miércoles, 19 de enero de 2011

LUNA LLENA, LUNA PLENA...



Cada 28 días llega la luna llena. Pero la de hoy y aquí (en el Hemisferio Norte) es especial para mí, aunque ya son muchas las lunas que han pasado frente a mis ojos, que me han maravillado, que he invocado pidiéndoles energía para mi vida y que he compartido con personas queridas! Hoy la luna llena me resultará especialmente mágica y hermosa porque la comparto con muchos de vosotros, incluso en la distancia...

Habitualmente busco energía en la luna llena para que ilumine mis pasos por este sendero -a ratos estrecho y oscuro- que es la vida. Pero hoy le voy a pedir sabiduría para ser capaces de encontrar el sentido real y verdadero que nos ayude a vivir la vida desde el corazón!

Para mí la luna es una bella metáfora de esas personas que, sin hacer apenas ruido ni -aparentemente- poseer luz propia, nos muestran discreta y sutilmente el camino e iluminan nuestro paso por la vida, cada día, desde el silencio. La luna es una bella, insinuante y silenciosa dama que, cada cierto tiempo, nos recuerda que no hay que ser sol radiante para brillar, ni llamar demasiado la atención, como el suave ronroneo de un gato. La luna nos visita en la oscuridad haciendo brillar cada noche cuando está llena y, al tiempo, desapareciendo cuando es luna nueva... pero dando paso al resplandor de infinidad de estrellas!

La luna está -y siempre ha estado- en nuestra vida y solo hay que levantar la mirada para verla, ahí, suspendida, aparentemente frágil y mágica, iluminando la bóveda celeste que nos envuelve. La luna sale y se pone como el sol, transitando a velocidad y mostrándonos que todo en el Universo ocupa el espacio y el tiempo oportunos, que todo pasa y nada queda, que todo tiene su precioso momento! Nos recuerda que los unos brillamos gracias a los otros, que nadie puede presumir de tener brillo propio sin compartirlo con los demás! La luna también nos dice que se basta ella misma, por diminuta que parezca en el cielo, para iluminar toda una noche y el mar entero... como una simple y diminuta vela ilumina toda una habitación a oscuras.

Y hoy, a esta luna magestuosamente llena, no puedo más que pedirle que lleve mi discreta firmeza y amor a quien los necesita, a quien ha renunciado a buscar la magia de la vida, o ahora crea que la vida es injusta y solo busque razones razonables para entenderla... sin recordar que esas razones no están más allá de su propio corazón! Hoy no le pediré por mí a esa luna llena, sino que le pediré por todas esas personas a quienes quiero y quizás sufren en silencio y en la distancia... para que, cuando vean la luna magestuosa de hoy, recuerden que es en su corazón donde residen ese amor y esa paz que necesitan para vivir su mejor vida...

Miguel Benavent de B.

 

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