martes, 16 de noviembre de 2010

UNO CRECE CONTINUAMENTE Y CAMBIA... SU AMOR, TAMBIÉN



Frecuentemente oigo hablar del amor a la gente. Incluso me hacen comentarios y me consultan sobre el mismo. Hoy pienso que el amor es algo dinámico en la vida, como nosotros mismos. Definirlo, acapararlo o fijarlo, es limitarlo! Uno, en principio, crece y con él, el amor también lo hace. Para mi el amor que hoy siento es el resultado de amores pasados, amores aprendidos y, seguramente, amores superados. Sin menospreciar el valor que en su día tuvieron cada uno de ellos, el último amor es siempre el mejor, qué duda cabe.

Porque para mí, amar hoy es una actitud ante la vida! Los primeros amores dejan huella, se afirma con nostalgia, contundencia... y con ignorancia. Es verdad que el ser humano suele aferrarse a los recuerdos y los mitifica en su memoria, aunque muchas veces sesgándola en un inocente autoengaño. También es verdad que esos amores pasados se convierten en referentes y, por tanto, a modelos a reproducir en las nuevas oportunidades que aparezcan. Pero, si mi vida hoy tiene poco que ver con lo que fue entonces, ¿cómo quiero que mi amor por alguien sea el mismo o siquiera parecido? Nuestro escenario vital cambia, como lo hace el amor que en él existe!

Hoy mi amor es infinitamente mayor y mejor que lo fue antaño. Hoy mi amor envuelve todo lo que toco en mi vida e ilumina mis pasos por entero. Cuando amo a alguien, ese amor romántico no se circunscribe solo a esa persona. Con ella amo todo lo que me rodea, porque ambos formamos parte de ese Todo que favorece el amor que sentimos. El día a día, mi realidad y mis sueños, la gente que me rodea y la Naturaleza que nos envuelve, cobran un mágico y singular sentido! Y es que, cuando uno abre su corazón sin miedo, en él penetra todo lo que sus sentidos perciben, lo que uno siente a cada instante y todas las circunstancias, momentos y lugares que ante él desfilan. Los anteriores lances amorosos encumbraban tan solo a la persona amada... ahora ella representa solo una parte -importante, si quieres- de todo lo amado y todo lo amable en mi escenario de la vida.

Y, aunque el amor no permite espectadores ni ensayos generales, cada uno de los anteriores amores no son más que pruebas y aprendizajes para ir creciendo y para expresar, cada día más y mejor, nuestra propia e innata capacidad de amar. Y es por ello que pienso que mi amor de hoy es, ni más ni menos, que la suma de mis amores vividos o mal vividos. De todos aprendí y que todos y cada uno de ellos fueron necesarios para llegar a mi amor de hoy, infinitamente más íntegro, más coherente y más pleno, como lo es hoy mi propia persona y mi vida! Muchas personas radiografían su propia historia y se estancan en uno de los amores vividos y, seguramente, hoy perdidos o malogrados. Intentan fijar esa experiencia como un referente a repetir... sin saber que -como las nubes, el mar o los atardeceres de nuestra vida- todo cambia y, si un quiere y no se obstina en lo contrario, todo mejora, cada día! Y, como consecuencia, nuestro amor también lo hace.

Seguramente -y ahora atizo a mi memoria- en los amores pasados no entregué más que partes convenientes de mi mismo, en función de quien fue la afortunada y en cada momento vital dado! En algunos intercambiamos -con un poco de suerte y pasión incontenida- alteración de hormonas; en otros, románticos momentos; en otros, sabias conversaciones; en otros compartimos aventuras y desventuras... pero ninguno de ellos perduró porque quizás el Miguel de hoy es, ni más ni menos, que la suma integrada de todos ellos y requiere de todos para ser más él mismo y para compartir una vida que hoy es más rica, más íntegra y, sin duda, más plena. Y es que, en un momento dado, dejamos de jugar un solo rol de nuestro ser poliédrico y auténtico.. y conocemos, aceptamos y exigimos vivirlos todos y cada uno, compartiéndolos con ese otro conglomerado de roles que es también la persona amada.

Como suelo decir, la Naturaleza nos enseña que todo cambia a cada instante, en nuestra vida... y en nosotros mismos! En cada brevísimo momento y miles de veces cada día, uno llora, se rie, se pone serio, se divierte, se entretiene, ama, se enfada, odia... y el amor no es más que la capacidad de valorar todo eso en una sola persona singular, irrepetible y siempre ajena. Y eso requiere, sin duda, ese interés y atención constante del "otro", para ser capaz de respetar, conocer y aceptar esos diferentes estados de ánimo y convertirlos en el motor de sus propios estados de ánimo, aunque con la intención mutua, voluntaria y aceptada por ambos de compartirlos y crecer con ellos. Esa dinámica, cambiante y necesariamente positiva para ambos cualidad -¿o privilegio?- de aceptar, entender y compartir todo eso que cada uno es a cada instante, sin perder ese camino conjunto e incierto hacia la felicidad simple, cotidiana y voluntariamente compartida por amor, sin esfuerzo y por ambos protagonistas, al unísono!

Aquí te traigo una entrevista a un experto en esa lides amorosas. Léela y extrae tus propias conclusiones.

Otto Kernberg, 82 años, psiquiatra, psicoanalista e investigador. "Uno crece continuamente y cambia". La Contra de La Vanguardia. IMA SANCHÍS - 01/11/2010

¿Se volvió a enamorar?
Sí, trabajaba con ella desde hacía 30 años, amiga de la familia. Una vieja amistad se transformó en una relación de amor.

Curioso.
Uno crece continuamente y cambia.

Ojalá.
Estoy agradecido de esa capacidad de no quedar encerrado en mí mismo y en mis propias ideas.

¿Sus cambios esenciales?
Mi vida ha estado muy influida por mi actividad profesional, y he aprendido a respetar las corrientes inconscientes que guían la vida personal y que son fuente de inspiración, de conflicto y de conductas autodestructivas. Y también las profundas dimensiones del amor que uno sólo llega a reconocer plenamente a través del tiempo.

Hábleme de esas dimensiones...
La importancia de lo erótico a lo largo de toda la vida.

¿El erotismo no se apaga con los años?
Esa es una idea muy convencional. Lo erótico no se transforma en una amistad cariñosa, hay evidencia empírica de que no es así.

Un tema sobre el que investiga.
Estudios sobre parejas felices que comenzaron con la combinación de apasionamiento sexual y amor intenso mantenían el mismo tipo de relación a lo largo de muchos años. La destrucción de la vida erótica es uno de los síntomas más importantes de la destrucción de la vida emocional.

Es triste cuando ocurre.
Hay también estudios neurobiológicos que muestran lo mismo: viejas parejas enfrentadas con las imágenes de su pareja activan ciertos neuropéptidos específicos de la excitación sexual, igual que recién enamorados.

¿Congeniar, encontrar a esa persona, es cuestión de suerte?
Es una combinación de suerte y potencial de crecimiento emocional. Influye el grado en el que uno está limitado por conflictos inconscientes no resueltos. Pero a medida que crecemos nuestra capacidad de elección es mayor, porque podemos reconocer valores en personas muy distintas y adaptarnos, en contraste con rigideces iniciales.

Pero en cualquier relación de amor hay siempre un elemento de agresión.
Cierto, y hay que integrarlo. Una buena pareja no es la que nunca pelea, sino la que es capaz de tener momentos difíciles con la conciencia clara de que en el fondo el amor es lo constante.

Volvamos a sus aprendizajes.
La diferencia entre la tolerancia individual a la complejidad y la intolerancia en lo convencional. Necesitamos una moral convencional, unos sistemas de pensamientos comunes, pero son generales y no toleran complejidad, por eso los grandes avances siempre se deben a un grupo reducido.

¿El peligro es que lo convencional nos devore?
Sí, porque necesariamente interfiere con el pensamiento individual. Hay que mantener el pensamiento individual a la vez que la empatía con lo que nos une a los demás.

Más de cincuenta años escuchando a personas tumbadas en un diván. ¿Cuál suele ser la piedra en el zapato?
Yo diría que hay dos niveles de problemas: los casos menos graves y más frecuentes, cuya problemática se centra alrededor de la sexualidad infantil, tienen que ver con atreverse a una relación íntima con una persona sin prohibiciones inconscientes a un amor pleno. A menudo, cuando uno tiene la posibilidad de una buena relación, inconscientemente la socava.

¿Cómo ayudar a los niños para que no desarrollen esa mala costumbre?
Respetando su personalidad, interesándonos por lo que les pasa y conociéndolos para influir en su modo de pensar en vez de imponer órdenes y estructuras.

Respetarlos.
La negación de la vida sexual infantil sigue siendo uno de los grandes tabúes. El otro caso que suelo ver es un conflicto entre amor y odio intenso: separan lo bueno de lo malo y ven al otro y a sí mismos buenos o malos según su estado del momento.

Los y las "nunca más".
Sí, los que te mandan al diablo, una incapacidad de entender a otros en profundidad, con lo bueno y lo malo. Se llama difusión de identidad y es otra de mis especialidades. Hacemos estudios mediante resonancia magnética, porque existen zonas del cerebro que activan afectos negativos.

... Y repetimos comportamientos.
La experiencia del afecto y su significado se acumula en el hipocampo. Cuando hay una nueva experiencia, el hipocampo nos dice qué nos pasó antes en situaciones similares y ya estamos predispuestos.

¿Cómo acabar con esas repeticiones?
Crecemos cuando nos damos cuenta de la responsabilidad que tenemos en lo que nos sucede y cambiamos nuestra actitud, aprendemos del pasado. Yo he aprendido a tolerar en mí tendencias autodestructivas sutiles y ser más tolerante con los demás.

¿Cuáles son las herramientas que debemos trabajar para tener una buena vida?
Curiosidad, persistencia, modestia, conocimiento de los propios límites y suerte.

¿Usted la ha tenido?
Sí, en las personas que he llegado a conocer, mi primera mujer, la actual, grandes profesores y grandes amigos. Es una combinación de estar alerta, de saber apreciarlo y de buena suerte. Y que la salud te acompañe.

 

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