viernes, 21 de enero de 2011

REINCIDENTES



Algo hace al ser humano ser reincidente en sus errores! Es difícil encontrar personas que se hallen satisfechos con su vida pasada o presente, sin embargo, solemos repetir una y otra vez nuestros antiguos esquemas hasta la saciedad! Lo previsible y ya conocido -aunque, en la realidad, no lo sea- nos otorga una sensación de seguridad y de control que no son ciertos! A las pruebas me remito, todos tenemos mil ejemplos! ¿Cuántos de nosotros no arrastramos un pesado lastre de nuestra vida pasada y de nuestras experiencias? Y aún así ¿cuántos repetiríamos nuestra vida a pie juntillas, sabiendo ahora hasta dónde hemos llegado con ella?

Es curioso como personas, incluso habiendo vivido atrocidades en su vida, repiten uno tras otro los mismos erróneos esquemas. Ni que decir tiene que el ser humano -en teoría más que en la práctica- evoluciona y va cambiando su punto de vista de lo que vive, va amprendiendo. Es verdad que aprendemos de los errores, pero también lo es que cronificar y hacerlos perpétuos no nos lleva más allá que a subestimar la vida y a desencantarnos con ella. Las caras agridulces, las enfermedades, el bajo estado de ánimo, la ansiedad y la baja autoestima son síntomas evidentes de esa paulatina decadencia personal... y colectiva, en nuestro mundo! No solo no crecemos, sino que, día a día, nos vamos empobreciendo!

Al final, es verdad, que en "números absolutos" todos vamos andando hacia adelante en nuestra vida! Pero hacemos de ésta un largo y tortuoso camino, en vez de intentar allanarlo con el aprendizaje efectivo. En un momento dado, cada uno de nosotros siente esa punzante sensación de querer cambiar algo en nuestra vida para mejorarla. Pero, lamentablemente, es un sentimiento de malestar efímero, que no nos provoca más que una sensación de inquietud transitoria. De darse cuenta uno hasta hacer lo posible por remediar nuestra vida, solo hay un posible paso: la voluntad de cambiar. Querer y atreverse a hacerlo son los ingredientes necesarios para realizar el deseado cambio. Si esperamos solo la ayuda externa -ya sea de las divinidades, un terapeuta o de nuestro entorno- ese cambio no se producirá nunca! Si intentamos tener nuevas experiencias sin darles un nuevo sentido y las seguimos realizando bajo el mismo prisma de huir de nosotros mismos o del hastío, eso no basta. Será más de lo mismo!

De vez en todos nos hemos encontrado con un viejo amigo, al que hace años que no vemos. Quizás ha pasado mucho tiempo y, aunque se vislumbraban en él algunos rasgos nuevos, al encontrarlo de nuevo vemos que, aun habiendo cambiado sus circunstancias vitales, todo sigue como antes! ¿No ha pasado el tiempo para algo en su vida? ¿De qué le han servido las experiencias, si sigue siendo básicamente el mismo que siempre fue? Seguramente porque ha gastado energía para hacer prevalecer su personalidad -con sus cualidades y flaquezas- a lo largo de su vida, de lo que, evidentemente, se sienta muy orgulloso, ratificando su probada firmeza, vanidad y//o su espíritu de supervivencia! Persevera tenazmente en sus cualidades... y en sus defectos! Gasta la misma cantidad de energía en superarse como en caerse! Y el Ego se lo premia con creces... mientras su alma se resiente en silencio y por dentro!

Hay otras personas, en cambio, que año tras año, van cambiando, con dignidad y paso a paso! Si te las encuentras al cabo de los años, enseguida te das cuenta de que han crecido! Particularmente me siento alegre cuando veo que han dejado atrás cosas supérfluas o tóxicas para ellas mismas! "Llevo x años sin fumar, me he separado o he cambiado de trabajo", afirman algunos contundentemente, con orgullo y aplomo, como si eso fuera una heroicidad sin parangón... y no fruto del cambiante mundo en que vivimos! Y, en cambio, siguen con las mismas malas costumbres, como engañarse a sí mismos o vivir una vida hecha de más fantasía que de realidad! ¿Dónde están aquellas incipientes virtudes e indicios de singularidad que supimos ver en su mirada, quizás en su juventud? Pues muy probablemente tras los defectos y flaquezas que han ido creciendo hasta llegar a su presente! Porque, no cambiar y dejar de crecer cada día, no solo nos estanca, sino que nos empobrece como personas! ¿Qué debe cambiar en el mundo y en la vida de cada uno para que las cosas cambien de verdad y para siempre? Seguramente la respuesta solo es una: que cambie uno mismo, lo que le traerá, sin duda, una nueva forma de vivir la misma vida!

Ver y vivir la vida de diferente modo -con su propio y verdadero sentido- no cambia necesariamente lo vivido, sino que lo explica todo y elimina el azar loco de nuestra existencia, siempre al albur de lo que sucede fuera, de lo que los demás opinan de nosotros y de la propia vida que nos ha tocado en suerte! Por eso, no hay que cambiar al mundo, sino cambiar nuestra actitud frente a él... y hacerlo realmente nuestro! Si no lo hacemos, todo es demasiado pasajero, demasiado alienante, demasiado supérfluo! Cambiamos ciertos hábitos, ciertas costumbres... pero, como si de un cambio de vestuario se tratara, solo realizamos un "reestiling" pasajero y, como tal, vacío de contenido! ¿Dónde nos lleva todo esto? A la insatisfacción acumulativa y asfixiante, al hastío y a la desesperanza interior! De ahí a la abnegación y a la resignación ante la vida que muchos tienen y sienten!

¿Dónde está, entonces, nuestra felicidad soñada? Pues seguramente muy lejos de todo eso! La felicidad de cada uno surje a cada paso que damos hacia uno mismo para romper lo previsble, lo rutinario y lo tóxico para nosotros mismos. Cada vez que alguien, ante las circunstancias cambiantes y las adversidades, apuesta por él mismo y por buscarle un sentido a su existencia, un atisbo de felicidad brota y se deja ver en su mirada! Reconozco que siempre he tenido esa especial sensibilidad de ver esa fugaz felicidad -y esperanza en ella- en los ojos de las personas! Pero, mi experiencia me ha demostrado que muchos no pasan de ese brillo en los ojos, sin ser capaces de convertirlo en un tipo de vida! Y eso, créelo, duele de veras, porque es humano desear lo mejor a alguien querido! Para lograr el verdadero cambio, esa persona tiene que decidir primero apostar por ella misma y tener el valor de abandonar todo eso que le privó en su anterior vida! Y aunque quizás necesite un empujón desde fuera, nadie puede cambiar la vida de otro, si antes éste no se convence de la necesidad de hacerlo... para lograr vivir su mejor vida!

Miguel Benavent de B.

 

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