jueves, 16 de diciembre de 2010

¿QUÉ DISTANCIA HAY ENTRE MI FELICIDAD Y YO?



Nunca he sido una persona de números, de ecuaciones, de medidas, de ángulos, de límites, de formas perfectas... ni hoy de cuadriculadas páginas de Excel! Tampoco me gustan los documentos, ni los papeles (en alguna parte, detrás, hay un bosque lamentándose), ni los archivos polvorientos o informáticos, ni los índices, ni los decálogos, ni la caligrafía sin salirse del renglón bajo amenaza de castigo... Tampoco creo en las normas para acotar libertades, ni en los contratos para garantizar algo humano, ni en las palabras que sustituyen a un autosuficiente y hermoso silencio, ni a los certificados por triplicado para asegurar a alguien, ni en los letrados que hacen de árbitros entre las partes en litigio, ni los críticos de arte que pretenden evaluar -ilusos- la emoción que despierta una obra, ni al señor magistrado que solo administra injusticia en un mundo injusto!

La verdad es que prefiero lo intangible, lo efímero, lo mágico, lo inconmensurable, lo inesperado... aunque sea ínfimo, breve pero intenso, como un gesto apenas perceptible, o un guiño simpático, o una mano tierna distraidamente apoyada sobre la mía... o como un simple, maravilloso y tan esperado "toque" en Facebook! ;-)

Y es que la felicidad reside ahí, en esos resquicios de la realidad, en las grietas que deja el órden y lo establecido, en los fugaces destellos de una mirada sincera, en un gesto disimulado o en un silencio premeditado y expresivo... de un momento dado y en un lugar cualquiera pero, desde entonces, singular, irrepetible y mágico! Cuántas veces buscando -o esperando- la Felicidad Plena... sin estar bien atento a la realidad para darte cuenta de que la felicidad verdadera es fugaz, está aquí y siempre, conmigo, en mi corazón y pendiente de ser compartida con otra felicidad no tan ajena, que se hospeda en otro corazón amoroso, nunca tan lejano! Cuántos libros, artistas, gurús, iluminados y videntes, con sus películas, poemas escritos, sinfonías, libros, obras de todo tipo para expresar algo que tal vez solo se siente durante una milésima de segundo, a través de una pincelada amorosa, un sonido armonioso o un color cualquiera, pero bien elegido!

Eso es lo que yo he aprendido a encontrar en mi vida... esa sucesión irrepetible de momentos breves y felices, que han de conformar mi existencia plena -corta o larga- pero globalmente feliz en el sumatorio de todos mis días e instantes vividos y soñados! Para ello solo he de estar bien atento, vacío de todo aquello que nubla mi percepción interior para distraerme con lo que solo ve mi mente o mis ojos... como el pasado, lo ilusorio, lo esperado, lo conveniente, lo humanamente correcto o lo esperado, siempre por cumplir! Porque todo eso es, precisamente, lo que reposa en mis sueños hasta que se convierte en realidad en la realidad, si quieres una realidad breve, apenas descriptible, raramente compartida y siempre inmensamente más grande que lo fabricado por la reducida mente y sus devaneos argumentales.

Es verdad, lo reconozco ahora, intentaré plasmar y perpetuar ese efimeo instante como sepa, como pueda, es humano y una obra de amor compartirlo... y crearé un escrito como este mismo, o una fotografía cuya calidad técnica apenas importa, o un cuadro pintado que pocos valorarán, o una simple canción que solo pretende seguir la melodía de un corazón interno y solo mío... que pugna por expresarse mediante la palabra, el silencio, el color o una nota musical, genialmente posicionados en el espacio, pentagrama o lienzo limitado que es nuestra vida!

Bienvenida a mi vida, felicidad, te he esperado siempre en un soñado paraíso, pero hoy, más que nunca, ya estoy preparado para encontrarte, vivirte y para compartirte en un solo y sutil guiño... inesperado!

Miguel Benavent de B.

 

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