jueves, 23 de diciembre de 2010

TUS SUEÑOS TE AYUDAN A VIVIR MEJOR LA REALIDAD



En muchas ocasiones acusamos a la vida de ser injusta con nosotros, por cómo creemos que nos trata! ¿Puedemos reclamar justicia a la vida, sin ser muchas veces justos con nosotros mismos, con los demás o con ella, la propia vida? Pero, sin pretender invitar a la culpabilidad en este asunto, la vida sabe bien lo que hace, nada es puro azar en ella... aunque quizás nos cueste aceptarla con nuestra mente reduccionista y pragmática! La vida no es justa ni injusta, simplemente es! Y, seguramente, nos sorprende porque esperábamos otra cosa de ella!

Es humano sentirse así. Pero, levantando la vista por encima de las circunstancias y de las dificultades, la vida no pretende otra cosa que nuestro bien y que reconozcamos que, tal vez solo gracias a las dificultades, aprendemos lo que tenemos que aprender en ella! Sé que es difícil de aceptar esto último, quizás tan difícil como alcanzar la felicidad sin ello. Evidentemente, algo deberemos hacer para aprender a aceptarla tal como viene... e incluso amarla como merece!

Pero la vida también tiene sus remedios caseros y sus fórmulas mágicas para que sepamos aceptarla tal y como es! Por un lado, nos permite que le demos sentido a todo lo que nos llega, sentido que deberemos encontrarlo en el corazón y no en la mente como pretendemos y nos han enseñado -erróneamente- a hacer! Por otro lado, también tenemos la capacidad de soñar, es decir, trascender a la vida ordinaria y previsible, siendo capaces de verla desde arriba, entender el verdadero sentido que tienen las circunstancias y así aceptarlas como parte de nuestra vida, esa vida plena que siempre hemos soñado, pero que pocas veces hemos tenido el valor de vivir!

Estas aseveraciones sé que cuestan de entender! Y lo sé, precisamente, porque aún a ratos, muchas veces, me cuesta aceptar la vida, mi vida, tal y como es... como a ti! Últimamente incluso pienso que, si es verdad que la vida solo pone a prueba a alguien cuando realmente estás preparado para aprender y aprobar con nota las lecciones que trae consigo, debería ser un maestro, porque en estos últimos tiempos realmente me cuesta digerir muchas de las cosas que pasan en mi vida y a mi alrededor! No entraré en detalles personales, porque no es comprensión, ni justificación, ni tan siquiera compasión lo que busco y lo que me ayudará a superar las adversidades, sino amor a mí mismo y a la vida... Pero te diré -con rotundidad- que nunca me hubiera imaginado siquiera ser capaz de aceptar y de mantener el temple en muchas de las situaciones que hoy estoy viviendo, en piel propia o ajena! También te diré, aunque sea un tópico, que el amor todo lo puede y doy fe de ello... ;-)

¿Es quizás por eso que la vida me pone pruebas y más pruebas, para que me dé cuenta, al fin, que lo importante no es lo que me pasa, sino lo que yo hago -y siento- con todo ello? ¿Me pone pruebas la vida para que le demuestre que soy capaz de actuar sin dejar de ser yo mismo y desde el amor y sin miedo, a pesar de las dificultades? ¿No sería más fácil culparle a ella y tirar la toalla frente a la realidad, mi realidad? ¿No querrá enseñarme la vida que, por mucho que me obstine en no aceptarla, nunca podré dejar de vivirla? ¿Intenta la vida, quizás, evitar que yo la juzgue justa o injusta, sin darme cuenta de que es ella quien más sabe de mi propia vida? ¿Será verdad que la vida sabe qué es lo mejor para que yo aprenda, de una vez por todas, a vivir de verdad y a confiar en ella, tal y como es? ¿Acaso cuando yo he -creído- pilotado mi vida he alcanzado mi dicha y mi felicidad? ¿Hay, tal vez, otra manera más fácil de llegar a la ansiada felicidad, si despertarme?

Pues, aunque sea porque estamos próximos a la Navidad y es época de buenos deseos, hoy solo le pido a la vida que sepamos y tengamos el valor de soñar siempre, así como la voluntad de encontrar el verdadero sentido de nuestra vida, para aceptar y vivir plenamente nuestra realidad! ¿No es ese el mejor deseo para alguien a quien quieres?

Miguel Benavent de B.


Te copio un texto ajeno que habla, precisamente, de los sueños, como una eficaz manera de ver, entender y vivir la vida! Extrae tus propias conclusiones...

Los cinco pasos para conseguir tus sueños.
¿Tienes algún sueño? ¿Sabes que los sueños pueden hacerse realidad? Hay cinco pasos mágicos, como los dedos de la mano izquierda, para conseguirlo. Mira:

• Tenerlo: Si no tienes sueños, no llegarás a ningún lado. Nada te impulsará. No tendrás motivación ni nada te hará ilusión. Eso sería sobrevivir, no vivir.

• Explicarlo: Ya hemos visto lo esencial de comunicarse. Con tu familia, amigos, pareja. Explícate. Cada vez que lo cuentes, el sueño crece, parece más real.

• Escribirlo: Cuando escribes algo, puedes leerlo siempre, y esto hace que lo recuerdes. Así, el sueño adquiere fuerza, consistencia y contenido. Escribe los detalles, los imprevistos. El proceso. Te ayudará mucho escribir.

• Pensarlo: Tu mente tiene el poder de crear cosas. Es energía. Imagínate tu sueño. Visualízalo. Siéntelo. Si te emocionas con él, para ti ya es real. Ya lo ves en tu imaginación. Tiene un poder increíble. Todos los grandes sueños de esta humanidad antes fueron imaginados en la mente de un soñador.

Queda el último paso, el más importante de todos, la culminación de todos los demás.

• Trabajar con voluntad: Necesitamos voluntad para conseguir nuestros sueños. Sin voluntad no hay felicidad. Sólo lo que consigues con esfuerzo tendrá valor para ti. Sin reto, sin emoción, sin entrega, no hay vida.

¿Qué es trabajar? Trabajar es perseverar. Tener voluntad para superar dificultades. Paciencia y humildad para saber que el cómo y el cuándo lo pondrá la vida. Tú céntrate en el qué.

Para ser o hacer lo que quieras, debes entrenarte, debes practicar, debes experimentar, debes trabajar. Pasa a la acción. Está muy bien saber cosas, leer libros, aprender y comprender nuevas ideas, pero lo que realmente te hará sentir bien, realizado, es llevar todo lo que sabes a la práctica, experimentarlo, vivirlo. Pasa a la acción ¡y alcanza tus sueños!

“Cómo ser feliz cada día”, de Raimon Solà

 

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