secuelas en nuestro comportamiento. Cada vez que se dé un estímulo parecido, debemos intentar actuar de nuevo, sin condicionantes ni miedos del pasado, es decir, estando bien atentos al "hoy", con todos sus detalles! Vivir el "hoy" no es más que actuar -en lo posible- sin condicionar nuestros actos a reacciones creadas en el pasado, que seguramente ya no serán válidas ni beneficiosas para nosotros...

Curiosamente, la gente tenemos el mal hábito de intentar borrar nuestro pasado, especialmente cuando éste no es agradable de recordar y nos duele. Pero es tan absurdo como, ante un problema cualquiera, evitar mirarlo y reconocerlo, creyendo que de esta manera desaparece definitivamente de nuestra vida! El pasado está ahí, en la obscuridad del subconsciente y, desgraciadamente, afecta -más de lo que queremos aceptar- nuestros actos y comportamientos actuales. Pero, la verdad es que, seguramente, basta con ser conscientes de su existencia oculta y de cómo nos limita como personas ante el momento presente, para estar ya en el camino de su solución. Cuando uno aprende a estar bien atento al momento presente, es respetuoso con él y con sus detalles específicos, y no lo "etiqueta" con esterotipos caducos, sino que permite que la realidad se imponga y es, precidsamente, esa plena conciencia en el "hoy" lo que nos aporta la paz interior y la actitud correcta en nuestra vida.

Así, cada persona, momento y lugar son un referente nuevo, singular e irrepetible, por tanto una privilegiada oportunidad para conocernos mejor y ejercitar la libertad de sentir, pensar y actuar lo que decidamos, libremente. De esta manera, no juzgamos a priori -como usualmente hacemos- los hechos o las personas, sino que dejamos que éstos se manifiesten (fluyan) tal y como en realidad son... luego solo tendremos que encajarlos o no en nuestra propio "hoy, en linea con lo que surje desde dentro de nuestro corazón"! ¿Cuántas veces hemos juzgado -o sido juzgados- antes de poder dar una oportunidad a los hechos, a los momentos o a las personas para manifestarse tal y como son? Y, lo más importante ¿ese juicio previo -a partir de nuestras experiencias del pasado- nos garantiza acertar y evitar repetir los errores del pasado? En cualquier caso, lo que nos mueve a actuar de esta manera es nuestro miedo (lo contrario del amor, que genera confianza) a un nuevo fracaso... olvidando que cada error es una nueva lección -necesaria- en la vida... y, precisamente, lo que nos hace crecer como personas! Alguien dijo que un error es una gran lección; dos veces el mismo error, sí es un error! ¿Crees de verdad que hay dos personas, momentos o lugares capaces de repetirse, tal cual son en realidad? ¿A qué tenemos miedo, entonces?

Miguel Benavent de B.

 

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