martes, 1 de febrero de 2011

¿RESPETARME TU... SIN RESPETARME A MI MISMO?



El respeto es algo que nunca debería perderse. El respeto a uno mismo, a los demás y a la vida! Respetar es el primer escalafón en las relaciones humanas, seguido por la comprensión y el querer. Por eso, precisamente, el respeto es la premisa necesaria en cualquier relación humana!

Claro que si uno no se respeta a sí mismo, dificilmente será respetado por alguien más. Y para dejar de respetarse uno, solo hace falta no apreciarse o, lo que es casi lo mismo, menospreciarse! Sí, la baja autoestima es la instigadora de la falta de respeto! Mi experiencia me dice que las personas que han sido sistematicamente menospreciadas, vilipendiadas o a las que no se les ha respetado como tales, son las más propensas a padecer la falta de respeto... con ellos mismos y hacia los demás! Cuando una persona siente que no vale lo suficiente, no se aprecia y no hace nada por ser apreciada!

Creo que, en muchos de esos lamentables casos, la presencia de padres demasiado estrictos y exigentes con sus hijos favorece el que éstos sufran de baja autoestima, aparte de una cierta dependencia hacia sus redentores, sus padres... algo así como el Síndrome de Estocolmo, por el que una víctima llega a entender y querer a su verdugo! Cuando me encuentro cara a cara con una persona que acude a mí para recuperar la autoestima, sin preguntar ya sé que muy posiblemente existirá un fuerte condicionante educacional de los padres que, desde su más tierna infancia, han socabado la autoestima de su hijo, aunque seguramente apelando a su cariño o amor hacia éste. Ni que decir tiene que una persona en esas condiciones tenderá a buscar en su propia vida la protección y seguridad en otra persona que reencarne la autoridad, el supuesto cariño y la disciplina del progenitor! Eso explicaría muchas de las actuales situaciones de maltrato que padecen muchas personas en manos de su pareja y, lo que es peor, la total aceptación por parte de la persona sometida!

En cambio, si una persona se valora a sí misma, tendrá una especial sensibilidad ante cualquier desafío o amenaza a su parcela personal, ya sea un pensamiento, un sentimiento o una acción. Cualquier desmán en este sentido, por leve y sutil que sea, hará saltar las alarmas. Y es que el valor a uno mismo se hace respetar y no duda en defenderse si se siente atacado por alguien más! ¿Cuántas atrocidades en el nombre del amor se han perpetrado... sin recordar que el amor sin respeto no puede existir? ¿Cuántas personas se han entregado a un presunto amor, debiendo renunciar a ellas mismas para lograr obtenerlo o retenerlo? ¿Puede alguien dejar de ser para, luego, compartir la vida sin ser uno mismo? ¿Por qué no entendemos que darse incondicionalmente a alguien nunca puede incluir el dejar de ser uno mismo? ¿Por qué nos valoramos tan poco como para permitir que el otro nos falte el respeto y apenas se interese y/o quiera conocer lo que en realidad somos?

Estamos en un mundo plano, en el que, desde niños, se nos enseña a juzgar... y a juzgarnos! Y eso fomenta la calificación y la descalificación, lo bueno y lo malo! Así, lo bueno se hace imprescindible y lo malo, en cambio, despreciable! No hay duda posible! Si uno se cree sin valor alguno como persona, aceptará cualquier situación para ser aceptado, a cualquier precio! Y ese es, sin duda, el primer paso que propiciará la entrega total y desmedida... así como la renuncia a uno mismo, con tal de ser aceptado! Así, dejar de juzgarse a uno mismo, aceptar la singularidad de cada persona y valorarse uno mismo por lo que es, es la única forma de evitar algo tan frecuente -como lamentable- como es cualquier falta de respeto!

Miguel Benavent de B.


Te traigo aquí un texto que habla, precisamente, del respeto! Te invito a leerlo y a sacar tus propias conclusiones...

RESPETO
Los individuos que parecen sacar el mayor provecho a la vida aquellos con grandeza del día a día no sólo toleran las diferentes naturalezas de las personas; sino que valoran, celebran y capitalizan la gran variedad de diferencias.
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Si ahora no podemos acabar con nuestras diferencias, al menos podemos ayudar a que el mundo sea un lugar seguro para la diversidad.
JOHN F. KENNEDY
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El filósofo alemán Johann Goethe enseñó: “Trata a un hombre como es, y permanecerá como es. Trata a un hombre como puede y debería ser, y llegará a ser como puede y debería ser”. Es más, la mayoría de los individuos responden a ser tratados con respeto elevando sus pensamientos y acciones hasta el mismo nivel de respeto que les han dado… e incluso más allá.

Siempre disfruto de relatos de individuos aparentemente “del montón”, cuyas vidas brillan y florecen como consecuencia de que alguien se interesó por ellos y los trató con respeto.
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Todos los seres humanos desde la cuna hasta la tumba responden al respeto, responden a las personas que ven sus potenciales ocultos y los que hacen surgir. Tú puedes verlo en sus semblantes; puedes oírlo en sus voces.

“Grandeza para cada día”, de Stephen Covey.

 

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