viernes, 17 de diciembre de 2010

EL DERECHO A NO VER NI ACEPTAR LA REALIDAD!



Es curioso lo difícil que resulta a veces navegar entre la cruda realidad y los sueños! La realidad nos empuja hacia el suelo, mientras los sueños nos elevan hasta el cielo. Supongo que lo ideal es estar justo en el medio, sin hundirse en lo cotidiano, ni levitar perdiendo de vista la realidad! No hay por qué escojer una de ambas opciones, pues depende del momento, necesitamos vivir cada una de ellas y siempre existe la equidistancia!

Hay personas que son capaces de vivir con los pies en el suelo, sin levantar la mirada y andando paso a paso! Otras, en cambio -entre las que me encuentro- necesitamos mirar más allá, para entender y encontrar el sentido a lo que vivimos en tierra firme! Para unos, un árbol no les deja ver el bosque, mientras que a otros, el bosque no les deja ver un árbol!

Pero, qué duda cabe, que mirar solo el suelo que pisamos no es siempre agradable, pues la vida nos salpica con acontecimientos y circunstancias que, sin mirarlos con perspectiva, se nos hacen difíciles de entender y, por tanto, de vivir. Mira lo que te rodea y te verás en una carrera de obstáculos continua, en la que el único logro es salir indemne y sin secuelas. Observa, si no, la gente por la calle de una ciudad cualquiera y verás los rictus de insatisfacción o de preocupación y las caras serias que expresan sus rostros. Mira ahora, en cambio, la cara de un niño de corta edad que, sin estar inmerso en la realidad de sus mayores, ve y vive la vida con una sonrisa. Quizás la diferencia entre un adulto y un niño sea la esencialmente distinta manera de ver y de vivir la vida: los adultos, muchas veces anclados en el pasado o en un futuro esperado, mientras que los niños viven el hoy rotundo que les circunda, lo que les hace estar más atentos a lo que pasa en cada momento!

Un niño, sin embargo -aunque no sea verdaderamente consciente de ella- no huye de su realidad, sino que la interpreta tal y como la siente, aunque no sepa racionalizarla ni, por tanto, entenderla ni explicarla: lo que hay, es lo que hay! Nosotros los adultos, a fuerza de acopio de años y de experiencias no siempre gratas, vemos la realidad, pero nos resignamos y/o huímos de ella, pensando que es la repetición de algo ya vivido o bien algo que cambiará en el futuro, si no nos gusta! Por eso, quizás, nos es más cómodo huir de la realidad que desconocemos o que no es tal y como la esperábamos. Pero la vida nos pone la realidad frente a nosotros a cada instante y hace todo lo posible para que la reconozcamos, la aceptemos y, al fin, la vivamos planamente, tal y como es. Cuanta más energía gastemos en evitarla o rechazarla, más agotados estamos y más lejos de nuestra felicidad, que no es más que ser totalmente conscientes de ella y saber encontrarle el sentido que cada simple cosa tiene en nuestra vida! Ni que decir tiene que cada uno halla su sentido concreto y singular a lo que vive como real! Por eso hay tantas realidades como personas que encuentran su propio sentido en la vida!

Eso me da que pensar que, muchas veces, opinamos sobre la realidad, nuestra o la ajena, como si fuera algo unívoco, irrefutable e inmutable, válido para todos y en todo momento! Eso, qué duda cabe, nos invita a juzgar esa realidad, e, incluso, somos capaces de imponerla a quien está cerca nuestro, aunque sea con el pretexto de querer lo mejor para éste! Eso es especialmente evidente con los hijos, a los que sus padres intentan aleccionar e imponer su propia realidad, a cualquier precio y, en teoría, por su propio bien o por amor... a veces, mal entendido! Pero, deberíamos recordar que no todos, ni en cualquier momento, estamos capacitados a reconocer y a mirar de cara la realidad, demos tiempo al tiempo! Y ese es un derecho inapelable de cada persona en su vida. La realidad se impone, sí, pero no antes de que la persona esté capacitada y quiera verla, aceptarla y vivirla! De hecho hay mucha gente que aprende a vivir en una permanente huída de la realidad, porque le desagrada o porque no tiene el valor de vivirla tal y como es, en un momento dado!

Antes -y durante muchos años- yo fui un terrorista de la realidad, imponiéndola siempre y en cualquier momento a las personas a quienes quería ayudar, supuestamente por su bien. En el fondo -pienso ahora- que era desconfianza mía en su propia capacidad de verla, sentirme mejor y útil para los demás y, lo que es peor, yo mismo sentía desconfianza, ante mi propia vida y su don de enmendar las cosas. Cuánta energía derrochada en hacer entender la realidad de la vida a alguien que no quería verla o, simplemente, no tenía valor de aceptarla y vivirla! Y qué poco respeto -aunque disfrazado de amor- tenía yo hacia estas personas, a las que creía ayudar, seguramente sin que me lo pidieran y, obviamente, sin lograr mi propósito, aparentemente altruista! Bajo sentencias como "no hay peor ciego que el que no quiere ver" me escudaba de mi obstinación en enseñar la realidad, se escondía el Ego y se vaciaba mi agenda, poco a poco! Hoy, en cambio, he aprendido a esperar, a dejar fluir la vida y a confiar (o amar) en que, cada persona se encuentra con su realidad en el momento justo, ni antes ni después... y por sí mismo! También he aprendido que, hasta que yo no fui capaz de aceptar mi propio sufrimiento y hallar su sentido para aceptar mi realidad, fui igualmente incapaz de soportarlo en los demás... y de amarlos de verdad, incluso a mis seres queridos!

Mientras llega el momento de aceptar la realidad, es verdad, muchas personas viven una vida falsa o efímera! Engañados o no, uno siempre tiene ese derecho... aunque en esta vida todo se paga y el tiempo pasa! Pero, al fin y al cabo, la propia realidad se impone, paso a paso... y, como se suele decir, "la vida siempre pone cada cosa en su sitio"! Y, en el fondo pienso que, algún día, muchas personas a las que incomodo con mi actitud ante ellos y ante la vida... está mi interés por compartir su vida real, sea cual sea... y no la ficticia y efímera que muchos ofrecen y desean compartir con los demás! La verdad es que hoy creo que he pasado de ser un terrorista de la realidad a ser un corredor de fondo en ella, pues muchos de mis sentimientos, pensamientos y acciones de hoy solo serán entendidos con el tiempo, cuando quien los vea comprenda, acepte y ame su propia realidad... en la que seguro me encuentran!

Detrás de ese mal hábito de ayudar por ayudar a quien no quiere ver la realidad de la vida, como he dicho antes, hay miedo a ver sufrir a personas que uno quiere y que les cuesta admitir que la única manera de aprender a vivir es viviendo. Comprender que los mayores cambios y saltos hacia adelante se dan gracias al sufrimiento, nos guste o no. Y uno solo puede aceptar ver sufrir a un ser querido cuando es capaz de aceptar que, detrás, está el amor, que todo lo puede, icluso hacer desaparecer el miedo que nos aleja a los unos de los otros y de nuestra propia Verdad... para compartirla!

Miguel Benavent de B.

 

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